Aterrizar, narrar
“Aterrizan en Puerto Rico los fondos de Zonas de Oportunidad”, reporta Joel Cintrón Arbasetti para el Centro de Periodismo Investigativo.[1] Las Zonas de Oportunidad son áreas de inversión con beneficios contributivos. Intentan promover el “desarrollo económico” en “áreas deprimidas”. 98% de Puerto Rico ha sido declarado como Zona de Oportunidad. En los Estados Unidos, Cintrón Arbasetti reportó en marzo, gobiernos locales designaron un 25% de los territorios que cualifican. En contraste, una excepción del Congreso permitió que se designara 98% del archipiélago como Zona de Oportunidad, incluyendo Vieques, Culebra e Isla de Mona.
Las Zonas de Oportunidad nacen de la reforma contributiva de Donald Trump que entró en vigor en 2017, pero continúan el modelo de “desarrollo” económico de Puerto Rico como territorio no incorporado, como colonia, de Estados Unidos. Desde el 1917 la exención contributiva ha operado como aparato financiero de captura.[2] La exención contributiva se legitima como política de desarrollo económico, pero funciona como una modalidad de extracción financiera. Rafael Bernabe, entre otrxs, ha documentado la fuga de capital que representa dicha extracción.[3] Bernabe enfatiza que esta política contributiva centenaria está detrás de la crisis de la deuda. Inversión a través de exención imposibilita la reinversión de capital en Puerto Rico. La exención opera de manera opuesta a su supuesto fin, entonces, el supuesto desarrollo de “áreas deprimidas”.
La deuda y el desastre aquí se nutren mutuamente. Para febrero de 2018, solo meses luego del paso del huracán María, Rosselló anunció que Puerto Rico está “abierto para hacer negocios”. Firmar el proyecto del Senado 1147, es decir, establecer la Ley de Desarrollo de Zonas de Oportunidad y Desarrollo Económico de Puerto Rico, instala las normativas para gestionar el negocio desvinculado del bien común. Dicho estímulo acompaña la desarticulación de comunidades dado el impacto de la austeridad. Así mismo, no queda claro cómo los municipios se benefician ni cómo se va a integrar la determinación del bien común por comunidades navegando el impacto de inversiones a gran escala.[4] La crisis revertida en oportunidad –¿para quién?
En Una lectura feminista de la deuda, Verónica Gago y Luci Cavallero enfatizan la necesidad de rastrear el modo en el cual los dispositivos del capitalismo financiero “aterrizan en territorios, economías, cuerpos y conflictividades diversas”.[5] Rastrear dicho aterrizaje requiere “desconfinar, desprivatizar, ponerle cuerpo, voz y territorio” a sus operaciones en sus diferencias. Requiere más que recopilar datos, esclarecer la operación de números con números. Requiere el narrar. Narrar la deuda, Gago y Cavallero sugieren, es un acto político “contra la abstracción de la dominación que quieren ejercer las finanzas”.[6] “A través de la narración de su funcionamiento en las economías domésticas, populares (mayoritariamente no-asalariadas) y asalariadas”, Gago y Cavallero continúan, “desafiamos su poder de abstracción, su intento de ser insondables”.[7]
Narrar cómo aterriza el capitalismo financiero en un Puerto Rico post-María requiere narrar cómo expulsiones, desplazamientos, negligencias comparten su raíz con la generación de “oportunidades” para inversionistas. “Ni víctimas ni emprendedoras”, es uno de los lemas del libro de Gago y Cavallero. He aquí las dos caras de la creación de sujetos, de la sujeción a través de la subjetivación, mediante la crisis/oportunidad. He aquí las temporalidades simultáneas, y las operaciones materiales/sociales que estas indican, distintivas de la crisis/oportunidad. Tomemos este imperativo como guía.
Sobre emprendedores, sobre la ideología del empresario. Solo un día después de Rosselló convertir el proyecto 1147 en ley, Brock Pierce anunció ser el primero en lograr un acuerdo bajo el marco contributivo hecho ley.[8] Recordemos el artículo del New York Times de febrero del 2018 que informó sobre “la creación de una crypto utopía” en Puerto Rico.[9] Decenas de empresarios, en su gran mayoría hombres, inversionistas de crypto monedas y tecnologías de “blockchain”, aterrizaron en Puerto Rico a nutrirse de la política contributiva del territorio no incorporado. Con ellos hemos visto una versión del emprendedor neoliberal/colonial que combina la innovación con la “recuperación”, incluso la “solidaridad”. Los crypto empresarios indicaron que buscaban “soberanía financiera” mediante la “descolonización de la moneda”, la “redefinición de lo local”, y la “unión comunitaria”. El desarrollo sustentable uniría la inversión extranjera y la energía renovable en manos de los autodenominados “visionarios”. Una moneda des-institucionalizada junto con un modo de contabilidad puramente horizontal es la base de una nueva forma de concebir la soberanía, decían los crypto empresarios. Son anarco-capitalistas y libertarios, a la vez ambientalistas y yoguis. Simultáneamente afirman la autosuficiencia y la solidaridad. Narrar aquí es trazar la ideología empresarial operante en la actualización del capitalismo financiero colonial. Narrarla no es amplificar las voces de estos sujetos. Es iluminar su ubicuidad, su iteración incluso inadvertida en proyectos de resistencia.
Sobre víctimas, sobre una población neutralizada. Toca ir más allá de cifras, no ignorando las cifras. La modalidad temporal del desastre que documenta Yarimar Bonilla cuando escribe sobre la espera nos ubica.[10] En el contexto inmediatamente posterior a María, escribe Bonilla, la sensación de urgencia “se topó con una apabullante muralla de inacción”.[11] La espera del desastre es un “presente que se demora más lo que debería”. El presente deja de ser “efímero”, deja de pasar a un futuro, a lo que podría ser. Aquí no son sólo los cuerpos y las poblaciones improductivas que el capitalismo financiero pone a trabajar, es decir, a generar valor fuera del marco laboral. Bonilla habla de un presente totalizado, estático. Hoy la espera del desastre y la aceleración de la captura no sólo existen si no se experimentan simultáneamente, podríamos decir. Son temporalidades heterogéneas pero simultáneas. Indican las formas en que la deuda y el desastre se nutren mutuamente en la operación del capitalismo financiero. La espera del desastre se extiende, casi dos años después del paso de María, en las 30,000 casas en el archipiélago que aún tienen toldos de FEMA como techo.[12] Se alarga en la crisis de vivienda que se avecina.[13] Se estima que 250,260 viviendas están en riesgo. Entre enero y febrero de este año, 459 viviendas fueron ejecutadas por los bancos. Esta espera es simultánea con la aceleración de un presente a través de normativas financieras que no generan futuro para todxs.
Narrar aquí es contar “prácticas concretas de desacato” de la operación del capital financiero, como sugieren Gago y Cavallero. Narrar como práctica de lxs que no meramente esperan pues articulan, gestionan, desde la extensión del presente. Articulan no desde la promesa de utopías. Lo hacen quizás hasta desde el mismo pesimismo. El capitalismo financiero aterriza, entonces, produciendo subjetividades, temporalidades, precariedades, expulsiones. Narrar ese aterrizar es apalabrar sus efectos concretos tornando inoperante su abstracción, su intento de ofuscación. Narrar como una de las muchas prácticas concretas de desacato de la operación del capital financiero colonial.
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[1] Joel Cintrón Arbasetti, “Hotel boutique con Airbnb: llegan las Zonas de Oportunidad al Viejo San Juan”, Centro de Periodismo Investigativo, 14 de mayo de 2019: http://periodismoinvestigativo.com/2019/05/hotel-boutique-con-airbnb-llegan-las-zonas-de-oportunidad-al-viejo-san-juan/
[2] Ver, por ejemplo, Amilkar O. Cruz Pastrana, “La triple exención contributiva: Navaja de doble filo”, In Rev, 18 de octubre de 2018: http://revistajuridica.uprrp.edu/inrev/index.php/2018/10/18/la-triple-exencion-contributiva-navaja-de-doble-filo/.
[3] Rafael Bernabe, “Detrás de la crisis de la deuda”, Comité para la abolición de las deudas ilegitimas, 30 de julio de 2015: http://www.cadtm.org/Detras-de-las-crisis-de-la-deuda.
[4] Joel Cintrón Arbasetti, “El gobierno no tiene un plan para integrar las comunidades designadas como zona de oportunidad”, 1 de marzo de 2019: http://periodismoinvestigativo.com/2019/03/el-gobierno-no-tiene-un-plan-para-integrar-a-las-comunidades-designadas-como-zona-de-oportunidad/.
[5] Verónica Gago y Luci Cavallero, Una lectura feminista de la deuda (Buenos Aires: Tinta Limón, 2019), p. 14; énfasis mío.
[6] Ibid.
[7] Ibid.
[8] Brock Pierce, “Crypto Pioneer Brock Pierce First to Announce Qualified Opportunity Zone Deal In Puerto Rico Since The Governor Enacts New Economic Stimulus Legislation”, PR Newswire, 22 de mayo de 2019: https://www.prnewswire.com/news-releases/crypto-pioneer-brock-pierce-first-to-announce-qualified-opportunity-zone-deal-in-puerto-rico-since-the-governor-enacts-new-economic-stimulus-legislation-300855601.html.
[9] Nellie Bowels, “Making a Crypto Utopia in Puerto Rico”, The New York Times, 2 de febrero de 2018: https://www.nytimes.com/2018/02/02/technology/cryptocurrency-puerto-rico.html. Ver Rima Brusi, “Críptidos”, 80grados, 23 de febrero de 2018: https://www.80grados.net/criptidos/.
[10] Yarimar Bonilla, “La espera del desastre”, Una proposición modesta: Puerto Rico a prueba, iniciativa de Allora & Calzadilla, ed. Sara Nadal-Melisó (Barcelona: Fundació Antoni Tàpies, 2018).
[11] Ibid., p. 42.
[12] Leysa Caro Gonzáles, “Las vidas que aún habitan bajo el toldo de FEMA”, El Nuevo Día, 18 de mayo de 2019: https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/lasvidasqueaunhabitanbajoeltoldodefema-2494479/?fbclid=IwAR2BNQqA1CthcJ6Ch_ooJeO151OnWR6eYOQOHYDCoDv3-bQliRwL9kLGw0Q.
[13] Ayuda Legal Puerto Rico, “Hacia la recuperación justa: Fondos CDBG-DR y Desplazamientos Forzosos”, 16 de mayo de 2019: https://www.ayudalegalpuertorico.org/2019/05/16/hacia-la-recuperacion-justa-fondos-cdbg-dr-y-desplazamientos-forzosos/.