Una de las derrotas más rotundas y contundentes en las elecciones del 2012 en Puerto Rico la recibió el fundamentalismo religioso. Si algo se probó es que no tienen el poder para elegir a nadie.
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Una de las derrotas más rotundas y contundentes en las elecciones del 2012 en Puerto Rico la recibió el fundamentalismo religioso. Si algo se probó es que no tienen el poder para elegir a nadie.
Así, al menos por un día, templete y templo se funden en un mismo contubernio arquitectónico a pesar de la advertencia del patricio Luis Muñoz Rivera que está esculpida en el friso en letras mayúsculas: “El derecho, la libertad y la dignidad por encima de todo”.