Cultura y conflicto: exhibición fotográfica
Las vinculaciones existentes entre la cultura y la sociedad han sido abordadas en recurrencia por distintas disciplinas, tales como la sociología o la antropología así como el humanismo, confrontando posiciones antagónicas o de desconcierto. Preguntarnos acerca de la sociedad, ha terminado por confundirse con la cultura o hemos considerado que es algo diametralmente opuesto a ella.
Juan A. Roche Cárcel y Manuel Oliver Narbonaprofesores de Sociología de la Cultura y de las Artes y Antropología de la universidad de Alicante y Miguel Hernández, respectivamente, dirigieron en 2003 un Encuentro de Antropólogos y Sociólogos bajo el lema Las Relaciones entre la cultura y la sociedad. Este encuentro pretendía “sugerir que la sociedad y la cultura son dos conceptos diferentes, pero que se encuentran compleja y profundamente interrelacionados, y buscaba igualmente delimitar los respectivos territorios y fronteras, así como establecer algunos de sus puntos de contacto y, todo ello, desde la mirada de dos disciplinas que aún siendo hermanas no han realizado foros de discusión conjuntos ni esporádica ni permanentemente” al menos en referencia a España. En el espíritu del encuentro primaba más bien la necesidad de un diálogo abierto e interdisciplinario.
Durkheim o Talcott Parsons, por ejemplo han señalado que la sociedad es la cultura y que, para comprender y definir una sociedad es fundamental entender la cultura. Otros han opuesto irreconciliablemente ambos conceptos, conduciendo a que nuevas tendencias sociológicas y que la historia de la Sociología en general han mostrado las relaciones de la sociedad y la cultura marcadas por confusión, oposición o disolución.
Antonio Ariño, en su libro Sociología de la Cultura “llama la dimensión ontológica de la cultura, es decir, que ésta es un fenómeno universal que afecta a todos los seres humanos.” Apela a la “dimensión fenoménica de la cultura, esto es, que si bien es un patrimonio común de toda la humanidad existen manifestaciones diferentes de la misma, puesto que depende o bien de condicionamientos ecológicos -las relaciones entre la naturaleza y la cultura- o bien de condicionantes socio-históricos –las vinculaciones de la sociedad con la cultura-.”
Las relaciones entre sociedad y cultura han sido siempre complejas, pues entre las contradicciones y convergencias se permite una unión de los seres humanos en el espacio y en el tiempo y son las que, como apunta M. Herskovits en El Hombre y sus obras– nos empujan a pensar que son las que posibilitan el diálogo entre la Antropología y la Sociología y entre la Sociedad y la Cultura.
Es recurrente que la conciencia acerca de la polarización de los fenómenos culturales y sociales haya “determinado profundamente en el pensamiento occidental dos visiones contrapuestas de la cultura”, pues si una de ellas destaca el conflicto subyacente a cada uno de diversos fenómenos polarizados, “la otra enfatiza la necesidad de encontrar puentes de comunicación, vías de mediación. En definitiva, parecen chocar dos visiones antagónicas de la cultura: una marcada por el conflicto, la otra por la necesidad del diálogo. La tragedia de la cultura de la que nos hablan, entre otros, F. Nietzsche o G. Simmel, el malestar de la cultura al que se refiere Jean Jacques Rousseau y Sigmund Freud, la lucha irreconciliable de clases que defienden Marx y Engels, la noción de cultura basada en el conflicto de Wallerstein o de Samuel Huntington serían ejemplos de la primera perspectiva a la que nos hemos referido. Por el contrario, también abundan aquellos que mantienen el segundo enfoque, encontrándose entre ellos, por ejemplo, Ernst Cassirer, quien expresó -en Las Ciencias de la Cultura- la idea de que la cultura es un drama y no una tragedia, pues no existen ni una derrota ni una victoria definitivas”.
Ricardo Alcaraz ve en la cultura un factor de diálogo, el mismo que asume ante la violencia simbólica que, como expone Pierre Bourdieu se concentra y ejerce bajo el desconocimiento de quien la padece, escondiendo las relaciones de fuerza y poder que se prefiguran sobre ella. Alcaraz ha trabajado por alrededor de 30 años como fotógrafo y fotoperiodista para diferentes medios en y fuera de Puerto Rico, siendo merecedor de distintos premios y reconocimientos, entre ellos de la Asociación de Fotoperiodistas de Puerto Rico por una de sus fotografías de espectáculos y en 2011 junto al equipo de Diálogo Digital el Premio Nacional de la Asociación de Periodistas de P.R. por la cobertura de la Huelga estudiantil en la UPR.
Cultura y conflicto tal como asume el título de esta muestra de su trabajo que une ambas vertientes, cultura y sociedad, sigue anhelando la unidad. Esta es más consciente de la diversidad del mundo y está, de alguna forma, impelida a resolver esta paradoja con el diálogo y la mediación, así que la representa con un ojo ávido e iniciando la discusión adentrándose en ella.
Enhorabuena.
*Texto leído en la apertura de la exhibición Cultura y conflicto del fotógrafo y fotoperiodista Ricardo Alcaraz el 15 de diciembre de 2011 en Río Piedras. Aquí una muestra de la exhibición que puede ser visitada en Il Carreto, Ave. Ponce de León en Río Piedras.