¿Qué quieren los sanjuaneros? Una ciudad habitable
La Isleta de San Juan Bautista llegó a tener en su momento pico más de treinta y siete mil habitantes. Hoy solo quedan siete mil. La especulación en la Bienes Raíces y la ausencia de una planificación integrada ha ocasionado un patrón migratorio consistente.
El comercio del Viejo San Juan sufre asediado por problemas como la falta de planificación en la restauración de calles y el incremento de la congestión vehicular. Los residentes se ven impedidos de circular libremente por el interior de la ciudad. Ese impedimento resulta mortal cuando hablamos de emergencias médicas.
Los sanjuaneros hemos desarrollado diversas propuestas para lidiar con estos asuntos y estamos a la espera –desde hace varios años- de que el alcalde, Jorge Santini, nos conceda una reunión para discutirlas.
Nuestra propuesta principal busca segmentar el tránsito dentro de la ciudad para atender todas las demandas e intereses en conflicto. Con ello conseguiríamos un flujo de tránsito vehicular liviano para proteger el patrimonio histórico edificado. También liberar a la población permanente y flotante del particulado tóxico de las gomas y emisión de gases de combustibles fósiles.
Nuestra visión es una de protección y conservación histórica pero en una ciudad verdaderamente habitable y no un museo turístico. Tenemos por metas y objetivos reforzar la infraestructura verde que hoy solo alcanza un cinco por ciento cuando debe ser el veinticinco por ciento.
Todo desarrollo tiene que darse en consenso. Sea éste propuesto por el gobierno o por la ciudadanía. No aceptaremos otra imposición más.
Recientemente diversos sectores de la comunidad del Viejo San Juan fuimos convocados a una presentación sobre el Tren Liviano en la Alcaldía de San Juan. Pero la presentación se enfocó en el proyecto de Walkable City.
El Walkable City es un proyecto mayor que se espera culminar para el 2030. Es un proyecto para el cual la ciudadanía no ha sido consultada. Estamos apenas comenzando a trabajar sobre un plan de desarrollo sustentable e integral que proyecte nuestra visión ciudadana de ciudad.
Pero los residentes y comerciantes del Viejo San Juan necesitamos una solución inmediata a la presente crisis en torno a la congestión vehicular. La ciudad ha llegado a su límite para atender la demanda actual y por ello se están considerando varias alternativas.
En ningún momento nos oponemos al Tren Liviano como alternativa de transporte colectivo. Por el contrario existe un consenso de que el mismo sería uno de los elementos para resolver los problemas actuales.
Nuestra propuesta va centrada en un sistema de transportación multimodal integrado. Consideramos que el tren no será suficiente y que deben existir varios métodos de transporte colectivo alterno que lo complemente en cualquier caso de emergencia. Una cooperativa de carros públicos, una especie de alianza público privada, que funcione por pagos de mensualidad sería una alternativa para los sanjuaneros.
Hemos propuesto también algún tipo de modalidad de “slugging”. El “slugging”, para quienes no lo saben, es un método en el que se incentiva a los automovilistas a transportar más de tres personas permitiéndoles usar un carril exclusivo.
Nuestra segunda propuesta fue la de crear una estación de transportación multimodal con estacionamientos en Isla Grande. De allí se transportarían a todos los visitantes hasta la antigua ciudad y de regreso. Es una propuesta que venimos haciendo desde el año 2000 pero no ha sido atendida. Todas estas alternativas las desglosamos en detalle en varios documentos que pretendemos presentarle a la administración municipal. Estas sugerencias las hemos desarrollado en conjunto con planificadores que se han sumado al esfuerzo.
Es decir, que no se trata de oponerse por oponerse sino de atender las necesidades reales que venimos planteando.
Por eso decimos que sí al Tren Liviano, pero no al Walkable City. Que no se diga que tenemos resistencia al cambio y menos aún miedo. La realidad es la de que en lo que llega el tren y el Walkble City probablemente ya no estemos aquí.
*El autor es residente del Viejo San Juan.