Eventualmente todos estarán en esa lista, hasta tú
La primera reacción de mucha gente ante LA LISTA (o listas porque hay varias) es decidir si están a favor o en contra de LA LISTA. Me parece que esta es la estupidez más grande, es un “catch 22” que no me interesa discutir aquí. Ustedes ya han escuchado todos esos argumentos a favor o en contra, que nos llevan a un inevitable encontronazo. No pienso defender la lista ni condenarla, me voy por una tercera opción que trasciende “los problemas” de LA LISTA y va hacia la incomodidad provocada por LA LISTA, incomodidad que nos lleva a reflexionar y a abrir espacios de diálogo.
Es importante establecer que hay mucha incomodidad de quienes denuncian anónimamente en estas listas (es sumamente frustrante tener que recurrir a listas autogestionadas porque nuestro sistema legal está quebrado, no nos permite denunciar con seguridad y nos siguen matando). Sin embargo, la incomodidad que me interesa señalar es la incomodidad de quienes están en las listas y quienes tienen miedo de que “alguien” los ponga en LA LISTA. Por eso es importante partir de ahí, de esa incomodidad. Se hace necesario partir de la premisa de que todo hombre, por su privilegio masculino, podría estar en esa lista. Esto no se debe apelar, se debe aceptar y continuar la discusión. Así quitamos el tranque de muchos sobre la presunción de inocencia.
Esto no lo digo para minimizar o diluir las acusaciones de la lista, que son muy serias, sino por el contrario para resaltar que los micro-machismos y esas transgresiones “mínimas” también importan e importan mucho. Tenemos que empezar a conectar las expresiones machistas más sencillas con los actos más violentos si queremos salir del estado de emergencia en el que vivimos. Todos aquellos que gozan del privilegio masculino, en algún momento de sus vidas han cometido algún acto machista contra alguna mujer o persona de la comunidad LGTBQ+. Esos actos van desde los micromachismos hasta actos de violencia física y sexual. Por eso esta lista incomoda, porque “los meten a todos en el mismo bote.”
Irónicamente, las mujeres llevamos milenios siendo encajonadas en definiciones impuestas de lo que es ser mujer, nos reducen a etiquetas de brujas, damas, putas, madres, bichas, etc. Ese encajonamiento nos oprime, nos molesta y llevamos más de dos mil años rebelándonos ante eso. Sin embargo, me parece muy irónico que no es hasta que montamos a todos nuestros opresores (los más mínimos con los más grandes) en el “mismo bote” que por fin logramos que ustedes sientan lo que nosotras siempre hemos sentido. Yo no veo eso como venganza, lo veo como un despertar, como una oportunidad de destapar la olla y aplicar la perspectiva de género.
No sé si las intenciones de lxs creadorxs de estas listas tenían esto en cuenta, pero a mi me parece que el mayor logro de LA LISTA es que nos pone a hablar. La LISTA pone a todos los hombres en una posición muy vulnerable con respecto a su género. Se invierte la balanza y por primera vez se sienten frágiles y expuestos. Quizás esto es lo que muchos necesitaban para entrar en un proceso de auto reflexión profunda. No abogo por el ojo por ojo y diente por diente, pero estamos en una coyuntura extrema que requiere acciones extremas y requiere jamaquear nuestros pilares sin juzgar a quienes se atreven a sacudirlos. Si nuestros amigos, hermanos, padres, tíos, abuelos, hijos y vecinos se han sentido incómodos y con miedo por la posibilidad de caer en LA LISTA, que tal si lo vemos como una oportunidad de reconocimiento que se traduzca en solidaridad y cambio.
El hecho de que LA LISTA haya causado tanta conmoción y haya provocado tantos diálogos, discusiones, ensayos, artículos, el hecho de que todxs sintamos la necesidad de tener que decir algo sobre esto, demuestra la sed que tenemos de hablar sobre la masculinidad hegemónica. Nuestro país necesita que hablemos más sobre masculinidades saludables. Cierro este este breve ensayo de la misma manera que cerré muchas de mis conversaciones con amigos. A ustedes compañeros hombres les digo: “No te puedes molestar con la lista. Si te molestas pierdes la oportunidad de la auto reflexión y de identificar aquellas instancias que te harían merecedor de estar en esa lista. Si te molestas todxs perdemos la oportunidad de construir otras masculinidades. Sigamos dialogando hacia la equidad aunque sea incómodo.”