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el pasado sigue cambiando / y de manera constante
de a pocas va borrando todo como lo conocíamos
como si fuese humo / un humo que reescribe su
consistencia sobre un paisaje inmóvil / programado
para conservarse en esa área distante / así como
nuestros ancestros / o los datos / o las estadísticas
o los días de verano sobre la arena accidental.
todo sigue cambiando adentro o afuera. igual
la mente también influye en ese trastorno de
pasado. como modelo:
sitúa dos individuos (individuo a. individuo b)
en una plaza mientras disfrutan del tibio arrullo de
la sombra que se desboca. ahora separa cada sujeto
transpórtalos a su plaza individual / separa cada
mente. primero / el individuo a sólo ve una porción
vaga / casi enferma / de ese momento. ahora mismo
el individuo a / ha editado el pasado del individuo b.
ya nada es como lo conocía el individuo b / pero
aun así / él tiene su propia versión del pasado:
su pasado intrínseco. el individuo b percibe una
cadencia inhumana en la posición de las cosas
como si se subordinaran entre ellas / y ninguna
sin la otra / pudiesen existir. de esa manera
el individuo b ha creado otro suceso donde ni
siquiera el individuo a / existe / o simplemente
nunca existirá.
lo que no cabe duda / es que ahora mismo
los dos anidan entre la negrura oblonga de un
desasosiego / allí / el pasado es únicamente
un artificio de la razón / un simulacro lúcido.
pero al mismo tiempo existe la permanencia del
instante / de lo redactado / de los ecos indóciles
de lo indeleble como una lumbre que influye
sobre sí misma y en todo lo que incendia
y puede darle el orden que desea a las formas
poema del libro Data de otro ardor, 2018 (Premio internacional de poesía Gastón Baquero)