Proyecto Querencia: Revisitando el agradecimiento en tiempos de odio
Yolanda Martínez San Miguel emprende una travesía íntima y política en su reflexión sobre el odio, que se despliega como una neblina densa en la política nacionalista contemporánea. Su respuesta no es la ira ni el desencanto, sino la querencia: un anclaje afectivo que rescata lo vivido y lo compartido. A través de la canción Creceremos, de Amaury Pérez, y una lista extensa de gratitudes, la autora construye un testimonio de resistencia, un contrapeso a la censura y el miedo.
Su «Proyecto Querencia» no es una mera enumeración nostálgica de memorias personales, sino una declaración de principios: la vida se construye en los detalles, en las cenas de lujo y los almuerzos Cuban-Rican, en los folios y las siestas, en las caminatas por el Malecón y las lecturas mágicas de fin de año. La querencia es, en este contexto, un gesto de subversión ante el desarraigo, un intento de cartografiar el afecto en tiempos donde todo parece inhumano.
Este ejercicio, lejos de ser un simple inventario sentimental, se erige como un mapa de supervivencia. Aquí no hay ingenuidad: se reconoce el abandono, la pérdida, la desilusión y la injusticia. Pero la respuesta no es el cinismo, sino la afirmación radical de la memoria y los afectos. En un mundo donde la política del odio busca reducir al sujeto a un ente asustado y despojado, Martínez San Miguel nos recuerda que el agradecimiento también es una forma de insubordinación.