En estos meses me planteé dejar de escribir, de publicar. Pero los silencios me gritan como puñaladas en cada pisada, en un poema, en cada paseo por las calles de Santurce.
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En estos meses me planteé dejar de escribir, de publicar. Pero los silencios me gritan como puñaladas en cada pisada, en un poema, en cada paseo por las calles de Santurce.
No hay duda de que Mandela tenía un lado inmensamente tierno, pero todo eso se montaba en algo no dicho: o se abren generosamente los caminos para todos o sobreviene el diluvio.