Las protestas no son contra el fútbol, sino contra algunas prácticas administrativas y contra los chanchullos surgidos de la realización del evento. El Mundial ha supuesto una colosal inversión.
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Las protestas no son contra el fútbol, sino contra algunas prácticas administrativas y contra los chanchullos surgidos de la realización del evento. El Mundial ha supuesto una colosal inversión.
Megaeventos, como el Mundial o las Olimpiadas no deben ser exclusividad de unos pocos, pero las exigencias de los organismos que los regulan lo hacen cada vez más cuesta arriba.