Chilling effect: La Policía “triunfa fracasando”
Probablemente la mayoría de los que hoy leen estas líneas, vieron algunas de las imágenes o los videos de los efectivos de la Policía arremetiendo contra los que ocupan los espacios y se atreven protestar en contra de las políticas públicas neoliberales que se imponen en Puerto Rico.
Estas imágenes son testigos de cómo, frente a las cámaras de los medios informativos, vestidos con uniformes “tácticos” y protegidos por equipo de seguridad, los “agentes del Estado” desatan la violencia contra los que exigen negociación para resolver los problemas económicos en la gubernamental Universidad de Puerto Rico.
De igual forma, los medios -tradicionales y alternativos- documentaron cómo, utilizando macanas, gases lacrimógenos y pimienta en aerosol, unidades especializadas antimotines reprimieron por la fuerza a los que hace unos meses llegaron al Capitolio para requerir que sean los sectores con más poder económico los que carguen el peso de la alegada crisis económica gubernamental o para simplemente observar desde las gradas los trabajos legislativos.
Las decenas de miles de imágenes y videos que se publicaron en la Isla o que circulan por las redes sociales, atestiguan el carácter represivo hacia la disidencia, por parte de la Administración del gobernador colonial. Sobre un millón de imágenes, entre las que se encuentran las magistrales imágenes de Ricardo Alcaraz Díaz1 en la UPR, atestiguan este carácter represivo.
De primera intensión, una mirada poco crítica de estas imágenes pudiera crear la ilusión de que las mismas son denuncias visuales que afectan, dañan o deterioran la imagen pública de esta administración neoliberal y conservadora.
Sin embargo, si se responde al llamado que hace Keith Hayward en el ensayo que abre el libro Framing Crime2, se debe ir más lejos que el mero consumo de las imágenes y profundizar en el análisis de cómo estas impactan social y simbólicamente a la sociedad.
De esta forma se va revelando un paisaje distinto y mucho más complejo. Especialmente si se mira desde la perspectiva de aquellos marxistas que consideran los productos de la cultura popular como una visión corrupta de los intereses del capital y la clase dirigente3
También por esa línea, el Dr. Joel Villa en su el libro El Sujeto Criminal, Crimen y Criminalidad en Puerto Rico4, complica el análisis cuando explica cómo en muchas instancias el gobierno “triunfa fracasando”. Es decir, cómo lo que superficialmente aparentan ser errores de política pública, terminan develándose como exitosos reproductores de las estructuras de poder en la sociedad.
Acercándose desde estas perspectivas a las imágenes que documentan la represión desatada durante los pasados meses en la isla, las mismas se abren a nuevas lecturas.
En su ensayo titulado «Screening Crime: Cultural Criminology Goes to the Movies» Majid Yar5 explica que algunos pensadores de finales del siglo XX señalan que tiene más importancia estudiar la forma en que el público resuelve y lee las imágenes, que la intensión con que ellas se producen; pues la forma en que se resuelven los símbolos es lo que terminará construyendo eso que la sociedad llamará realidad.
Precisamente este tema de cómo las imágenes de la disidencia y la represión afectan o influyen en la construcción de la realidad social, fue uno de los temas trabajados en dos encuentros académicos efectuados en distintas ocasiones en Puerto Rico durante este mes de febrero.
Por una parte, el Recinto de Ponce de la Universidad Interamericana de Puerto Rico presentó su Primer Encuentro para la Nueva Criminología con el tema de la “Represión, Disidencia y el Estado Neoliberal”; mientras, la Escuela de Derecho de esa misma universidad organizó el foro: «¿Es Legítima la Criminalización de la Protesta?»
En el primero, el nicaragüense radicado en Arizona y autor del libro Policing Dissent6, Luis Fernández, explicó como el uso de la fuerza como respuesta a las manifestaciones y protesta callejeras termina enviando un mensaje a los sectores no radicalizados, para que no se integren a las protestas.
Es decir, que esta brutal represión no tiene como fin último dispersar las protestas. Su objetivo final es producir lo que en inglés se llama el “Chilling effect”.
Por este término se entiende, la práctica de penalizar o criminalizar el uso de las garantías constitucionales con la intensión de disuadir, en este caso la libertad de expresión, su ejercicio por parte de los ciudadanos7.
En el foro de la Escuela de Derecho, el término “Chilling effect” fue ampliamente discutido por los ponentes Eduardo Bertoni, Stanley Nelson y Jorge Benítez.
Si bien los primeros dos ponentes explicaron que en algunas instancias, como en el caso de las luchas de los Derechos Civiles en los Estados Unidos durante la década del 1960, el uso de la represión provoca más participación, simpatías y apoyo para los disidentes, en otras, el resultado es lo opuesto.
El tercer panelista, Dr. Jorge Benítez de la Universidad de Puerto Rico, explicó que el surgimiento de “Chilling effect” dependerá del contexto social en que se de la represión.
Contextualizando los incidentes de represión suscitados en la Isla durante los pasados dos años, Benítez apuntó que según las estadísticas, sólo el 7% de los puertorriqueños entienden que es legítimo protestar. El académico de la Universidad de Puerto Rico comparó el dato con el 17% de los americanos y los más del 40% de franceses que piensan igual forma.
Benítez utilizó los datos para explicar cuan conservador puede ser el pueblo puertorriqueño cuando viene a la movilización callejera.
De esta forma, surgen un sin número de preguntas en torno al impacto que tienen las imágenes de la represión en la sociedad en Puerto Rico.
Entonces, si es correcto que lo importante no es la intención de denuncia con que se distribuyen las imágenes de la represión, sino que lo trascendental es como la sociedad entiende esas imágenes o símbolos; la interrogante debe ser ¿cómo el pueblo de Puerto Rico, que aparenta ser uno conservador que no legitima la protesta, interpreta, entiende y consume esas imágenes?
De igual forma cabe preguntar ¿si el uso de la violencia estatal está siendo o no efectiva, no para dispersar la disidencia en la Universidad o en el Capitolio, sino para mantener ocupada la opinión pública y evitar que se movilicen otros sectores también afectados por las medidas neoliberales del gobierno de turno?
Finalmente, sería valido preguntar si en ese campo de batalla por conquistar la mente del pueblo, como llama Hayward a los medios de comunicación8, ¿la Policía aparece perdiendo unas batallas, para que el poder económico que impone el neoliberalismo en el país gane la Guerra?
Ya el tiempo dirá…
- http://www.facebook.com/#!/album.php?id=1153971816&aid=2130706 [↩]
- Hayward, K. (2010) Opening the Lens: Cultural Criminology and the Image. In Hayward & Presdee, Framing Crime Oxon: Routledge. [↩]
- Yar, M. (2010). Cultural Criminology Goes to the Movies. In K. J. Presdee, Framing Crime: Cultural Criminology and the Image (pp. 68-82). Oxon: Routledge.. [↩]
- Villa J. (2008) El Sujeto Criminal, Crimen y Criminalidad en Puerto Rico. Wiley, Hoboken [↩]
- Yar, M. (2010). Cultural Criminology Goes to the Movies. In K. J. Presdee, Framing Crime: Cultural Criminology and the Image (pp. 68-82). Oxon: Routledge. [↩]
- Fernández L., (2009) Policing Dissent, Rutgers University Press, New Brunswick. [↩]
- “Chilling effect Law”: In constitutional law, the inhibition or discouragement of the legitimate exercise of a constitutional right, especially one protected by the First Amendment to the United States Constitution, by the potential or threatened prosecution under, or application of, a law or sanction. Webster’s New World Law Dictionary, Wiley Publishing, Inc., Hoboken, New Jersey.
“Chilling effect Law”: In Constitutional Law, any practice or law that has the effect of seriously dissuading the exercise of a constitutional right, such as Freedom of Speech. West’s Encyclopedia of American Law, edition 2. The Gale Group, Inc.
“Chilling effect” is a term in law and communication that describes a situation where a speech or conduct is suppressed by fear of penalization at the interests of an individual or group. It can affect one’s free one’s free speech. Since many attacks rely on libel law, the term libel chill is also often used. The term chilling effect has been in use in the U.S since 1950. USLEGAL.COM [↩]
- Hayward, K. (2010) Opening the Lens: Cultural Criminology and the Image. In Hayward & Presdee, Framing Crime Oxon: Routledge [↩]