Fotos por Rafael Orejuela.
“Bravata: el comienzo de un comienzo” es una pieza de la artista transdisciplinaria Teresa Hernández que pertenece al registro de “site specific performance”, o sea, el espacio propone, determina, comenta y profundiza los conceptos temáticos que trabaja. Se presentó por primera vez en la Residencia Artística “La Espectacular” en la galería de medios contemporáneos Diagonal en Santurce en septiembre de 2018, y luego en el Fortín Conde de Mirasol en Vieques en mayo de 2019. El término bravata es el vocablo con el que la región noroeste del país nombra al mar bravo, a la marejada, que a diferencia del maremoto no es altura lo que amenaza sino la ocupación del espacio.
“¡Ah dioj, hay sargazo en la entrada del Fortín! ¿Cómo llegó ese sargazo hasta acá?»
—Unes espectadores
El imán del signo. La transgresión del alga. La subversión del mar.
Entrar al Fortín Conde de Mirasol en Vieques, a bocinazos, con el sargazo a cuestas y un cuchillo en la boca, algo no anda bien. Un cuerpo harto y urgente va a hablar sin pedir permiso. Los colonizadores y militares tampoco le pidieron permiso a los habitantes de la isla. La mujer viene a vengarse. A reclamar. Tiene botas. Cruzó el tiempo.
Al Fortín Conde Mirasol lo edificaron encima de una colina con vista al poblado al que llamaron Isabel Segunda en nombre de aquella reina castiza, también conocida como “La de los tristes destinos.” Dentro de esta serie tragicoisleña de temporadas sin límite(s) no existe la casualidad.
La isla de Vieques fue territorio y blanco de ataques, codiciada por piratas, ingleses, daneses, y otros europeos desde el siglo XIX. El gobernador español y capitán general de Puerto Rico, “Conde de Mirasol”1, en su defensa, ordena la construcción de un fortín. Sus cañones nunca se utilizaron contra tales enemigos. La función principal del Fortín, una cárcel. Peones extranjeros, jornaleros que se rebelaban contra hacendados, prisioneros políticos provenientes de Santo Domingo, entre otras sub(versiones), adentro. Unas décadas más tarde, la isla de Vieques fue invadida por los Estados Unidos que separan la América. ¿De qué se trata la verdadera maniobra? ¿De la localización estratégica que posee un territorio, o de la estrategia que poseen los que poseen a la mala un territorio para localizar y desposeer? La mujer del cuchillo en la boca, localizada, también conoce de maniobras, además conoce la salida.
La mujer del cuchillo en la boca tiene testigos, aunque de primera instancia parece no dar cuenta de ellos. Un bolero plena del mil novecientos veintinueve la acompaña. «Ay mi pobre Puerto Rico. Mucha pena a mí me da. Que toda la isla entera, esté pidiendo caridad.”2
Ella viene de la sal, con cuchillo, botas y uniforme azulobrera, la parte de la “caridad” no le cuadra, le hace ruido. Está reclamando “cLaridad”. Ella todavía no habla, pero conoce de lenguajes.La mujer del cuchillo en la boca se enfrenta a una muralla. La repta. La acuchilla. La empuja con todo el peso del desquite en el cuerpo. Parece que se la va a zampar. ¿Desde cuándo no come? Quiere desmoronarla. Hacerla ruinas. ¿Si la muralla hubiese estado en horizontal, su hazaña hubiese sido distinta? Hay más conflicto y combate con las estructuras verticales, ella lo sabe. Quiere aniquilar la estructura vertical que le impide el paso desde hace más de cinco siglos. Por suerte creció musgo en el muro, definitivamente no está sola. Crecen los testigos.
La mujer del cuchillo en la boca cae al suelo. Se arrastra. Improvisa. Corre avanzando y retrocediendo, avanzando y retrocediendo, avanzando y retrocediendo. Cede únicamente al cansancio. Colapsa en una montaña de ladrillos. ¿Logró tumbar la muralla? ¿Logró derrumbar la muralla de ladrillos a cuchillazos? ¿Está muerta o descansando? Trepar cuesta. Arrastrarse lacera. Correr fatiga y hace doler el bazo y las articulaciones. Tumbar la muralla da sueño. Como las trabajadoras que se duermen encima de sus obras y se tumban a descansar encima del trabajotiempo. Estar de brazos caídos, dejarse ir, es otro modo de resistir. Ella lo sabe, todavía no habla, pero conoce de lenguajes.