Perjudicar al país lo llaman igualdad, cuando se niegan a impulsar el desarrollo económico , e implementar incentivos y proyectos beneficiosos sí no son compatibles con la estadidad.
Perjudicar al país lo llaman igualdad, cuando se niegan a impulsar el desarrollo económico , e implementar incentivos y proyectos beneficiosos sí no son compatibles con la estadidad.
Solo el fanatismo explica la política suicida de cabildear para negarnos las herramientas económicas para levantar cabeza. Pero no les importa.
Eso es lo que logra Antonio Skármeta como escritor en sus novelas, encontrar y extraer a las situaciones más diversas su metáfora, el ángulo poético.
No concibo ninguna gran literatura, ni ningún país que se respete a sí mismo, que su misión sea graduar en escuelas y universidades a ciudadanos que terminen hablando medias lenguas.
Salvador Tió puso el dedo en la llaga cuando advirtió hace 30 años: “Algo mucho más grave está ocurriendo Y yo me pregunto, ¿no será la degradación del sentimiento nacional una de las causas de esta hecatombe?”
Nadie se llame a engaño. La estadidad no es un derecho, es una concesión. La estadidad no es un asunto de derechos civiles, todo lo contrario, atenta contra ellos.