Nataniel Fúster Félix y “la forma construida, del espacio y de la luz”
Creo que todo arquitecto o arquitecta, debe ser un pensador, un crítico, un diseñador y en el mejor de los casos un artista. Su peor versión sería la de un conformista, un hipócrita y un cobarde.
“[…] Si la gente entendiera el enorme impacto que tiene la obra construida en una sociedad, creo que estaríamos mejor encaminados. Nataniel Fúster Félix – DDes, AIA
Así responde Nataniel Fúster, en el primer epígrafe, a la pregunta de “¿Cualidades y quiebras de un arquitecto?”, y con cada respuesta a nuestras preguntas, escritas y orales, fuimos afinando el bolígrafo para capturar sus pausas, enunciados, notar sus omisiones (pocas) y palpar el énfasis escrito y gestual. La respuesta al primer epígrafe fue la primera pregunta que le formulamos en este ensayo, novel para mí, de escribir las preguntas y enviárselas, al tiempo de también sostener, posteriormente, una conversación cuando y donde surgieron otras preguntas. Fue para mí, como entrevistadora (y entrevistada, pues siempre así es) una experiencia buena.Pensador o pensadora, crítico o crítica, diseñador o diseñadora, y “en el mejor de los casos un artista”, relacionan esta pregunta sobre cualidades y quiebras de un arquitecto con otra la cual le pidió que problematizara la relacióٕn: arquitecto/diseñador/artista, y así respondió, respuesta escrita que luego en la conversa, la oralidad, se reafirmó de múltiples maneras:
“Pienso que estos conceptos están relacionados de una u otra manera. Las distinciones provienen mayormente de sus escalas de intervención, de sus procesos de generación de formas y respuestas, y por acontecimientos históricos en el desarrollo de las profesiones que aún rigen la manera en que los categorizamos. Diseño quizás es un concepto más amplio, pero curiosamente no solemos referirnos al arte como diseño ya que el arte no necesariamente trata de solucionar problemas de índole práctica. Considero al diseño como una puesta en práctica del ingenio, del pensamiento crítico y la imaginación en resolver problemas o crear nuevas respuestas a algo cotidiano. Veo el arte como una dimensión filosófica y existencial que se manifiesta a través de la plástica. La Arquitectura con ‘A’ mayúscula tiene de las consideraciones de diseño y de arte y sus respectivas manifestaciones a través de la forma construida, del espacio y de la luz.”
In toto reproduzco la respuesta pues me parece que es de esos trozos a los cuales no le falta ni le sobra nada, y, sobre todo, porque es el pensar de un arquitecto el cual tiene a su haber el único Doctorado en Diseño de la Universidad de Harvard ( DDes), en Puerto Rico, sustenta y sostiene ese grado con su obra, y le gustaría que le recordaran “Como alguien enamorado de la belleza de la vida y que hizo todo lo posible por mejorar la forma en que vivimos en nuestra isla y en nuestro planeta.”. Entra la belleza a su verbo y presenta la belleza en su obra, de la cual podemos ver aquí una muestra, y otras: la Piscina para la Escuela La Esperanza, solicitada por la alcaldesa del Municipio de San Juan, Carmen Yulín Cruz, quien lo llamó y le dio dos meses para presentarle los planes finales; proyecto con el cual se encariñó y del cual entendió su importancia para poder en vigor, su propia palabra, aquello de “mejorar la forma en que vivimos en nuestra isla…”. La piscina, hermosa como notará el lector, le sirve a niños discapacitados de una escuela elemental en Puerto Nuevo y es un gesto concreto de la ayuda del Municipio a los residentes de San Juan.
Nataniel Fúster proyecta y fragua la perseverancia, es perseverante en lo que cree debe ser una obra y es perseverante en seguir tratando de lograr sus proyectos en tiempos “de crisis”. Ante la pregunta de ¿Qué puede hacer un arquitecto en tiempos de crisis en términos de acciones, manifestaciones, proyectos? , responde:
“Todo lo que se le ocurra hacer que no transgreda parámetros éticos. Me parece que hay muchos ámbitos de naturaleza empresarial en los que podríamos participar. Lo lamentable es que aún hoy en día el arquitecto no recibe prácticamente ningún tipo de entrenamiento en los negocios y lo tenemos que aprender a fuerza de golpes.”
Y, en términos de la situación actual de la arquitectura en Puerto Rico, responde (oralmente): “Lamento decir que falta mucho, demasiado, por hacer; a nivel de la ciudadanía hace falta mayor educación y cultura del diseño para exigir mejor calidad de trabajo. Desgraciadamente en Puerto Rico muchas personas que toman decisiones tienen muy poca cultura del diseño. Soluciones rápidas no hay.”
Y añade, con fuerza persistente, muy persistente:
“Parte del problema que hay es que a diferencia, por ejemplo, de los médicos donde los amiguismos y las afiliaciones no son relevantes para una contratación, en la arquitectura en Puerto Rico sí ocurre todo el tiempo. Estamos muy lejos de operar bajo una meritocracia. Desde el punto de vista de la profesión, me parece que no hemos reconocido lo anterior y como grupo profesional deberíamos exigir mayor apertura y escrutinio a través de concursos de diseño”.
Y repica su palabra refiriéndose al Paseo que se construye en el Viejo san Juan y que ha recibido el rechazo de la comunidad sanjuanera: “En otros países si hay un Paseo como ese, hay un concurso: un jurado de envergadura decide cuál es el mejor”, y aclara que el concurso no es una subasta, y en cuanto al Paseo, responde, con tiento pero con firmeza:
“Es una cuestionable respuesta de diseño en términos de partir de la premisa que hay de destruir un paisaje para hacer otro, y plantea un diseño que parece tener oídos sordos a los reclamos de la comunidad; es excesivamente costoso para lo que gana la ciudadanía, y los componentes programáticos en términos del comercio parecen completamente innecesarios”.
Y en cuanto al área de la terraza, añade: “creo que compite con el ofrecimiento comercial del Viejo San Juan.”
Valga este paréntesis en torno al Paseo y seguimos con la situación de la arquitectura en Puerto Rico que arriba inició. Continúa: “A nivel profesional los arquitectos del país vivimos en un mundo muy competitivo en términos de buscar proyectos pero muy poco competitivo en términos de generar ideas. Esto se debe en parte a una falta de autocrítica constructiva y en un embelesamiento colectivo en los procesos burocráticos.” Y agrega:
“A mi entender si el estado actual de nuestra profesión se ve más que nada el producto que genera, es muy lamentable la tanta repetición de modelos convencionales y poco eficientes y tan poca experimentación y propuestas nuevas que potencien la expresión cultural de un pueblo.”
A la luz de los enunciados previos y en términos de las organizaciones de arquitectos, responde así a la siguiente pregunta: ¿Qué debe enunciar una asociación de arquitectos en estos tiempos?
“Me parece que deberían favorecer el pensamiento crítico entre los profesionales y el público general así como el fomentar la democratización de la profesión a través de apoyar procesos de competencia. “, y contesta de esta otra manera a la pregunta: ¿Cómo te gustaría que la gente pensara de la arquitectura?: “Como obras de diseño que habitamos a través de espacios y que tienen la posibilidad de ser expresiones culturales de peso. Si la gente entendiera el enorme impacto que tiene la obra construida en una sociedad, creo que estaríamos mejor encaminados.”
Es consciente de que “mi obra no pretende gustarle a todos y es algo que lo tengo muy claro. No se pueden adoptar posturas críticas y no convencionales y querer gustarles a todos. Para Fúster todos sus proyectos “tienen valor a través de sus enseñanzas, aún los que aparentemente no son tan exitosos”.
¿Proyectos en los cuales trabaja? Trabajamos en dar seguimiento a algunos proyectos comenzados, en el diseño de varios proyectos residenciales y en el plan de negocios de casa-i (un proyecto de casas sustentables prefabricadas), y reconoce que “soy una persona solitaria nadando contra la corriente. A pesar de los cantazos tengo esperanza, persistencia de que las cosas pueden ser mejores, a nivel profesional como arquitecto.”
Ya cerrando la entrevista indagamos algo de su vida: su esposa, arquitecta (MIT): Heather Crichfield, es su socia en la oficina y socia en su vida, el próximo año Fúster cumple 50 años y su meta es aprender Kite Surfing: “para responder a mi crisis de los 50”; es hijo de una maestra y un químico, y tiene dos hijas: Isabella, de 11 años, y Mathilde de 7 . Acaba de llegar a su familia una perrita sata de dos meses de edad a quien nombran Nutella. Y antes de cerrar este texto/entrevista vale apuntar la relación de “afinidad” de Fúster con el arquitecto Osvaldo Toro (1914-1996), quien “impactó mi carrera”; recuerda con, quizás nostalgia, y con gratitud, las conversaciones sobre arquitectura que sostenían cuando Fúster trabajaba en el segundo piso de su casa. Osvaldo Toro (Toro-Ferrer) legaron, entre otros, las siguientes obras: Caribe Hilton Hotel (1945), Aeropuerto Internacional de Isla Verde (1955), Corte Suprema (1955) y Hotel La Concha (1958).
Y, algunas de las obras y que ya nos ha legado Nataniel Fúster, son: el hotel El Blok en Vieques, la Casa Delpín, y la Piscina de la escuela La Esperanza. Y viene la casa sustentable, proyecto que contra viento y marea –y mucha persistencia- hará realidad.
Resume su manifiesto teórico así:
“Lo que perseguimos a través del diseño es la idea de explorar nuevas posibilidades a través de variadas respuestas plásticas y programáticas a temas y problemáticas culturales, de contexto y existenciales. Me interesa diseñar objetos y espacios de contrapuntos y contradicciones que profundicen en la idea de la densidad, en la utilización de la luz ‘como ornamento’, en la incorporación de la sostenibilidad y la idea de la imperfección como temas de diseño, en el uso plástico de las formas curvas y en la búsqueda de nuevos espacios interiores/exteriores –como diría una de mis estudiantes, del ‘espacio umbral’.”
Forman el equipo de trabajo de su oficina, su esposa Heather, Sadie Winslow, José Pagán, Fred Díaz, Santiago Garramuño, Osvaldo Santiago y Luis Raúl Albaladejo. Están ubicados en la calle San Francisco del Viejo San Juan.
Nataniel Fúster, profesor en la escuela de Arquitectura de la UPR al presente, tiene a su haber un Maestría en Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, una Maestría en Diseño Urbano (MAUD), y un Doctorado en Diseño (DDes) de Harvard. Su obra explora las posibilidades de la luz natural, los espacios esculturales y formas, así como la interacción de aspectos sustentables en sus diseños. Su trabajo ha recibido varios premios nacionales e internacionales, incluyendo nueve premios de la American Institute of Architects (AIA, capítulo de Puerto Rico), y el Premio Nacional de CAAPPR por sus edificios residenciales, institucional y comercial. Uno de sus proyectos se reseña en The Phaidon Atlas of 21st Century Architecture como uno de los 1,000 mejores edificios del siglo XXI, y ha sido la primera vez que un proyecto de Puerto Rico se ha incluido en el Atlas. Otro de sus diseños, el hotel El Blok, se eligió como uno de los mejores hoteles del 2015 por Travel and Leisure. Fúster ha publicado en The New York Times, The Wall Street Journal y en revistas como Dwell, Architectural Record, Domus, Architectural Review, Architectural Digest, Surface and Wallpaper. Fue el primer latinoamericano en ser incluido en el catálogo ‘Escofet’ (Barcelona).