Golightly en Porto Rico
Gulian Lansing Morrill, ilustre en Minneapolis, fue un líder cívico y masón. Fue además un pastor extravagante, polémico y sensacionalista. Le gustaba complementar sus sermones con bromas, teatro, películas, bailes y hasta trucos. También se le conoció como Golightly, apodo que acogió después que oficiales bautistas le pidieran que suavizara (“go lightly”) sus sermones. Eventualmente, creó su propia Iglesia, la llamada People’s Church.
Golightly también fue escritor y viajero. Escribió varios libros sobre sus muchos viajes por el mundo. Sus narrativas de viaje fueron tan controvertibles y polémicas como sus sermones. El protagonista de sus muchos relatos, él mismo, era un paladín de la moral que denunciaba y condenaba la indecencia en todos los sitios que visitó (Véase también Americans in the Treasure House de Jason Ruiz). Este héroe moralista, como secuela de sus polémicos libros, enfrentó varios problemas legales. En 1918, el gobierno de los Estados Unidos le confiscó su pasaporte para impedir su viaje a Ecuador. Su libro The Devil in Mexico también le causó problemas, siendo arrestado ese mismo año por supuestamente haber enviado material impropio por el correo. Según el Sacramento Union su libro sobre México había animado el antiamericanismo en ese país. En noviembre de 1920 fue citado por el Departamento de Estado en relación a su libro sobre Sur América, To Hell and Back. Según relató el propio Morill su libro fue traducido al español y la prensa latinoamericana, ofendida, lo condenó. La respuesta de la prensa provocó lo que el pastor viajero describió como un pandemonio. Morrill se reunió con un agente del Departamento de Estado, quien le pidió que le entregara una copia de su libro. Morrill consintió el pedido. Fue entonces cuando para olvidarse de sus problemas, compró un boleto y se embarcó a Haití, comenzando un viaje por el Caribe. El polémico pastor trotamundos, basado en ese viaje, escribió Sea Sodoms, publicado en 1921.
Itinerario
Morrill comenzó su viaje desde Nueva York para arribar primero a Haití. Luego visitó Santo Domingo, Puerto Rico, Curazao, Venezuela, Guadalupe, Martinica y finalmente, Cuba. Regresó entonces a Estados Unidos pasando por Florida, Georgia y luego a Minneapolis en el estado de Illinois. Morill reportó que el viaje duró tres meses y que tardó, tras su regreso a Estados Unidos, seis semanas en escribir Sea Sodoms.
Los comentarios de Golightly acerca de los países caribeños y sus habitantes no fueron nada halagadores. Los igualó a los sodomitas, signo bíblico de la malevolencia e inmoralidad, y despreció sus prácticas sociales y culturales. Se trataba, después de todo, de un sondeo cínico o satírico del Caribe, indicado en el subtítulo de Sea Sodoms: A Sinical Survey of Haiti, Santo Domingo, Porto Rico, Curacao, Venezuela, Guadeloupe, Martinique, Cuba. Golightly didn’t went ligthly on them. Este ridiculizó y reprobó a los caribeños, incluyendo a los puertorriqueños.
Porto Rico Satirizado
Morrill desaprobó como inmorales muchas las prácticas sociales y culturales puertorriqueñas. En su caracterización negativa de los puertorriqueños en Sea Sodoms Morrill no fue muy distinto de los otros autores estadounidenses que escribieron sobre la Isla después de la Guerra Hispanoamericana. Lo distinto fue el modo cínico o satírico de su representación. Golightly fustigó y satirizó a los puertorriqueños como ningún otro.
En la enorme mayoría de los textos estadounidenses sobre los puertorriqueños estos fueron descritos como individuos enfermos, debiluchos, simplistas, indolentes, indecentes, promiscuos, viciosos, supersticiosos, sucios, envidiosos y deshonestos. Por ejemplo, Milton Fowles en Down in Porto Rico, que discuto en Porto Rico: Hecho en Estados Unidos, los describió de ese modo. Fowles, como muchos otros autores colonialistas, recurrió a la construcción rígida y estricta de categorías y diferencias cardinales entre los puertorriqueños y los estadounidenses. Fowles, un misionero cristiano, destacó las diferencias morales y religiosas entre ellos. Su tipificación de los puertorriqueños como un Otro opuesto e inferior a los estadounidenses fundamentó su construcción positiva de los estadounidenses en Down in Porto Rico, una que eximía supremacía moral, indiscutible benevolencia y la inigualable exquisitez del hombre civilizado. Fowles también movilizó una economía textual, una distribución desigual de valor, particularmente moral, entre los puertorriqueños y los estadounidenses. Fowles sobre-valoró la moralidad estadounidense a la vez que desvalorizó la puertorriqueña. Esa economía moral estableció la moralidad estadounidense como las pautas éticas, el universal-equivalente de valor moral por el cual todas las demás moralidades debían ser medidas. Para el misionero, eran esos los estándares morales a los que todos los puertorriqueños debían aspirar. Solo así, insistía él, podían los descendientes de los puertorriqueños llegar a ser “as intelligent and as moral as those of any other part of the Great Republic”.
Morrill reprodujo de muchas formas la desvalorización de los puertorriqueños típica de los libros como el de Fowles. Pero, su desvalorización de los puertorriqueños fue menos eufemística o decorosa que la de muchos otros autores. Criticó, ridiculizó y censuró—satirizó—a los puertorriqueños. Morrill recurrió muchas veces al sarcasmo y la burla en sus descripciones de las prácticas culturas puertorriqueñas. En Sea Sodoms su retrato de la celebración de la navidad en Puerto Rico muestra su satírico e irreverente estilo, así como su desaprobación moral de los puertorriqueños. Comenzó por satirizar la centralidad del lechón asado en los platos navideños de los puertorriqueños. Según Morrill, los puertorriqueños, en su gusto por el cerdo, superaban por mucho a los residentes del famoso “hog town”:
Whistler called Chicago a «hog town»—he should have been in San Juan the day before Christmas when the natives carried about little live pigs in their hands or under their arms, and at night in public cafe or private home baked Mr. Porker to a crackling brown crisp that would have made Charles Lamb’s mouth water, splutter and stutter eulogistic dissertations on roast pig equal to anything in China. This night pigs are stuffed and the people are stuffed with pigs, till Christmas morning they dream more of pigs in the pen than of angels in the sky.
Morill inclusive llamó a los puertorriqueños “Porco Reek’uns”. Pero su sátira, más allá de ridiculizar las costumbres puertorriqueñas, tenía intenciones moralizadoras. Culpó a los puertorriqueños de prestarle más atención a la comida, al cerdo, que, al carácter sagrado de la navidad, a los querubines en el cielo. Morill, diligente anti-católico, también acusó a los católicos nativos de idólatras, esto mientras describía cínicamente la misa navideña en la Catedral Metropolitana Basílica de San Juan Bautista. Aparte de ello su descripción fue inclusive cómica.
The Cathedral bells rang out the Christmas chime from the old tower as they had since 1549. The church was packed, lights blazed, incense burned, choirs sang, organ pealed, sleigh-bells kept time, processionals passed before the altar, the priests genuflected, the plate was passed repeatedly, the chapels were ablaze, children crowded round the manger cradle—then came the climax, a Bambino department store doll was brought out, and two beautiful Spanish girls I had devoutly watched during the service followed hundreds of worshippers to the altar rail where all in turn reverently kissed the feet of the baby idol. After each osculation, a little page followed with a towel, wiping off the kisses from the feet to avoid infection. ¡Gloria in excelsis! ¡Te Deum Laudamus! Of yore the ancient Boriquenians prayed to idols of stone, clay and wood, and performed rites in their presence. My, how the Porto Ricans have progressed since then! Ponce’s bones rest here, and there is a weird wax image, a “figger» our friend Art. Ward would have gladly placed in his show. It is of a Roman soldier and called the «petrified man,» all tied around with a woolen string of tradition and romance. There are some old bones and a bottle of blood from the Catacombs. More signs of progress. (91)
Para Morill, la navidad puertorriqueña era pagana, una “comedia cristiana”. Para él, los puertorriqueños eran tan idólatras como sus antepasados taínos, por lo que habían progresado muy poco. Morill añadió que los puertorriqueños también le escribían cartas a Santa, pero no al tradicional Santa Claus sino a Santa Sam. ¿Qué pidieron ese año? Le pidieron nuevas aduanas, becas educativas, nueva emisión de bonos, créditos rurales, el privilegio de elegir su propio gobernador y la independencia. También le hicieron varias preguntas a Santa Sam: ¿por qué no podían los hombres beber alcohol? ¿Por qué no podían votar las mujeres? ¿Cuál era la política futura de Estados Unidos para con la Isla? ¿Cuánto tiempo se quedarían los estadounidenses en Puerto Rico?
Golightly también narró un supuesto encuentro con un autor puertorriqueño, el que no nombró. Relató que este le había dicho que Estados Unidos había perdido su reputación de “big brother.” Según el autor local, la forma en que Estados Unidos había tratado a Haití, Santo Domingo, y Porto Rico, era resentido en toda América. El innombrado autor, posiblemente ligado al Partido Unión, le sugirió a Morrill que la solución estaba en que se le cediera la independencia a Puerto Rico y que se le convirtiera en un mediador entre Estados Unidos y el resto de América. Su referencia a los independentistas no significa necesariamente que Morrill simpatizara con ellos. La intención de Morrill era advertir una creciente actividad independentista en la Isla, un progresivo apoyo a la independencia, una imagen que completó con referencias a la notable presencia de las banderas de la independencia y la colocación al revés de la bandera estadounidense alrededor de la Isla. Pero el rechazo a los estadounidenses se debía al modo en que estos habían tratado a los puertorriqueños y otros caribeños, lo que Morrill criticaría.
Poco después de su encuentro con aquel autor puertorriqueño Morill se despidió, intoxicado, de San Juan: «Good-bye, San Juan,—historic, hybrid, picturesque, noisy, busy and colorful,» I said as the engine pulled me away with my train of thought. It was Sunday, the cars were full of Xmas cheer, the day was bright and the air intoxicating.”
El Cinismo como Crítica
Morill fue crítico de las intervenciones estadounidenses en el Caribe. La postura anti-colonialista del Decano Jonathan Swift, autor de Gulliver’s Travel, tuvo mucho que ver con las críticas a los Estados Unidos en su libro. Swift utilizó las convenciones de las narrativas de viaje no para afirmar y legitimar el colonialismo británico, como hacían la mayoría de las narrativas en ese género, sino para criticarlo. Aunque Sea Sodoms comienza con una cita de Génesis 13:13 sobre los sodomitas, esta fue inmediatamente seguida de una extensa cita de Swift condenando el colonialismo. El uso de ambas citas es significativo. Estas matizan la narrativa de Morrill, quien evaluó no sólo a los sodomitas del Caribe sino también a los piratas de los que escribió Swift, a los colonizadores. Para Morrill, si los sodomitas, los caribeños en Sea Sodoms, eran pecadores también lo eran los enviados por Estados Unidos a convertirlos y civilizarlos.
En Sea Sodoms la desvalorización de los caribeños no produjo el excedente de valor moral del que gozaban los estadounidenses en la mayoría de las narrativas colonialistas de viaje. Morrill más bien le sustrajo al enorme capital moral de los estadounidenses en aquellos textos. También lo hizo al relatar su paso por Porto Rico. Si en la mayoría de los textos estadounidenses sobre la isla lo estadounidense era signo de superioridad moral y enorme progreso, en Sea Sodoms el cuadro era distinto. Según Morrill, los estadounidenses estaban lejos de suscitar progreso, cultivar la civilización y dar lecciones morales en Puerto Rico. Morrill utilizó su paso por Mayagüez precisamente para recalcar el fracaso estadounidense en Puerto Rico: “Mayaguez is the third city of size in the island and takes third place in sanitation and education, reflecting small credit on America’s 23 years’ occupation that prides itself on these two things. Filthy streets lead to a dirty market. If the natives like rats, as the aboriginals did, they can find plenty here.” En efecto, muchos textos estadounidenses se jactaban del progreso producto de la intervención estadounidense en Puerto Rico, particularmente, y como notó Morrill, en materia de salud e higiene. El cuadro de Mayagüez que este produjo, el de una ciudad sucia y repleta de ratas, negaba el alegado progreso que habían suscitado los estadounidenses. Morrill también negó los supuestos logros estadounidenses erradicando la pobreza y reduciendo el analfabetismo. Para él, también fracasaron con la salud mental de los puertorriqueños, como lo expresó un su relato, algo cómico, de su encuentro con los pacientes en un asilo puertorriqueño. Morrill narró que allí fue confrontado por uno de ellos: “He followed me with his evil eye, came near, and yelled with damnable iteration, «Americano no good, mucho malo.» Y entonces Morrill añadió con sarcasmo: “If he referred to this asylum in this American possession, he said the right thing, for it would be a disgrace to heathen Mexico. Our American treasury has much money for many mad schemes—why not spend some of it in the wards of this madhouse?” Pero, también habían “incurables americanos”, por lo que Morrill propuso construir un asilo para ellos en Estados Unidos:
If in the future we have any money left, let’s take a hint from the Dean and build an asylum in Washington for American incurables, i.e., officehunters, war-makers, editorial hacks, spring-poets, movie habitues, baseball fans, golf, tennis and football cranks, post-war profiteers and clerical propagandists.
Para él, Estados Unidos también estaba lleno de incurables.
Morrill, como la mayoría de los estadounidenses que escribieron sobre los puertorriqueños, reafirmó muchas veces las diferencias culturales entre estos y los estadounidenses. Pero él, contrario a muchos de ellos, reflexionó sobre la eficacia de la cultura estadounidense y evaluó de forma crítica, y evidentemente satírica, las prácticas y políticas imperialistas y colonialistas de Estados Unidos. Su desvalorización de los puertorriqueños en Sea Sodoms no estuvo acompañada de una valorización y elevación absolutamente positiva de los Estados Unidos. Su prosa tenía como objeto ridiculizar, y en ocasiones reprobar, a los puertorriqueños y sus prácticas culturas, muchas consideradas inmorales por Morrill, un pastor después de todo. Pero su escrito, polémico, picante y satírico, también censuró las practicas colonialistas de los Estados Unidos. Si en la mayoría de los textos estadounidenses la representación negativa de los puertorriqueños, su construcción como Otro distinto y opuesto al yo imperial, fundamentó una identidad estadounidense positiva y benévola, Sea Sodoms satirizó y descompuso esa identidad. Asimismo, trastornó las convenciones y figuras retóricas de las narrativas de viaje estadounidenses, como hizo Swift con las británicas. En Sea Sodoms la alegada superioridad moral estadounidense y su imperialismo benevolente en el Caribe quedaron en entredicho. Un buen ejemplo es la forma en que Golightly evaluó la intervención de los Estados Unidos en Haití. Este comenzó por ridiculizar y reprobar moral y políticamente a los haitianos, sólo para más tarde describir a los “médiums” y “mumbo-jumbos” políticos de Estados Unidos como peores a los haitianos. Golightly negó la benevolencia estadounidense:
It would seem that all Haiti needs to make it a fine country is a garbage-incinerator, plumbing, baths, clean kitchens, education, morality, monogamy, health, money, peace, an anti-cruelty society, clothes, roads, honest courts, etc. Haiti is before the world but behind the times. The spell of misrule in Haiti makes h-e-l-l the way to spell it. Her most refined pleasures are cock-fights, booze and orgiastic dances. There is plenty of witchcraft but little statecraft. Worse than the witch-doctors are the political mediums and mumbo-jumbos sent here from the U. S. Haiti is called the »black republic,» yet the whites have made it blacker than it was in body, mind and soul. We tell the natives not to lie, steal, kill or torture, yet deliberately do all these things here. Haiti hates U. S. The last few years Uncle Sam has extended a black hand, not a helping one, and has exerted a malign and not a benign rule.
Morrill sustitiyó la imagen del Tío Sam benévolo con el de tío blanco pero malévolo y mentiroso cuya mano sombría robaba, mataba y torturaba. Y por eso los haitianos los odiaban.
El Regreso a Casa: Para Habituarse a la Criatura Humana
Al final de su libro, Morrill también relató su paso por Florida y Georgia antes de arribar a Minneapolis. Sus descripciones, como las del Caribe tampoco fueron halagadoras. Sobre Georgia escribió:
Georgia is further famed for English debtors, Indian wars, slavery, secession, Ku Klux Klan, corruption, child-labor, convicts, coca-cola, peaches and crackers. Today, in dear old Georgia, Southern chivalry and justice have recently been illustrated by the light of negroes burning at the stake, and the system of black peonage which planters sought to hide by chaining their negro workmen, tossing them in the river, or burying them in post holes—not to mention other unmentionable atrocities, intimidating the colored voter, and compelling him to sell his home.
Para Golightly, paladín de la moral, la inmoralidad y el mal estaban en todas partes, incluyendo a los Estados Unidos. Fue quizás por ello que terminó su libro con matices pesimistas y de la misma forma que lo hizo Lemuel Gulliver en la famosa historia de Swift. Se despidió retirándose a su pequeño jardín para continuar sus especulaciones, esto hasta que pudiera acostumbrarse, habituarse una vez más, como Gulliver, a la presencia de la “criatura humana.” Sea Sodoms, como Gulliver’s Travel, fue también un comentario sobre la naturaleza humana, maligna para Morrill.