Brett Kavanaugh y el futuro del «Imperio de la Ley»

Lazaro Gamio, Axios.
Lo que sucedería en cuanto a Roe vs Wade probablemente sucedería de la siguiente forma: algún estado conservador demandaría al gobierno federal solicitando que la decisión sea devuelta a los estados sin la imposición de descriminalización del gobierno federal. El pleito llegaría al Supremo donde los jueces conservadores, ahora con Kavanaugh de ser confirmado, podrían revocar Roe v Wade y devolverle a los estados la decisión de criminalizar o no el aborto.
En Puerto Rico, el pleito de parte de los evangélicos probablemente no se haría esperar. Sin embargo, la decisión del gobernador de no firmar el proyecto de ley impulsado en la legislatura para «impedir el discrimen religioso» hace pensar que, de cara a las elecciones del 2020, el primer ejecutivo no lo avalaría.
En cuanto a la posible citación del presidente por el fiscal especial Robert Mueller, como resultado de una orden de un gran jurado, todo va a depender de cuan contundente sea la prueba contra Trump, lo cual «obligaría» a la Cámara a generar artículos de residenciamiento en contra del presidente. Estos, de ser avalados por la mayoría, darían paso a un juicio en el Senado, toda vez que la interpretación más reciente del Artículo II, Sección 4 de la Constitución, realizada por el Tribunal Supremo en 1993, establece que el juicio contra un presidente es de naturaleza política y por lo tanto, no debe apelarse ante los tribunales.
La clave del nombramiento de Kavanaugh apunta a que el Supremo decida que el Departamento de Justicia no puede citar a un presidente en funciones, aun cuando no puede impedir que la Cámara inicie el residenciamiento.
El desafío que enfrentan los EEUU como nación por primera vez en su historia pondrá en tela de juicio, a nivel mundial, su ejemplo como el primer gobierno republicano (no partidista) y democrático en establecer mediante su constitución el «Imperio de la Ley» por primera vez en la historia de la humanidad. Hasta la aprobación de la constitución de los EEUU que entró en vigor el 4 de marzo de 1789, el imperio prevalente en todo el mundo era el imperio monárquico en sus diversas versiones. El monarca siempre estaba por encima de la ley hasta que dicha constitución cambió para siempre la forma en que las sociedades, sobre todo occidentales, concibieron el autogobierno.
Impedir que Trump sea citado por el Departamento de Justicia, lo colocaría, de facto, sobre la ley. Aun cuando Mueller demostrase que hubiera cometido delitos graves y hubiese sido «acusado y hallado culpable de traición, soborno o delitos graves (high misdemeanors)» –Artículo II, Sección 4, si la Cámara dominada por los republicanos no lo acusara, y/o el Senado no lo hallase culpable, en efecto el presidente continuaría su mandato, ahora con la seguridad de que no tendría restricciones constitucionales, ni de las otras dos ramas de gobierno.
Se pueden anticipar dos escenarios que desembocarían en una crisis constitucional:
1) Que el presidente se negara a comparecer a una citación de Mueller y/o de la Cámara: ¿qué rama de gobierno utilizaría cuáles herramientas a su haber para hacerle comparecer? ¿Enfrentarían marshalls federales al Servicio Secreto para arrestarlo?
2) Si la Cámara se niega a generar los artículos de residenciamiento a pesar de que los cargos de Mueller incluyan «traición» (colaboración con los rusos); «soborno» (contribuciones de oligarcas rusos a su campaña) y «delitos graves» (conspiración para subvertir el proceso eleccionario, contribuciones fraudulentas y contubernio con «nacionales extranjeros» [foreign nationals]): ¿demandarían los demócratas a la Cámara por no cumplir con su deber? ¿Comparecerían al Tribunal Supremo para que se exija a la Cámara a cumplir con su responsabilidad a la luz de la gravedad de las acusaciones? ¿Apoyaría el Supremo dominado ahora por los republicanos una acción de esta naturaleza? ¿Podrían los estados demandar al gobierno federal para que se realizara tal acción? ¿Podrían organizaciones civiles incoar demandas contra la Cámara para que esta cumpla con su responsabilidad? ¿Se crearía tal convulsión social que la Cámara se vería obligada a actuar? Haciendo acopio del apoyo de la base de su partido, ¿desafiaría el presidente a la Cámara? ¿Ante la posible destrucción de los republicanos en las elecciones del 2020, cederían a la presión social? ¿Saldrían los grupos de extrema derecha fuertemente armados en defensa del presidente?
De seguro que varios sectores del gobierno institucional tienen que estar haciéndose estas y otras preguntas que no se nos ocurren. Los EEUU enfrentan el mayor desafío de su historia si Kavanaugh es confirmado. Ninguno de los otros candidatos se ha expresado de esta forma y, de Kavanaugh no ser aprobado, difícilmente quien le sustituya podría defender dicho argumento de privilegio ejecutivo. El balance de poder entre los bloques liberales occidentales, los gobiernos populistas del ex bloque soviético y China estará en juego. El distanciamiento de las democracias liberales de la Unión Europea de los EEUU se acrecentaría aún más, lo cual fortalecería el rol de Rusia en la región, tema que Putin y Trump seguramente repasarán este próximo lunes 16 de julio en Helsinki.
Lisa Murkowski y Susan Collins tienen ante sí uno de los dilemas más peligrosos y amenazantes de la democracia estadounidense en su historia. ¿Encabezarán la ola de mujeres que está tomando por asalto eleccionario la política de los EEUU o se doblegarán ante el poder tradicional de los hombres blancos y poderosos?
En esta ocasión la protagónica expresión de los EEUU de que “el mundo” está atento a los acontecimientos, no resulta exagerada.