Oscar, con agudo y doloroso acento al final
El artista puertorriqueño Antonio Martorell describe como nadie a Oscar López Rivera, pues sus palabras cincelan la esencia de este patriota:
…cuando decimos Oscar en español puertorriqueño, cuando decimos Oscar y no Óscar con acento en la o, esas dos sílabas traen consigo dos tiempos y una compartida eternidad. Si para algunos Óscar con acento en la primera sílaba, llanamente, nos remite a la estatuilla dorada premio de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, Oscar con agudo y doloroso acento al final, es un nombre fraguado en el crisol de una lucha centenaria y libertaria. Es un nombre que rehúsa el encierro, aún el del propio nombre. [1]
Oscar, como cariñosamente le decimos los puertorriqueños, continúa agotando dos sentencias a nivel federal que en conjunto suman 70 años de prisión. Hasta el momento, Oscar ha cumplido 34 años de presidio en cuatro correccionales estadounidenses, entre ellas: Leavenworth en Kansas; USP Marion en Illinois, ADX (Administrative Maximum Unit) Florence[2] en Colorado, y por último Terre Haute en Indiana, donde se encuentra actualmente. Oscar se refiere a tales precintos carcelarios como gulags[3] haciendo referencia al régimen opresivo soviético que se instauró contra los presos políticos o presos de conciencia en la extinta Unión Soviética. Cabe destacar que la cárcel de Marion se convirtió en 1978 –dos años antes del arresto de Oscar– en la penitenciaría de mayor seguridad en los Estados Unidos. En otras palabras, cuando a Oscar se le traslada a la cárcel de Marion, se le estaba tratando como a un criminal de altos vuelos –y tomando en cuenta el delito por el cual fue condenado– como a un terrorista también.
Oscar ha denunciado en muchas ocasiones ser víctima de malos tratos, tanto psicológicos como físicos pues su caso muestra el lado más oscuro del sistema penitenciario norteamericano.
¿Quién es y cuál es la formación de Oscar López Rivera?
Oscar es oriundo del pueblo de San Sebastián del Pepino. Personifica al puertorriqueño común que emigró[4] en 1952 –cuando tenía 9 años de edad– hacia la ciudad de Chicago junto a su familia en busca de una mejor vida.[5] En dicha ciudad culminó sus estudios preparatorios y comenzó sus estudios universitarios que, poco tiempo después, tuvo que abandonar por razones económicas. En 1964, Oscar fue reclutado por el Ejército de los Estados Unidos y tuvo que ir a combatir en la Guerra de Vietnam como otros miles de puertorriqueños que fueron llamados al servicio militar obligatorio. Sobrevivió y fue condecorado con la Estrella de Bronce por su valor y coraje en el campo de batalla al arriesgar su vida por salvar a otros compañeros. Leer al estudioso Luis Nieves Falcón nos ayuda a comprender que la Guerra de Vietnam despertó en Oscar una conciencia nueva en dos sentidos:
Primero, fue en Vietnam que se identificó por vez primera con la bandera puertorriqueña. Oscar comentó al respecto:
Yo soy testigo de lo pernicioso que es la ignorancia y la falta de conciencia. Veamos: la primera vez que me identifiqué con la bandera de Puerto Rico fue en Vietnam. Un compañero boricua llevaba una pintada en el camuflaje de su yelmo. Me llamó la atención y yo también pinté una. Después vi a otros boricuas que habían hecho lo mismo y se convirtió en un símbolo de identificación puertorriqueña. Yo tenía sobre 22 años de edad antes de descubrir la bandera puertorriqueña. Lo incongruente y desconcertador de la experiencia es el asunto de la edad, el sitio donde ocurrió y las circunstancias. Un puertorriqueño, colonizado hasta el tuétano, peleando una guerra fomentada para proteger o defender la hegemonía de intereses económicos de su colonizador, descubre su bandera, pero no ha hecho nada por defenderla.[6]
Segundo, al igual que le ha sucedido a otros seres humanos que han vivido los estragos de una guerra, se agudizó su sentido crítico sobre la vida y comenzó a cuestionar los porqués del imperialismo estadounidense y el rol de los puertorriqueños en sus cruzadas:
Puedo decirles que he sido ambos: he sido el puertorriqueño bueno y el puertorriqueño malo. En el 1965 era el puertorriqueño bueno. Fui reclutado y serví en el Ejército de los Estados Unidos… Estuve un año en Vietnam. Fui lo suficientemente bueno para que el Secretario del Ejército, me otorgara la Medalla de Bronce por servicios meritorios, valor y coraje bajo fuerzas hostiles. Era un puertorriqueño bueno porque fui a Vietnam a pelear en contra de gente que no me había hecho nada y fui allá a pelear en su contra… Le disparaba a los vietnamitas. Estos me disparaban. Por eso, era un buen puertorriqueño.[7]
Al culminar su servicio militar en Vietnam, Oscar regresa a la ciudad de Chicago con planes de continuar sus estudios universitarios. Era la época del cantante Marvin Gaye y sus canciones de protesta contra la Guerra de Vietnam, el racismo y la falta de oportunidades para los negros, entre otros problemas sociales existentes en los Estados Unidos. El mismo Marvin Gaye conoció los horrores de esa guerra a través de su hermano Frankie. Dos de sus canciones más famosas –What’s going on y Mercy mercy me– se convirtieron en himnos para las clases oprimidas y para los colectivos que reclamaban un cambio en la política pública y en la política exterior de los Estados Unidos.[8]
A su regreso de Vietnam, Oscar se planteó dos objetivos: manifestarse en contra de la guerra; y vincularse a los diferentes grupos de la comunidad puertorriqueña en Chicago que demandaban mejoras en los servicios sociales básicos, a su entender: vivienda, educación, empleo y sanidad. Cabe decir que, Oscar tenía muy claro que las reivindicaciones sociales tenían que ir de la mano del desarrollo cultural. Una tesis que en otro contexto y en otras circunstancias ha desarrollado el doctor Ibarrexte[9], expresidente de la Comunidad Autónoma del País Vasco, diciendo que el desarrollo cultural es un elemento imprescindible en la ecuación para el desarrollo sostenible de un pueblo. Oscar escogió una tarea ardua y mucho más en una ciudad como Chicago, la cual fue catalogada por Martin Luther King Jr. como una de las ciudades más racistas de los Estados Unidos.
Líder de la comunidad puertorriqueña en Chicago[10]
Probablemente la mayor aportación de Oscar como líder comunitario en Chicago se dio en el sector educativo y en el cultural. Se unió a la lucha por una educación bilingüe en las dos escuelas de la ciudad de Chicago que atendían a la comunidad latina. Dicho reclamo culminó con la aprobación de la ley conocida como Transitional Bilingual Education Act, la cual permitió el desarrollo del primer programa bilingüe en la ciudad de Chicago en la Escuela José de Diego. Apoyó también el reclamo para que las dos universidades públicas de Chicago aumentaran las cuotas de estudiantes de minoría. Fue así como luego de innumerables protestas y encontronazos con la policía, la Universidad de Illinois estableció el Project 500, un plan para asegurar el ingreso anual de 500 estudiantes latinos y afroamericanos a su institución. Se creó además el bloque curricular de Estudios Latinoamericanos con la idea de que los latinos no perdiesen contacto con su cultura. Oscar también fundó el programa Latin American Recruitment Educational Services (LARES), una iniciativa para promover la cultura puertorriqueña en la ciudad que tuvo éxito y propició la inauguración del primer Centro Cultural Latino Rafael Cintrón. Por otro lado, con miras a fortalecer a la clase trabajadora latina, Oscar fundó el Spanish Coalition for Jobs, organismo queejercía presión a las grandes fábricas de Chicago para que reclutaran a más latinos. En 1972, colabora con el establecimiento de la Escuela Pedro Albizu Campos. Dicha institución iba a tener un propósito importante: ofrecerle a los puertorriqueños un modelo de educación alternativa, diferente a lo que ofrecía el sistema público de educación catalogado como racista.
Sucede con frecuencia que en las grandes metrópolis las minorías quedan desplazadas a barrios marginales caracterizados por las pésimas condiciones de vivienda. Muchas son las historias de puertorriqueños que emigraron a Chicago o Nueva York y tuvieron que vivir en sótanos infestados con ratas y cucarachas. Oscar se convirtió en una voz para los puertorriqueños que denunciaban los altos costos de vivienda y la pésima atención por parte de los dueños para realizarle mejoras a sus apartamentos. La indiferencia de los dueños provocó manifestaciones frente a las residencias de los mismos, que usualmente se ubicaban en sectores privilegiados de la ciudad. Para tratar de cambiar esta realidad, Oscar se vuelca en apoyar la creación de la Bicken Dike Housing Development Corporation, organización que se dedicó a ayudar a los latinos a encontrar viviendas adecuadas para vivir. Oscar también marchó por mejoras a los servicios de salud.
Oscar López Rivera, estandarte de la lucha contra el colonialismo
El licenciado Alejandro Torres Rivera nos invita a repasar la historia del independentismo puertorriqueño y su desarrollo. Para ello citó a Germán Delgado Pasapera quien estableció que las primeras manifestaciones de lucha independentista en Puerto Rico se remontan al año de 1795 cuando aparecieron unas monedas con frases acuñadas pidiendo la separación de Puerto Rico del Reino de España.[11] Desde entonces las corrientes del pensamiento político puertorriqueño se han dividido en tres: los autonomistas, los independentistas y los que piden la asimilación. De las tres corrientes, la más antigua y la más perseverante ha sido la independentista. Torres Rivera también mencionó al historiador José Paralitici quien comentaba que, quizás con excepción de la década de 1920, no habido una sola década en la historia de Puerto Rico donde no haya habido presos políticos puertorriqueños como resultado de la lucha por la independencia nacional.[12] El movimiento independentista puertorriqueño ha utilizado muchos métodos de lucha a través de los años y como resultado de esas gestiones, muchos puertorriqueños han cumplido prisión. Oscar López Rivera es el único prisionero político puertorriqueño que aún cumple condena.
El licenciado Eduardo Villanueva Muñoz, a quien le unen estrechos lazos de amistad con Oscar, narra con emoción que él junto a la licenciada Jan Susler, la abogada de Oscar, tuvieron la dicha de sostener la primera visita donde se le permitía a Oscar abrazar a sus visitantes. Este dato es relevante porque Oscar llevaba doce años sin poder tocar ni abrazar a nadie en prisión; las autoridades carcelarias no se lo permitían. Según nos comentaba, mantener una comunicación constante con Oscar ha sido una escuela de formación para él. Villanueva, quien desde el año 1997 visita a Oscar una o dos veces al año en prisión, lo describe como un hombre que asume la lucha con disciplina: “Oscar, en vez de quejarse, aconseja y anima a muchas personas”.
Al preguntársele sobre cómo se convirtió Oscar en independentista, Villanueva nos narró que, de acuerdo a lo que él personalmente ha conversado con Oscar, pueden destacarse varias influencias: la de su hermano, el historiador José López Rivera, el ejemplo del gran líder revolucionario Pedro Albizu Campos, la vida y obra de Ernesto Guevara y la oportunidad de conocer a grandes líderes del nacionalismo puertorriqueño exiliados en Estados Unidos luego de la implantación de la ley de la mordaza. Estos formaron al Oscar independentista.[13]
En la década del 70 Oscar comienza a manifestarse en pro de las reivindicaciones independentistas, como por ejemplo, la lucha a favor de la excarcelación de los nacionalistas puertorriqueños[14] condenados a prisión por el ataque a la Casa Blair en 1950 y el ataque al Congreso en 1954.[15] Para entonces Oscar empieza a vincularse con otros puertorriqueños independentistas que creían en la lucha armada como medio para conseguir la independencia de Puerto Rico. En otras palabras, el pensamiento político de Oscar se fue radicalizando paulatinamente, y claro está, encontraba suficientes motivos para ello.
Oscar encauzó su lucha a través de la organización político-militar conocida como las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional FALN.[16] Entre 1960 hasta el presente[17], varias organizaciones independentistas obraron en Puerto Rico y en los Estados Unidos, pero con distintos métodos de lucha. Estas son: el Movimiento Armado para la Liberación de Puerto Rico (MAPA,1960-1964); los Comandos Armados de Liberación (CAL, 1963-1972); el Movimiento Independentista Revolucionario Armado (MIRA, 1965-1972); las Fuerzas Armadas de Resistencia Popular (FARP, 1970-1985); la Organización de Voluntarios para la Revolución Puertorriqueña (OVRP 1970-1979); los Comandos Obreros (1977); los Comandos Revolucionarios del Pueblo (CRP1978); y las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN, 1974-1984). También otras fuerzas militantes lo fueron el Partido Socialista Revolucionario y los organismos de la Liga Socialista Puertorriqueña. Desde 1978 a 1985, el Partido Revolucionario de los Trabajadores Puertorriqueños y el Ejército Popular Boricua Macheteros (PRTP-EPB Macheteros) conformaban una sola estructura. Ante el quiebre, el Partido Revolucionario de los Trabajadores Puertorriqueños continuó operando de 1985 a 1998 y el Ejército Popular Boricua-Macheteros[18] desde 1985 hasta el presente.
Prisioneros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional
En el año 1974 las Fuerzas Armadas Liberación Nacional identifican sus objetivos en función del papel que desempeñan los Estados Unidos en la opresión al pueblo puertorriqueño y justifican sus acciones armadas en comunicados escritos. El primer comunicado de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional circuló el 26 de octubre de 1974. En aquella ocasión reclamaban ser los autores de cinco ataques bomba en la ciudad de Nueva York. Declararon que por cada asesinato de un independentista habría una respuesta violenta. El Buró de Investigaciones Federales desconocía entonces la identidad de los responsables de los atentados. Dicha agencia de investigaciones fue armando el rompecabezas y logró infiltrarse en la comunidad puertorriqueña de Nueva York y de Chicago para identificar a los posibles sospechosos. No fue hasta 1976 cuando agentes de la policía de Chicago encontraron un taller para construir bombas que dieron con las pistas que les condujeron a la identificación de varios miembros de las FALN. De ahí en adelante los identificados se convirtieron en fugitivos de la justicia.
A principio de la década de los 80, fue arrestado en Evanston, Illinois, un primer grupo de once integrantes de las FALN: Carlos Alberto Torres, Ida Luz Rodríguez, Ricardo Jiménez, Elizam Escobar, Carmen Valentín, Dylcia Pagán, Adolfo Matos, Alfredo Méndez y Haydée Beltrán Torres. El grupo estaba en un vehículo estacionado en un vecindario suburbano y un residente del área alertó a la policía sobre posibles actividades sospechosas. Ese mismo día y en un área cercana, también se produjeron los arrestos de Alicia Rodríguez y Luis Rosa por estar en posesión de dos camiones hurtados. La policía entendió que había algún tipo de complot para cometer delito entre todos ellos que había quedado finalmente frustrado por su intervención. Alfredo Méndez decidió cooperar con el gobierno de los Estados Unidos e incluso eventualmente llegó a testificar en contra de sus compañeros en dos juicios.
De los diez restantes, siete fueron juzgados en la corte de Illinois por la posesión de armas encontradas en el vehículo en el día de su arresto y por conspiración para cometer robo a mano armada de los camiones. Fueron sentenciados a nivel estatal a ocho años de cárcel. Alicia Rodríguez y Luis Rosa fueron juzgados por robo a mano armada de los camiones y por la posesión de vehículos hurtados y sentenciados a cumplir 30 años de cárcel a nivel estatal. Haydée Beltrán Torres fue llevada a Nueva York y acusada por la explosión de una bomba en año 1977, la cual había provocado la muerte de un empleado de la Mobile Oil. Fue sentenciada a cadena perpetua.
Más adelante todos fueron acusados en la esfera federal de conspiración sediciosa y de otros cargos relativos a la posesión de armas y el transporte interestatal de vehículos hurtados. En aquel momento todos rechazaron defenderse por considerar que siendo ellos prisioneros de guerra solo una corte internacional podría juzgarlos. Todos fueron encontrados culpables y sentenciados a términos de prisión que fluctuaban entre 55 y 90 años consecutivos a la terminación de su sentencia estatal.
El nombre de Oscar López ya había sido incluido en el pliego acusatorio junto al de los otros diez al ser acusados en la esfera federal en el 1980, toda vez que las autoridades ya sabían que él era parte del grupo, pero su arresto como tal, se produjo un año después, en 1981, al ser detenido por una infracción de tránsito. En su día en corte, Oscar también escogió no defenderse. Fue juzgado por conspiración sediciosa y otros delitos[19], convicto y sentenciado a 55 años de prisión. En el 1987, recibió una condena consecutiva adicional de 15 años de prisión por supuestamente conspirar para evadirse de USP Leavenworth en Kansas utilizando un helicóptero, explosivos y armas de fuego. El Buró de Investigaciones Federales sostuvo, a base de unos supuestos documentos encontrados, que se estaba fraguando un plan para ayudar a Oscar a fugarse en ocasión de acudir a una cita médica. Somos muchos los que tenemos razones para pensar que, debido al maltrato al que ha sido sometido Oscar por parte de los carceleros y al odio con el que se le ha tratado, la acusación de fuga es una fabricación en su contra. En aquella ocasión Oscar también rechazó defenderse.
Para el 1983, ya habían sido arrestados también Alejandrina Torres, Edwin Cortés y Alberto Rodríguez, como resultado de una vigilancia electrónica a las casas donde estos se reunían que se había iniciado a raíz de que el exintegrante de las FALN Alfredo Méndez, comenzara a colaborar con las autoridades y a darles información sobre las actividades del grupo y los lugares donde se reunían. Torres, Cortés y Rodríguez también fueron acusados por conspiración sediciosa y cada uno recibió una sentencia de 35 años de prisión.
A continuación las sentencias impuestas en detalle:
- Luis Rosa, 30 años en la cárcel estatal y 75 años en la federal;
- Elizam Escobar, (8 y 60)
- Ricardo Jiménez, (8 y 90)
- Carmen Valentín, (8 y 90)
- Carlos Alberto Torres, (8 y 70)
- Dylcia Pagán, (8 y 55)
- Adolfo Matos, (8 y 70)
- Alicia Rodríguez, (30 y 55)
- Ida Luz Rodríguez, (8 y 75)
- Alejandrina Torres, (35 años por conspiración sediciosa)
- Edwin Cortés, (35 años por conspiración sediciosa)
- Haydée Beltrán , (cadena perpetua)[20]
Prisionero de Guerra
Los integrantes de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional invocaron su condición de prisioneros de guerra por considerarse cada uno de ellos como combatientes en la guerra anticolonial por la liberación de Puerto Rico de la dominación norteamericana. Entendían éstos que las cortes de Estados Unidos carecían de jurisdicción para juzgarlos y que su caso debería ser atendido por un tribunal internacional o por un tribunal de un tercer país que no formara parte del conflicto.
Los protocolos I y II de la Convención de Ginebra adoptados el 12 de agosto de 1949, identifican quiénes serán considerados prisioneros de guerra y establece el trato humanitario que debe conferírsele a éste. El gobierno de los Estados Unidos ha firmado todos y cada uno de estos acuerdos. De acuerdo con estos protocolos internacionales, un prisionero de guerra no puede ser juzgado como un criminal porque un combatiente no es un criminal.
Decía Oscar López Rivera[21] en relación a este particular:
Debido a mis principios revolucionarios, a la tradición de nuestros héroes, heroicos luchadores por la libertad, y a mi respeto al derecho internacional, la única ley con derecho a juzgar mis actuaciones, es mi obligación y mi deber declararme prisionero de guerra. En consecuencia, no reconozco la jurisdicción del Gobierno de los Estados Unidos sobre Puerto Rico ni la de este tribunal a enjuiciarme y juzgarme.
Durante el juicio[22] Oscar expuso las razones por las cuales él decía tener derecho a declararse prisionero de guerra. Primero, sostuvo que Puerto Rico es un país ocupado militarmente[23] por los Estados Unidos. Segundo, que los puertorriqueños están sometidos al yugo colonial estadounidense. Tercero, que Estados Unidos ha promovido una política de exterminio contra el pueblo de Puerto Rico, negándole el derecho a la libertad[24] y el derecho a la vida. Cuarto, Puerto Rico constituye una nación histórica diferente a la de los Estados Unidos. Esto quiere decir que existe un grupo de personas que comparten un territorio, una cultura, un mismo lenguaje… Quinto, que el proceso eleccionario que se lleva a cabo en Puerto Rico es una farsa porque Puerto Rico no tiene soberanía.
¿Qué es la conspiración sediciosa?
En los Estados Unidos, el concepto de sedición como término jurídico, nace con la creación del Congreso en 1789 y la aprobación de los Alien and Sedition Acts, que en su acta cuarta contiene An Act for the Punishment of Certain Crimes against the United States. De acuerdo con la profesora Cabanillas[25], la mencionada ley fue utilizada con ahínco por el presidente John Adams como un mecanismo para acallar las críticas contra su administración, catalogada como arbitraria y dictatorial por haber condenado a prisión a sus detractores. Sin embargo, cuando Jefferson llega a la presidencia en el 1800, hace justicia indultando a los encarcelados por Adams. El delito de conspiración sediciosa[26] se implementó por primera vez como recurso legal durante la Guerra Civil Norteamericana[27] –que comprende el período histórico de 1861 a 1865– por parte de las autoridades de los estados del norte contra los confederados del sur que querían derrocar al gobierno de los Estados Unidos.
Actualmente, el Título 18 del U.S. Code, Código Penal Federal en su sección § 2384, define el delito de conspiración sediciosa de la siguiente manera:
If two or more persons in any State or Territory, or in any place subject to the jurisdiction of the United States, conspire to overthrow, put down, or to destroy by force the Government of the United States, or to levy war against them, or to oppose by force the authority thereof, or by force to prevent, hinder, or delay the execution of any law of the United States, or by force to seize, take, or possess any property of the United States contrary to the authority thereof, they shall each be fined under this title or imprisoned not more than twenty years, or both.[28]
Para que se configure el delito de conspiración sediciosa, basta con que se dé la planificación de los actos tipificados en el estatuto, ni siquiera tienen que llegar a intentarse. Como nos explica Jan Susler[29], desde la Guerra Civil Norteamericana hasta el año 1986, el estatuto de conspiración sediciosa fue utilizado exclusivamente para apabullar al nacionalismo revolucionario puertorriqueño, que bajo el dominio norteamericano estuvo especialmente activo en las décadas de 1930, 1950 y 1980.
Década del 1930
En la turbulenta década de 1930, el Partido Nacionalista liderado por don Pedro Albizu Campos[30] retomó la vía armada iniciada en Lares contra el poder colonial. Campos, Juan Antonio Corretjer, Luis G. Velázquez, Clemente Soto Vélez, Erasmo Velázquez, Julio H. Velázquez, Juan Gallardo Santiago y Pablo Rosado Ortiz, fueron acusados a nivel federal por conspirar y preparar una revolución en contra del poder norteamericano en Puerto Rico. En aquel entonces, la mayoría de los condenados cumplieron seis años de prisión en cárceles norteamericanas.
Década del 1950
La década de 1950 generalmente es recordada por la revuelta nacionalista, la creación del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, pero también por los dos ataques nacionalistas en Washington D.C. El primero de esos ataques fue perpetrado por Oscar Collazo y Griselio Torresola contra la residencia temporera del presidente Truman en 1950. El segundo, fue llevado a cabo por los nacionalistas Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores Rodríguez y Andrés Figueroa Cordero; cuando entraron a la Cámara de Representantes de Estados Unidos y dispararon al grito de ¡Viva Puerto Rico Libre! Fueron acusados por intento de cometer asesinato, por posesión de armas y por conspirar sediciosamente contra el gobierno estadounidense y declarados culpables por eso delitos. El grupo salió de prisión luego de un indulto incondicional[31] ofrecido por el presidente norteamericano Jimmy Carter en 1979.
Década del 1980 – El Gran Jurado Federal en Puerto Rico
Explicaba Paralitici –antes citado– que la década de 1980, fue dramática en términos de represión, acecho y de casos fabricados contra el movimiento independentista por parte de las agencias federales en Puerto Rico, Nueva York y Chicago. Claro está, los asesinatos políticos del Cerro Maravilla[32], ocurridos el 25 de julio de 1978, marcaron el debate político de la década siguiente, caracterizada por el arresto de un gran número de independentistas por su posible vinculación con alguna de las mencionadas organizaciones políticas o político-militares que operaban en Puerto Rico y en los Estados Unidos. Fue a partir de dicha década que se desarrolló en las filas del nacionalismo revolucionario puertorriqueño, el concepto de establecer juntas independentistas en los Estados Unidos. Esto significa que la lucha por la independencia se iba a dar en dos trincheras de forma paralela, en suelo norteamericano y en suelo puertorriqueño. Mientras el Ejército Popular Boricua-Macheteros realizó acciones en ambos países, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional se limitaron a realizar acciones en las ciudades de Nueva York y de Chicago.
Expone la licenciada Susler que Estados Unidos utiliza la acusación por conspiración sediciosa contra los independentistas por las siguientes razones: primero[33], es más fácil probar un caso por conspiración sediciosa que por otro delito más sustancial, como por ejemplo, la traición. Segundo, el hecho de acusar a un individuo o a un grupo de personas por conspirar sediciosamente contra el Estado se convierte en un caso político y enciende la alarma de la seguridad nacional. Tercero, dicha acusación contribuye al sensacionalismo mediático que puede derivar en prejuicios. Estos prejuicios, nos comentan, pueden influir tanto en el juez como en el jurado y generar una mentalidad de revanchismo contra los acusados. Cuarto, las sentencias por el delito de conspiración sediciosa son largas.
El sistema carcelario de Puerto Rico provee dos vías, la federal y la colonial para el encarcelamiento de los puertorriqueños, pero a partir de 1980 todos los prisioneros políticos puertorriqueños han sido enviados a cárceles en los Estados Unidos. El Tribunal Federal opera un organismo conocido como Gran Jurado Federal, utilizado en numerables ocasiones en contra de independentistas. El Gran Jurado Federal puede citar a personas a declarar so pena de cárcel si el individuo no quiere colaborar con el mismo. Cabe subrayar que:
Este mecanismo del Gran Jurado viola la letra y el espíritu de la constitución de EU, pues incorpora en una misma instancia prerrogativas de espionaje policiaco con las de un cuerpo judicial que deberían estar separadas como garantías a los derechos del individuo y del pueblo frente al estado. Al actuar bajo el control del FBI, el Gran Jurado opera contra el independentista sin que éste tenga derecho a representación legal. El citado tiene que asistir a cualquier exigencia de comparecer que se determine, no lo cobija el derecho a la no-incriminación (derecho de la constitución del ELA y de la de los EU) y tiene que cumplir todas y cada una de las exigencias de la investigación en curso.[34]
El Gran Jurado es un grupo de ciudadanos que se reúnen en secreto con un fiscal que está haciendo una investigación y a través de la manipulación que lleva a cabo el fiscal ese grupo va recabando información para llegar o no a una conclusión de si una persona o un grupo de personas deben ser enjuiciadas o no.
Como mencionamos anteriormente, la década del 80 se caracterizó por los conflictos entre la lucha independentista y las agencias federales. Cabe destacar que durante éste periodo se utilizó mucho el instrumento del Gran Jurado[35] contra los acusados que se creían estar vinculados a los grupos armados revolucionarios. En torno al tema del Gran Jurado y sus métodos para investigar a las sociedades políticas puertorriqueñas, se desarrollaron dos corrientes de pensamiento. Unos grupos pensaban que se podía colaborar siempre y cuando no fuese en perjuicio de otros compañeros. Otros consideraron que no se debía colaborar con el Gran Jurado bajo ninguna circunstancia. En Estados Unidos para que se pueda procesar a alguien por un delito grave, como el delito de conspiración sediciosa, tiene que ser porque un Gran Jurado haya decidido que se acuse.
La posición de no colaboración significaba enfrentar políticamente el mecanismo del Gran Jurado Federal. Asumir esta postura podía provocar que se mantuviera por 18 meses en prisión a la persona acusada mientras comenzara el proceso de juicio. Y dicho periodo se podía extender por 18 meses adicionales cuando el Gran Jurado pidiese prórroga. O sea, la no colaboración puede conducir a 36 meses en prisión esperando juicio. El mecanismo del Gran Jurado se utilizó con frecuencia en Puerto Rico y también se utilizó contra los puertorriqueños y mexicanos acusados en los Estados Unidos, específicamente en la ciudad de Nueva York y de Chicago. Fueron muchos los independentistas enviados a la cárcel.
En Puerto Rico se analizó a profundidad el tema del Gran Jurado y el tema de los prisioneros políticos. Se desarrollaron debates en distintos sectores. El resultado de estos debates y la presión de diversos grupos provocaron que la Fiscalía General desistiera de seguir citando al Gran Jurado para atender los casos de los luchadores independentistas. Hubo quienes colaboraron con el Gran Jurado y otros que no. Los que no colaboraron lo hicieron por considerar que la idea de colaborar era comenzar a aceptar la culpabilidad. O sea, si se colaboraba se legitimaba la utilización del Gran Jurado, mecanismo de persecución. Con la no colaboración se establece un principio o una corriente que pone en duda la institución de la defensa política. Se convierte en innecesario el mecanismo punitivo, hay una desobediencia civil. Si cometes desobediencia civil el resultado es cárcel. Pero la cárcel no es lo que disuade el pensamiento.
Trato a prisioneros políticos y de guerra puertorriqueños en las cárceles federales
Oscar López Rivera se despierta cada día a enfrentar una batalla por mantener su dignidad y su bienestar físico y psicológico. A los puertorriqueños nos duele conocer los abusos a los que nuestros prisioneros políticos han sido sometidos a través de la historia. También nos pesa en la conciencia saber que Oscar López Rivera es el Pedro Albizu Campos de nuestra época. Su caso representa una clara violación a los derechos humanos. Los testimonios de Oscar y los artículos publicados sobre su situación, nos han mostrado el lado más oscuro de la política y del sistema carcelario norteamericano.
Prohibido olvidar que bajo el yugo colonial español, el peor castigo para los independentistas era el destierro.[36] Los norteamericanos han utilizado la misma herramienta. Así hicieron con Don Pedro Albizu Campos al llevárselo fuera del país a cumplir su sentencia en prisiones de los Estados Unidos. Albizu Campos decía que “La patria es valor y sacrificio”, y es precisamente el crimen que se cometió contra él la página más oscura en la historia nacional. Cuando Albizu Campos fue indultado, el Dr. Daumy, para aquel entonces presidente de la Asociación Cubana de Cancerología y experto en radiaciones, lo visitó en Puerto Rico para examinar su condición. De aquella visita se le informó a la familia Albizu Meneses que Albizu había sido quemado intensamente con radiación. El mismo Albizu Campos lo adelantaba: “Esperan que muera pronto del corazón o de ataque cerebral”. Así fue, el 25 de marzo de 1956 sufrió un ataque cerebral que le hizo perder el habla y quedó paralítico del lado derecho del cuerpo. Albizu dijo poco antes de morir:
Me han quemado el rostro, las manos, los pies y no hay parte de mi cuerpo que no esté marcado por un rayo o por emanaciones quemantes. El ataque es continuo, de día y de noche, cada segundo de las veinticuatro horas del día. El ataque siempre concentrado para impedir que pueda dormir o descansar, sentado o acostado.[37]
Oscar también ha denunciado abusos y vejaciones:
Fue muy difícil para mí el poder someterme a actos degradantes e inhumanos. Me hacia hervir la sangre el ver a mi carcelero sobre sus rodillas mirando dentro de mi ano mientras me sometía a un registro al desnudo. Lo mismo ocurría cuando un carcelero se quedaba mirando mi pene mientras orinaba en una botella para una prueba de droga.[38]
Al despojar al reo de su vestimenta desde el punto de vista psicológico, lo despojan de su identidad. El registro no persigue el fin de incautar drogas o armas sino establecer la indefensión del prisionero ante el registro de su cuerpo. En el caso de las mujeres el registro era más degradante ya que se hacía impartiéndole a la víctima angustia y sentido de inferioridad para así socavar su autoestima. Era un acto de violencia sexual.
Comentaba Ida Luz Rodríguez en relación a lo anterior:
Los registros al desnudo constituyen una forma de violación, abuso sexual y persecución para desgastar la resistencia y la moral… Esto es lo que siento cada vez que me someten a estos registros… es lo que experimenté hace tanto como en el 1984 cuando un teniente varón usó la amenaza de usar la fuerza y me ridiculizó por no ‘abrir las nalgas’ durante un registro al desnudo que no pudo realizar. Posteriormente fui encerrada durante 22 días en una unidad de segregación e informada de que la próxima vez que me negara sería esposada, agarrada por los guardias y mis cavidades corporales serían abiertas por la fuerza.[39]
Otro abuso que ha enfrentado Oscar en prisión ha sido la negación de tratamiento médico. No es un secreto que el sangrado rectal que estaba padeciendo en un momento dado fue agravado por los exámenes invasivos que le realizaban y luego ignorado. Como había historial de cáncer del colon en su familia era imperativo que Oscar se realizara estudios para descartar alguna malignidad pero las autoridades carcelarias estaban ignorando el asunto. La representación legal de Oscar denunció esta situación y exigió que se le proveyera atención médica inmediata.
Oscar estuvo preso inicialmente en la cárcel de Leavenworth en Kansas y luego desde 1986 hasta el 1994, en USP Marion en Illinois, una prisión de máxima seguridad, de allí fue transferido a ADX Florence, otra prisión de máxima seguridad que se construyó en Colorado. En esta última estuvo por dos años al transcurso de los cuales le hicieron creer que iba a ser transferido a USP Lewisburg, una prisión de menor seguridad. Sin embargo, el Buró de Prisiones lo envió de regreso a USP Marion a pesar de que los prisioneros que se graduaron con él del programa de ADX, fueron enviados a prisiones de menor seguridad. Tal parecería que fueron sus creencias en contra del gobierno de los Estados Unidos, la única razón detrás de este nuevo castigo.
Cuando se construyó la penitenciaría de máxima seguridad de Florence, uno de los primeros prisioneros que fue trasladado a la misma fue Oscar López Rivera. Allí se aplicaban métodos de tortura utilizados en la prisión de Alcatraz y en la misma Marion. De hecho, lo que se conoce como el “modelo Marion” ha sido condenado por organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos, tales como: Amnistía Internacional y Americas Watch. Uno de los métodos de tortura en Florence era realizar conteos de prisioneros cada 30 minutos durante la noche. El carcelero le acerca una linterna a la cara del prisionero para asegurarse de que lo despierta cada media hora. La idea es interrumpir constantemente su sueño y su descanso a manera de tortura. Otra forma de tortura utilizada es privar al prisionero del contacto humano. Lo mantienen encerrado en su celda por 23 horas al día, con una hora de recreación que transcurre en un pequeño salón sin luz natural. La idea es encerrar al prisionero en un espacio pequeño a donde no le llega ningún tipo de estímulo sensorial externo, para deshumanizarlo. Todas las comidas y el aseo personal también tienen que llevarse a cabo en la celda.
Otras técnicas dirigidas a quebrar la psiquis del prisionero que se practicaban en Marion eran lavado de cerebro y terapias con drogas.
Desgarradoras reflexiones
Duele escuchar a Oscar decir:
Yo uso la palabra ‘espiriticidio’ para describir la deshumanizante y perniciosa existencia que he sufrido desde que estoy preso, particularmente durante los años que llevo en esta mazmorra (dédalo). Es espiriticidio porque es la muerte y aniquilamiento del espíritu lo que los carceleros buscan manteniéndome bajo tan deletéreas condiciones. Por un lado, confronto un medio ambiente que es un laboratorio de privación sensorial; y, por el otro, un régimen repleto de obstáculos para negarme y destruir o paralizar mi creatividad… Igual que en los campos de concentración alemanes donde los esbirros se convertían en bestias y cometían las peores brutalidades, también aquí pasa lo mismo. Los carceleros no están exentos a transformarse en bestias. Tienen la capacidad para cometer los peores crímenes y los actos más malvados.[40]
El mayor problema que el preso enfrenta aquí es la privación del sueño… El conteo de la noche comienza a las 10:00 p.m. y lo llevan a cabo cada media hora… Los expertos dicen que el ser humano necesita dormir por un período de más de tres horas sin interrupciones para que alcance su estado de descanso. Como yo casi no puedo dormir bien durante la noche, por la mañana me levanto sintiéndome trasnochado.[41]
El viernes, por primera vez desde que llegué aquí pude dormir casi 6 horas. Sólo me despertaron tres veces. El sábado por la mañana me sentía como nuevo. Pero los carceleros cuando hacen algo positivo también van a hacer sus pocavergüenzas. Desde el sábado comenzaron a exigir que me tenía que desnudar si quería salir afuera [de la celda]. Así que hoy martes llevo 6 días sin salir de la celda. También hoy me cambiaron de celda. Me metieron en la celda donde había un hombre loco. Las paredes tenían mocos, el piso comida vieja y la celda apestaba a orín.[42]
Tengo que preguntarme ya que han transcurrido tantos años, si lo que hago en esta mazmorra no es un ejercicio fútil. Si leo algo interesante, si aprendo algo nuevo, ¿con quién lo comparto? En el transcurso del tiempo, en la prisión he aprendido que desde aquí la comunicación es una con palabras sin alas. Si las escribo a veces quedan muertas en el papel y si las hablo no se mueven más allá del espacio inmediato.[43]
A pesar de todas estas experiencias, fueran éstas alegres o tristes, no me lamento por haber tenido que soportarlas. Al contrario, las veo como una prueba para mi humanidad, mi sensibilidad, mi voluntad y capacidad de adaptarme a la adversidad y sobrevivir. La vida en las mazmorras para los prisioneros políticos y de guerra no es más que una caminata por la sombra de la muerte o el reto por atrevernos a vivir.[44]
Ofensiva ’92
El tema de los esfuerzos para excarcelar a los presos políticos puertorriqueños comenzó a tomar fuerza en Puerto Rico en los primeros años de la década del 1990, particularmente desde 1992 cuando se creó la campaña Ofensiva 92. Ésta fue una organización de derechos humanos que se enfocó en la liberación de todos los prisioneros políticos puertorriqueños que se encontraban en cárceles federales. La campaña respetó la visión que cada prisionero tenía de su lucha, tanto como prisionero político o como prisionero de guerra. Se les apoyó como prisioneros en una lucha política. Si ellos reivindicaban su condición de prisionero de guerra, pues se les apoyaría como prisionero de guerra y si se definían como preso político también.
En el año de 1993, la Junta Directiva de Ofensiva 92 sometió una solicitud a la administración del expresidente de los Estados Unidos, William J. Clinton, para que el presidente pusiera en práctica su privilegio ejecutivo de conmutar penas y excarcelar a los prisioneros políticos puertorriqueños. La Constitución de los Estados Unidos le permite al Presidente indultar a individuos que hayan sido condenados en la esfera federal. Este poder viene del Common Law de los ingleses donde el Rey podía perdonar violaciones de ley en contra de la Corona.
Después de 15 años en prisión, los integrantes de las FALN sostuvieron un debate –estando presos– sobre su visión de lucha. Analizaron su experiencia y la experiencia de otros prisioneros de guerra en el mundo: los prisioneros de guerra del Ejército Republicano Irlandés; analizaron la experiencia de los prisioneros de guerra vascos pertenecientes a la organización político-militar Euzkadi Ta Askatasuna (ETA); además de los movimientos políticos de la comunidad afroamericana y de la comunidad de pobladores nativos en los Estados Unidos, que también han tenido presos políticos. En el mencionado debate se llegó a la conclusión de que las condiciones internacionales habían cambiado, al igual que las correlaciones de fuerza. Para poder solicitar libertad bajo palabra se imponía la necesidad de ir modificando sus posiciones de prisioneros de guerra. Solicitaron de forma individual –como establece el mecanismo– su salida de prisión a la Junta de Libertad Bajo Palabra del Buró de Prisiones de los Estados Unidos. Acudir a la Junta de Libertad Bajo Palabra implica un ejercicio de reconocer la entidad y plantearle a la Junta lo siguiente: primero, que parte sustancial de la condena había sido cumplida con una buena conducta: segundo, que la condena fue excesiva y mucho más cuando no se presentó defensa. Esto, por ejemplo, un prisionero de guerra jamás lo diría, pero un preso político sí. Eventualmente, cada uno de los prisioneros fue tomando su postura. De este modo se logra que el Buró de Prisiones de los Estados Unidos le recomiende al entonces presidente de dicho país, William J. Clinton, la salida bajo condiciones, de un grupo de los prisioneros independentistas. Hoy día Oscar reconoce que los métodos de lucha utilizados en el clandestinaje y por los cuales fue arrestado, no son una alternativa de lucha en la actualidad.
Según Alejandro Torres Rivera, quien perteneció a la Junta Directiva de Ofensiva 92, el debate de los prisioneros provocó controversia en la organización porque había compañeros que argumentaban que los prisioneros de guerra debían mantenerse firmes en su postura, mientras que otros sostenían no tener ningún derecho para exigirle a los prisioneros de guerra mantener su postura si éstos deseaban cambiarla, y mucho menos cuando llevaban tantos años tras las rejas. Los que apoyaron la postura de que el prisionero de guerra podía cambiar su condición a prisionero político, argumentaron que esto sólo era posible si mantenían sus convicciones políticas y no delataban en el proceso a ninguno de sus compañeros. La Junta Directiva no logró un acuerdo en cuanto al tema y al final se elaboraron tres documentos. Dos personas de la dirección sostuvieron el punto de que los prisioneros de guerra continuaran con su lucha.
Oferta de indulto presidencial
El 11 de agosto de 1999, el expresidente de los Estados Unidos, William J. Clinton, ofreció el perdón ejecutivo a 16 prisioneros políticos puertorriqueños que se encontraban en prisiones federales. La oferta de indulto fue para los siguientes: Elizam Escobar, Ricardo Jiménez, Adolfo Matos, Dylcia Noemí Pagan, Alicia Rodríguez, Ida Luz Rodríguez, Luis Rosa, Carmen Valentín, Edwin Cortés, Alberto Rodríguez, Alejandrina Torres, Oscar López Rivera, Juan Enrique Segarra-Palmer, Antonio Camacho-Negrón, Roberto Maldonado-Rivera y Norman Ramírez-Talavera. Los prisioneros Carlos Alberto Torres y Haydée Beltrán no recibieron oferta de indulto. Refiriéndose a los primeros Clinton dijo y citamos:
…ellos están cumpliendo sentencias extremadamente largas –en algunos casos 90 años- las cuales estaban fuera de proporción al delito cometido…nuestra sociedad cree que el castigo debe adecuarse al delito… Cualquiera que fuera la conducta de otros miembros de las FALN, estos peticionarios –aunque fueron convictos por delitos serios- no fueron convictos por crímenes asociados con la muerte o mutilación de ninguna persona.[45]
Hasta aquel entonces, el presidente Clinton había concedido tres indultos. La Comisión de Reformas Gubernamentales de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos redactó un informe[46] expresando su rechazo al indulto de los prisioneros políticos puertorriqueños por considerar que éstos todavía representaban una amenaza y que no se habían arrepentido de sus actos ni cambiado de visión. También, aunque reconocían el privilegio del ejecutivo para conmutar penas, exponían que las explicaciones ofrecidas por el Presidente y por el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Joe Lockhart, no habían sido precisas. Sin embargo, el 9 de septiembre de 1999, Clinton expresó con claridad que los prisioneros políticos puertorriqueños habían cumplido sentencias mucho más elevadas que aquellos a quienes se les acusara bajo la guía de sentencias vigentes en aquel momento.[47] Dos días antes el portavoz Lockhart había dicho y citamos: “Si miramos las guías de sentencias vigentes al presente, la mayoría de los prisioneros han cumplido condenas más largas que las que cumplirían si fueran sentenciados hoy día».[48]
Al momento de indultar a 16 de los prisioneros políticos puertorriqueños en el año de 1999, Clinton le ofrece a Oscar un indulto condicionado a cumplir 10 años más en prisión, o sea, que su fecha de salida iba ser en el 2009. Oscar rechazó la oferta porque sus compañeros Carlos Alberto Torres y Haydée Beltrán no recibieron oferta de indulto en aquel momento. Sin embargo, Torres y Beltrán fueron liberados después y se integraron a la libre comunidad, pero Oscar continuó en prisión. Quizás Oscar aún sentía sobre sus hombros la responsabilidad de no abandonar a sus compañeros de lucha, así como lo hizo en Vietnam, gesta que le ganó la Estrella de Bronce. Oscar temía que, estando Beltrán cumpliendo una cadena perpetua, nunca fuese liberada.
Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico y la campaña de liberación
El Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico es la organización que ha liderado la lucha por la excarcelación de Oscar. Según su presidente, Eduardo «Tuto» Villanueva, el mismo ha abierto tres frentes de lucha en su campaña: el frente internacional, el frente desarrollado en los Estados Unidos y un tercer frente en Puerto Rico. El propio licenciado Villanueva se encarga de llevar cada año ante la consideración del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas el tema de la situación colonial en Puerto Rico y el caso de Oscar López Rivera como luchador independentista en espera de recuperar su libertad. El tema de Oscar es una prioridad en la agenda nacional como en su momento lo fueron las luchas por la retirada de la Marina de Vieques, la campaña en contra de la pena de muerte y la defensa del derecho absoluto a la fianza, entre otras.[49]
En el primero de los frentes por la liberación de Oscar, se ha logrado el apoyo de importantes líderes de la talla de tres Premios Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, Adolfo Pérez Esquivel y el arzobispo y activista surafricano Desmond Tutu. También presidentes latinoamericanos como Nicolás Maduro, de la República Bolivariana de Venezuela y Daniel Ortega, de la República de Nicaragua, se han expresado a favor de la excarcelación de Oscar. Lo mismo hicieron en su momento el expresidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” Da Silva y el expresidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica. Este último le ha solicitado recientemente al presidente de los Estados, Barack H. Obama, que excarcele a Oscar. Al día de hoy se comenta que Obama podría atender la petición de Mujica, toda vez que el gobierno de Uruguay acaba de concederle asilo político a tres prisioneros del centro de torturas de Guantánamo.
El Movimiento de Países No Alineados, la Internacional Socialista, el Comité Permanente de Partidos Políticos Latinoamericanos (COPPAL), el Grupo de Países excluidos, el Foro de Sao Paulo y la Asociación Americana de Juristas, también han hecho expresiones y han presentado resoluciones a favor de la liberación de Oscar López Rivera.
En el segundo frente, se han activado campañas a favor de la liberación de Oscar en Chicago, Nueva York, Filadelfia, Boston y Florida. Los tres congresistas puertorriqueños Nydia Velázquez, Luis Gutiérrez y José Serrano han hecho expresiones a favor de nuestros prisioneros políticos.
El tercer frente está representado por líderes de todos los sectores de nuestro país: dirigentes de partidos políticos, representantes de los sectores académico, empresarial y religioso, líderes comunitarios, asociaciones profesionales, el sector cooperativista, representantes del movimiento obrero, organizaciones estudiantiles, exponentes del arte puertorriqueño e incluso el Colegio de Abogados de Puerto Rico, entre otros que se han manifestado a favor de la liberación de Oscar. Tres exgobernadores de Puerto Rico, también se han expresado a favor de la excarcelación de Oscar, el Hon. Rafael Hernández Colón, la Hon. Sila M. Calderón y el Hon. Aníbal Acevedo Vilá, quien dirigió una carta al expresidente George W. Bush, instándolo a poner en práctica su poder de indulto recogido en el Artículo II, Sección 2, de la Constitución de Estados Unidos de América. Durante el cuatrienio 2004 – 2008 el Senado de Puerto Rico emitió una Resolución en apoyo a la excarcelación de nuestros presos que fue suscrita por otro exgobernador, el Dr. Pedro Rosselló. También la Cámara de Representantes durante el cuatrienio 2000 – 2004, aprobó una Resolución unánime a favor de la causa. En el pasado mes de octubre el gobernador de Puerto Rico, Hon. Alejandro García Padilla, luego de visitar a Oscar en la prisión de Terre Haute en Indiana, junto al congresista Luis Gutiérrez, le exigió al presidente Barack Obama la excarcelación del preso político. García Padilla expresó en un comunicado de prensa que era una injusticia el tiempo que lleva López Rivera en prisión por “actuaciones no vinculadas con actos de violencia”.[50]
Petición de libertad bajo palabra
Luego del verano del 2010, tres acontecimientos en la vida de Oscar lo llevaron a cambiar su postura en torno a la libertad bajo palabra y a solicitar la misma: la muerte de su hermana mayor, pilar de la familia, la excarcelación de Carlos Alberto Torres y el surgimiento de lo que él consideraba una nueva generación de luchadores con el compromiso y la capacidad para suceder a la vieja generación, representados por los estudiantes de la UPR y su lucha de aquel momento. La libertad bajo palabra le fue denegada. Oscar denunció juego sucio por parte del examinador de su caso, Mark Tanner. Dijo que éste estuvo acompañado por un agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que había tronado contra Clinton en las vistas celebradas en el Congreso cuando se hicieron las ofertas de indulto en el 1999. La Comisión de Libertad Bajo Palabra aceptó la recomendación de Tanner para que se rechazara la petición de libertad bajo palabra de Oscar.
Es menester señalar que la mayoría de los miembros de la Comisión de Libertad Bajo Palabra fueron nombrados por el presidente George W. Bush en su administración. La mencionada Comisión es una agencia perteneciente al Departamento de Justicia Federal la cual está ligada a otras agencias del Departamento de Justicia como el Buro Federal de Investigaciones (FBI) y el Buró Federal de Prisiones. La libertad bajo palabra no está contemplada como un derecho sino como un privilegio sujeto a la arbitrariedad y subjetividad de los comisionados.
Oscar el Mandela puertorriqueño
El analista político José Arsenio Torres opinó que a estas alturas, Oscar López Rivera se ha convertido en el Nelson Mandela del presidente Barack Obama y citamos:
La historia, decía Don José Ortega y Gasset, es siempre otra, y nueva, desde el punto de vista de sus contenidos. Pero es siempre la misma, o se repite, en cuanto a sus formas. Ninguna verdad más patente que esa cuando examinamos el caso de Nelson Mandela y el de Oscar López. Ni Mandela ni Oscar López mataron o agredieron a nadie personalmente. Fueron apresados, encarcelados, el primero por 27 años y nuestro Oscar López por 32. La razón, el derecho, la moral, el sentido de humanidad universalmente compartida, forzaron la liberación de Mandela. Pero en el caso de Oscar, los presidentes americanos, y hoy el supuesto liberal Barak [sic] Obama, ninguno de esos principios ha valido para la justicia y la humanidad. ¿Quién iba a predecir que un presidente negro, heredero y beneficiario del sacrificio y la encarcelación de tantos héroes civiles iba a resistir, como lo ha hecho, la liberación de su Mandela puertorriqueño?[51]
En África del Sur, el legendario Nelson Mandela fue condenado a cárcel y cumplió 27 años tras las rejas por el delito de conspiración sediciosa. Oscar López Rivera y otros, siguieron el ejemplo de Mandela de no reconocer la jurisdicción del tribunal. Mandela ganó y llegó a ser presidente de África del Sur. Cuando fue excarcelado lo hizo como entró a prisión, como prisionero de guerra.
Se ha especulado en los últimos meses en diversos medios sobre la posibilidad de que finalmente Obama indulte a Oscar. Se comenta que esto podría ocurrir luego de que Loretta Lynch fuera confirmada como Attorney General de los Estados Unidos en sustitución de Eric Holder quien ocupaó el puesto por los pasados seis años.
Reflexión final
Franz Kafka, el novelista judío considerado la voz del siglo XX por su capacidad de vaticinar los horrores que caracterizaron a dicho periodo histórico, nos narra en su obra El proceso[52] una historia de persecución y de circunstancias absurdas. En ella, su personaje principal Josef K. es sorprendido una mañana al despertar cuando ve a dos funcionarios públicos en su habitación. En ese momento le informan a Josef que se ha abierto un proceso contra él, o sea, que está acusado de un delito del cual –cabe señalar– el protagonista nunca se entera ni el lector tampoco. Sin embargo, en la medida en que transcurre la narración, Josef se percata de que todos los demás personajes están conscientes de su proceso. Entonces, podemos decir que la novela El proceso gira en torno a la absurda búsqueda de defensa por parte de Josef contra aquello que todos conocen pero que él ignora. El absurdo va ganando terreno y hasta el sacerdote, que era también el capellán de la prisión, le adelantaba algo:
… temo que acabará mal. Te consideran culpable. Es posible que tu proceso no pase de la instancia de un tribunal inferior. Al menos por ahora consideran probada tu culpabilidad.[53]
Comenta Gustavo Perednik, especialista kafkiano, que “… cuando hablamos de una situación kafkiana, nos referimos a una situación de absurdo, pero no es de cualquier tipo de absurdo. Es una situación en donde hay una invasión de lo absurdo y después de esa invasión la gente reacciona como si no fuera absurdo, como si hubiera que tolerarlo porque es parte de la vida tal como es”.[54]
No permitamos que este absurdo se perpetúe, continuemos luchando por la excarcelación de Oscar López Rivera.