Después de tanta salsa…
Hoy se cumplen 24 años de la muerte del Sonero Mayor. Siempre me jode un poco el no recordar esa tarde del 13 de mayo de 1987 como sí recuerdo aquella en la que se nos fue Lavoe. Será que no había cumplido mis seis años cuando murió el Sonero, será que mi tío Chelo -quien me ha filtrao par de mis vivencias salseras- trabajaba en esos tiempos en algún casino en Atlantic City y no pudo llamarnos a mi hermano y a mí con la noticia. Quizás, me dirá más de uno, yo no podía ser tan cocolo a esa edad. Pero lo cierto es que en ese año en que Lalo arrasaba con Devórame otra vez, yo ya escuchaba Comedia, de Plácido Acevedo, que hasta hoy es una de mis canciones favoritas de Maelo.
Lo que nunca olvido es un cuento de mi tía Lulú –cocola de la mata la raíz que me enseñó a bailar- quien sí recuerda aquel 13 de mayo porque su vecina y querida amiga Milita, con quien compartió unas cuantas rumbas bravas, le pegó un grito lloroso:
– ¡Lulú! ¡Apaga el radio puñeta que se murió Maelo!
Ese grito que no escuché se me grabó desde que Lulú me lo contó, aunque nunca entendí bien eso de “Apaga el radio puñeta…”. ¿De dónde le salió el dolor a Milita, o a dónde le llegó, para que pidiera no escuchar el tambor? ¿Por qué va uno a querer que se calle la música? ¿Por qué pedir silencio ante la muerte del Sonero?
Ayer, mientras escuchaba a Ismael cantar “es muy mala la sociedad en asuntos de dinero, mi socio siempre quiere ser el primero…”, me topé con un recuerdo: un afiche que me regalaron hace tres años mis amigos Los Macropanas del Instituto Pedagógico de Caracas. Este colectivo vive, bebe y baila por la música de Ismael. Ése es el arte de maelerear. Con ellos entendí lo necesario para convertirte en maelero: tener la música de Maelo como eje de tu día a día. Si vas pa’alante lo haces “como un elefante”; si te han dejao “ella no merece un llanto”, si no la olvidas “de todas maneras rosas” y si el mayoral te quiere aplastar “la ira de mis dioses le cairá y ya nunca tendrá la salvación”.
Los mensajes que me dejaron los Macropanas en la parte de atrás del afiche son un tratado de maelería:
Con el sentimiento de hermandad que inspira la música en todo maelero.– Prof. José Iván
A los camaradas de Puerto Rico Libre.– Luis Alfonso
El camino a la casa de un amigo nunca es “Lejos”.– El Burgos
Seamos incansables por la liberación de nuestros pueblos.-Werther
Para mis Profesión Esperanza, del Macropana mayor Jesús Hernández. Suelta, suelta, suelta, Ecuajei…(Malandro viejo)
Con pasión y sabor, vamos al rumbón.– El Gato
Estuve con Los Macropanas el 13 de mayo de 2008. Esa tarde sí la recuerdo bien. Luego de compartir con ellos su Semana de Maelo, nos fuimos al sector la Bombilla del barrio Petare, en Caracas, a la rumba que organiza doña Reina en homenaje a Ismael. De camino, paramos en el barrio 23 de enero a que los muchachos conocieran a Ismaelito Rivera en Radio 23 de enero. Con él seguimos hasta la Bombilla y allí presencié un festín maelero que no imaginaba. Una banda del barrio tocó sus éxitos y “el heredero”, como llaman a Ismaelito, cantó con el alma la música de su viejo. Nunca olvido que en la moña de La Gata Montesa, Ismael me gritó “Vaya Cesarín, estás gozando” mientras yo bailaba entre la masa de maeleros en Petare.
Esta mañana mientras terminaba de escribir esto recordé que Los Macropanas también me habían regalado una foto de Ismael en una rumba en La Guaira. Tiene también su dedicatoria:
Con aprecio a los macropanas puertorriqueños desde aquí, quien quiere a su Isla como si fuera nuestra.– Eugenio Castellanos
¡Ecuajei!