Universidad urgente
Aspiraciones de acceso, retención y graduación para poblaciones vulnerables socio-económicamente en Puerto Rico
(Parte 1)
The university, across all disciplines, has a role to play in maintaining its commitment to truth in a world of knowlodge for hire, and by honoring the dissenters, heretics, radicals, troublemakers, and creators who have always practiced human development for all.
-Christopher Newfield, Unmaking the Public University
Reforma universitaria: contexto
La UPR podría ya hacer su historia de los cambios a su ley constitutiva. Han sido múltiples los esfuerzos para revisar a fondo los entendidos universitarios plasmados en la Ley 1 de 1966. En especial, llaman la atención de lxs reformistas las enmiendas de gobiernos de turno para adecuar la universidad pública a su hechura o a sus caprichos. La política partidista ha degradado la precaria autonomía universitaria que es posible gracias a la ley vigente y eso nos inquieta enormemente. De tanto en tanto, unos y otros hacen truco con la fórmula que debe asegurar la inversión de Puerto Rico a su educación postsecundaria. Al presente, ese impulso transformador cobra nuevos bríos y estamos ante la discusión de alternativas. Mis próximas entradas son fragmentos de una presentación que hice en la UPR-Mayagüez en el Simposio de Reformas para la UPR y que piensa esa nueva ley potencial desde la variable de acceso de las poblaciones más pobres del país.Imaginemos
Imaginemos una universidad pública en la que pueda ser admitidx todx estudiante que desee hacer una carrera universitaria exitosa al menor costo posible –o gratuitamente– y con las mayores probabilidades de graduación. Imaginemos una universidad integrada cotidianamente con el sistema escolar público y articulada en todo el flujo de datos y la toma de decisiones que garanticen el éxito escolar y universitario. Imaginemos una universidad auto-reflexiva que evalúa constantemente el impacto de sus criterios de admisión para asegurar que los sectores más pobres del país puedan ser parte de su estudiantado y, eventualmente, de sus graduandxs. Imaginemos una universidad comprometida con los más vulnerables socio-económicamente y empeñada en fortalecer su desempeño académico y sus aspiraciones universitarias como pilar central de su labor cotidiana.
Imaginemos una universidad luchando porque todx estudiante de escuela pública reciba la más comprensiva orientación sobre sus posibilidades universitarias. Imaginemos una universidad que lxs asiste en la elaboración de un plan de estudios en horario extendido y de actividades co-curriculares que enriquecen su capital cultural y facilitan su transición a la vida universitaria. Imaginemos una universidad que lucha y actúa porque todx estudiante de escuela pública tenga la oportunidad de estar preparadx para el examen de admisión universitaria, College Board, y pueda tomarlo sin que el factor económico o el rezago académico sean impedimentos.
Imaginemos una universidad empeñada en que todx estudiante de alto riesgo o de infinito potencial en su retención escolar sea asistidx de manera personalizada desde el mismo día en que recibe la noticia de su admisión. Imaginemos una universidad que capacita a sus estudiantes de tercer año en adelante a donar su tiempo para acompañar y asistir a esxs nuevos admitidxs. Imaginemos que cada universitarix tiene la experiencia de ser mentorx de unx prepa al menos una vez en su vida universitaria. Imaginemos que esa experiencia es otra universidad para ambxs.
Imaginemos una universidad cuya facultad de cursos de alta dificultad se toma como causa personal y propia lograr que todx estudiante matriculadx culmine los mismos con éxito. Imaginemos que el liderato universitario se esmera en corregir cualquier causa que limita el éxito de su estudiantado de manera consuetudinaria. Imaginemos que esa universidad eleva su tasa de retención y graduación exponencialmente y se convierte no solo en la mejor del país con un 50%, sino con un 60%, un 70% o un 80%. En pocas palabras, imaginemos una universidad cuyo acceso y retención de los más pobres del país rompe todas las expectativas locales y globales y se posiciona como el laboratorio de prácticas exitosas para ambos retos a nivel mundial.
Vamos a atrevernos a imaginar esa universidad. Vamos a poner toda nuestra inteligencia, sensibilidad y capacidad para hacerla posible. Vamos a ser esa universidad.
Para imaginarla, para convertirla en hecho y testimonio no es indispensable un cambio en la ley universitaria, podría pensarse a primera vista. La ley existente, de manera meridianamente clara, se compromete con la equidad en el acceso universitario. Entonces, ¿por qué ya no somos esa universidad? O dicho de otro modo, ¿qué universidad somos hoy y qué relación tiene con esa universidad que me he atrevido a imaginar? Contestar cabalmente esa pregunta, requeriría un esfuerzo de investigación comprensivo en todas las unidades del sistema UPR. Habría que empezar por preguntarse, ¿cuál es la representatividad de los estudiantes pobres en nuestras clases de ingreso y graduación? ¿Cómo les va en la universidad del pueblo de Puerto Rico?
Desde el 2007, contamos con un proyecto que se ha dedicado de alguna manera a dicha pesquisa a nivel de la localidad del Recinto Universitario de Mayagüez: el Centro Universitario para el Acceso (CUA), el cual me enorgullece dirigir hace tres años. Este proyecto tiene como objetivos medulares fortalecer aspiraciones universitarias y la competencia académica de jóvenes de residenciales públicos y barriadas aledañas de Mayagüez. Para enfrentarnos a tales encomiendas e inspiradxs en la metodología de la investigación-acción-participativa nos dimos a la tarea de explorar, ¿cómo es el acceso y la retención de esos jóvenes de los caseríos vecinos y cuánto éxito tienen en completar sus estudios universitarios en el Colegio?
Continuará…