Las reglas de este mundo ordenado insistirán en ocultar el horror de la lucha por la supervivencia, no para que los niños no se alarmen, sino para que los adultos no recuerden el absurdo de la situación universal.
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Las reglas de este mundo ordenado insistirán en ocultar el horror de la lucha por la supervivencia, no para que los niños no se alarmen, sino para que los adultos no recuerden el absurdo de la situación universal.
Nunca me había sentido tan blanco y tan diferente como en aquel momento sentado a la intemperie de un transporte singularmente tosco, rodeado de gente negra como una noche sin estrellas y que hablaban un dialecto tan extraño para mí, como insólita sería mi aparición entre ellos.