De la graduación a las filas del desempleo
Seis meses después de graduarse y aún no ha encontrado trabajo. Este es el caso de Michelle Rivera. Una estudiante que al igual que muchos otros se graduó con altos honores de las universidades de Puerto Rico. La joven, quien actualmente trabaja en un centro de cuido para niños, bajo la incertidumbre de que la llaman sólo cuando la necesitan, también resuelve sus necesidades económicas creando páginas electrónicas y diseñando hojas sueltas.
“A veces uno pensaría que hacer un estudio técnico, hacer algo rápido, te puede traer un empleo seguro. Mientras que nosotros, estudiantes que nos quemamos las pestañas y nos esforzamos por tener un bachillerato, una maestría o un doctorado, nos encontramos sin conseguir un trabajo en lo que estudiamos”, expresó la joven Michelle, graduada del programa Audiovisual de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico.
Esta es la tétrica realidad de miles de estudiantes que año tras año ingresan a las universidades de la Isla para comenzar a forjarse un futuro profesional de altura, que les permita superarse y salir adelante económicamente. Este año se graduarán 15,000 estudiantes de bachillerato a nivel isla, que como Michelle, entrarán a un mercado laboral con un nivel de desempleo del 16.9 por ciento, según el Departamento del Trabajo. Pero, ¿cuáles son algunas de las causas de este problema?
Estar sobrecualificado es un problema
Según Mónica Rodríguez Ocasio, ex oficial de recursos humanos con vasta experiencia en el sector empresarial y público, el dramático nivel de desempleo que presencia la isla se debe en gran parte a la “sobrecualificación” de las personas al solicitar empleo.
Se está sobrecualificado cuando se cuenta con una formación que excede la preparación que requiere la plaza de trabajo. Esto no sólo le sucede a profesionales con posgrados, sino que también le ocurre a personas que tienen certificaciones adicionales o mucha experiencia profesional.
La situación es complicada. De acuerdo con los hallazgos de nuestra investigación, los funcionarios de recursos humanos que atienden los casos suelen impresionarse con los expedientes de los solicitantes. Sin embargo, no les conviene tener una persona con una proyección más alta que el empleo solicitado pues saben que a la larga la persona abandonará el empleo en aras de obtener uno que se relacione más con su profesión.
Rodríguez Ocasio reconoció que las personas sobrecualificadas tienen conocimiento de su ventaja y pueden exigir un sueldo más alto que las personas que no lo tengan.
“La sobrecualificación se debe a que hay mucha gente profesional en la calle”, comentó Rodríguez Ocasio.
Por su parte, el sociólogo Hiram Guadalupe, ex profesor de relaciones laborales en la Universidad de Puerto Rico, explicó que el exceso de profesionales desempleados se debe en parte a que la universidad se entiende como un centro de crecimiento personal y especialización profesional. Es decir, los universitarios completan un grado universitario específico y no diversifican su conocimiento. Esto provoca que se sature el mercado laboral.
Una ex oficial de Recursos Humanos de la farmacéutica Pfizer en Barceloneta, Carmen Valentín, ilustró esta situación con un caso que atendió. “En una ocasión, una persona estaba solicitando un puesto de operador (que sólo requiere diploma de escuela superior) y su titulación académica era doctor en medicina.”
El desempleo y el estatus político
Los empleos que tienen que ver con la producción de servicios, como lo es un doctor en medicina, son vistos generalmente como los trabajos que mejor paga ofrecen. De hecho, las universidades de Puerto Rico gradúan anualmente alrededor de cinco mil estudiantes en medicina, tres mil en administración de empresas, mil en educación y setecientos en ingeniería, entre otros, según datos del Consejo de Educación Superior (CES).
Pero la realidad es que de un modo u otro el problema del desempleo y la crisis económica mundial afecta todos los ámbitos profesionales. Sin embargo, según el profesor Guadalupe, la recesión viene principalmente como consecuencia del problema político colonial que el país ha enfrentado por más de un siglo. Como colonia vivimos bajo ciertas reglas y leyes que impiden que sean los puertorriqueños los que decidan cómo desarrollar la economía del país, recuerda Guadalupe. Vale la pena recordar que una investigación revelada recientemente por la página web Wikileaks, titulada “Political Status for Puerto Rico: Options for Congress”, explica que el polémico debate sobre el estatus en la isla es de tal magnitud que ni el Congreso de Estados Unidos ni el Gobierno de Puerto Rico han definido legalmente lo que es “Estado Libre Asociado”.
Una de las leyes que más afecta a la economía es la Ley de Cabotaje, que regula las exportaciones e importaciones del mercado en la isla en estrecha relación con Estados Unidos. La ley establece un impuesto al país por utilizar la marina mercante de Estados Unidos, por lo que aumenta el precio de los productos que se consumen aquí.
Como consecuencia, según la investigación antes mencionada, el ingreso per cápita más bajo en los Estados Unidos es el de Puerto Rico. En apenas tres años (2007-2010) la tasa de desempleo aumentó dramáticamente (de un 10.9 por ciento a 16.9 por ciento).
El problema parece agravarse, ya que en “Puerto Rico somos productores de lo que no consumimos y consumidores de lo que no producimos”, sentenció Guadalupe.
Se proyecta que para el 2018 habrá cerca de 1 millón de profesionales en el sector de producción de servicios, un aumento de casi cien mil empleos en comparación con el 2008, según estadísticas encontradas en la investigación: “Proyecciones por Industria y Ocupaciones” del Departamento de Educación. Por otro lado, el sector de producción de bienes- que consiste de la agricultura, la pesca y caza, y la manufactura, entre otros- tendrá una declive de 167,098 (en el 2008) a 154,849 (en 2018).
Aún así, este crecimiento será lento y gradual, por lo que actualmente la emigración en Puerto Rico va en acenso. Las personas buscan mejor calidad de vida y opciones de empleo que en la Isla no pudieron encontrar.
Los cerebros que se van
Según la página electronic tendenciaspr.com, durante las décadas de 1950 y 1960 más de 800,000 puertorriqueños emigraron hacia los Estados Unidos impulsados por el plan de gobierno del entonces gobernador Luis Muñoz Marín “ Manos a la obra” y la inminente industrialización de la isla. Para esta última década Puerto Rico tenía una tasa de desempleo de 13.3 por ciento y una tasa de participación laboral de 46 por ciento.
En el 2011 podríamos decir que la historia se repite, con una participación laboral del 31 por ciento, en los pasados 10 años unos 600,000 puertorriqueños han emigrado a Estados Unidos. El motivo principal para el masivo éxodo es la búsqueda de mejores oportunidades de empleo y la oportunidad de una mejor calidad de vida.
Según el Censo 2010, actualmente en Estados Unidos viven aproximadamente 5 millones de boricuas. Es decir, hay aproximadamente 900,000 puertorriqueños más en Estados Unidos en comparación con la población de la isla.
La alta criminalidad, el desempleo y el alto costo de vida son algunos de los factores que han elevado la población de puertorriqueños en Estados Unidos. Pero también lo que el economista Joaquín Villamil ‘occupational inflation’, refiriéndose a que antes conseguías trabajo con un bachillerato, pero ahora te exigen una maestría.
Ante la realidad social, económica y el estancamiento en la creación de empleos una gran parte de los 15,000 jóvenes que se graduarán este año se verán obligados a abandonar la isla.
Según los hallazgos de un sondeo realizado para este reportaje, un 53 por ciento de los jóvenes universitarios, entre las edades de 18 a 30 años, trabajan y estudian. Un 51 porciento considera que su trabajo no tiene “nada que ver” con su campo de estudio.
Esta realidad contrasta con las opiniones de las ex oficiales de recursos humanos, Rodríguez Ocasio y Valentín, quienes recomiendan a los estudiantes que tomen trabajos de verano que se acerquen un poco a su campo de estudio. De esta manera obtendrán experiencia que les puede ser beneficiosa a la hora de buscar empleo.
La coyuntura actual, donde la competitividad y la autogestión serán fundamentales para enfrentar la “crisis”, también nos deberá llevar a cambiar nuestras actitudes con respecto a la formación y la educación continua. Laura Ortiz, socióloga adscrita al Centro de Investigaciones Sociales del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, quien ha investigado las transformaciones en el mundo del trabajo, entiende que hoy en día “tenemos que seguir educándonos, porque la educación es un valor para cualquier país, para cualquier nación”.
Mientras tanto, es necesario entender que el diploma universitario podría venir acompañado de una maleta para embarcarnos al extranjero.
Escuche las entrevistas:a Hiram Guadalupe|por José Samuel Coss a Laura Ortiz|por Wilmarilis Sanchez
a Michelle Rivera|por Jerohim Ortiz
*Los autores son estudiantes de redacción periodística en la Escuela de Comunicación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico