Invisibilidad mediática de Bahréin
La comunidad islámica chií es mayoría en Bahréin, mas recibe un trato inferior en empleo, vivienda e infraestructura al que recibe la minoría suní. Se alega que el gobierno bahreiní importa suníes de zonas tribales de la provincia paquistaní de Baluchistán y de Siria para intentar balancear demográficamente la población frente a los chiíes.
Es en pro de la democratización de la sociedad bahreiní y contra la monarquía de Hamad Bin Issa al-Jalifa, en el poder desde 1999 y respaldada por Arabia Saudita, que se han desatado las protestas en Bahréin hace año y medio.
El 4 de febrero de 2011, cientos de bahreiníes se apostaron frente a la embajada egipcia en Manama, la Capital, para expresar su solidaridad con las protestas en contra de la dictadura de Hosni Mubarak durante la revolución egipcia. De acuerdo con el The Wall Street Journal, se trataba de “una de las primeras manifestaciones que se efectuarían en los estados ricos en petróleo del Golfo Pérsico”. La respuesta del ejército de Bahréin fue disparar contra los manifestantes, reportándose unas 50 personas heridas.
Plaza de la Perla, símbolo de la revolución bahreiníLa monarquía hereditaria bajo el mandato de la familia Al-Jalifa quiso evitar con un fuerte despliegue policial y militar que la Plaza de la Perla se convirtiera en una nueva Plaza Tahir, símbolo de la revolución egipcia. Como resultado de la indignación mundial ante el abuso de excesiva fuerza y brutalidad, el Ejército se retiró de la plaza y así más de cuatro mil personas regresaron al lugar convertido en el símbolo de la revuelta contra el régimen bahreiní.
Días más tarde, el 15 de febrero de 2011, después de una manifestación en la que una persona murió y varias decenas resultaron heridas, se dio la orden la orden al Ejército de despejar la plaza y abrir fuego contra los manifestantes que celebraban un funeral simbólico por el joven muerto durante las primeras protestas contra el régimen.
El 17 de febrero, se montó un campamento rebelde en la Plaza de la Perla que el Ejército y la Policía desmanteló de manera violenta, causando la muerte de tres manifestantes e hiriendo a alrededor de 600 personas, según las cifras ofrecidas por la Asociación de la Juventud Bareiní.
Al otro día, los ministros de Exteriores del Golfo Pérsico sostuvieron una reunión urgente en Manama, con el fin de estudiar la candente situación, mientras miles de manifestantes se reagrupaban nuevamente exigiendo el fin de la dinastía bahreiní y coreando consignas como: “muerte al rey” y “no hay diferencias entre suníes y chiíes. Todos somos hermanos, somos bahreiníes”.
El 19 de febrero, el Ejército se retiró de la Plaza de la Perla que fue retomada por los manifestantes con gritos contra el rey y por la unidad de suníes y chiíes en una única sociedad, y reclamando la instauración de una monarquía constitucional, que democratice el entorno político y demuestre algo de igualdad social en la pequeña nación.
Al otro día, miles de personas acamparon en los alrededores de la Plaza de la Perla de Manama, a la espera de que se iniciara el diálogo entre el gobierno y la oposición, que daría a conocer sus exigencias a Al-Jalifa. Una de ellas era la liberación de todos los detenidos por participar en las manifestaciones de protesta contra el régimen, que, en una semana, dejaron al menos seis muertos y decenas de heridos. La oposición también exigió la formación de un nuevo gobierno y la instauración de una monarquía constitucional en Bahréin.
El 21 de febrero, miles acampaban en la Plaza de la Perla, ya convertida en símbolo de la revolución bahreiní, y como signo de apertura, Al-Jalifa retiró a la Policía y al Ejército del centro de Manama, pero la oposición condicionó, entonces, la disolución de las manifestaciones a que se cumpliera con la promesa de diálogo que ofreció el Gobierno.
Ese lunes, miles de personas habían vuelto a salir a la calle. En la plaza de la Perla en Manama, los profesores se lanzaron a la huelga pidiendo mejores condiciones laborales. La represión de las protestas dejó siete víctimas mortales.
Comienza a afectarse la economía de BahréinLa economía del más pequeño país del Golfo Pérsico comenzó a sufrir las consecuencias del levantamiento bahreiní. La agencia Standard & Poor’s rebajó la calificación de su deuda soberana a largo y corto plazo.
Una figura de la oposición bahreiní se dispuso a regresar del exilio el 22 de febrero de 2011, después de una semana continua de protestas. Hasan Mushaimaa, líder del movimiento opositor Wefaq, dijo en su página de Facebook que quería ver si los líderes del archipiélago eran serios sobre el diálogo o si le detendrían. Tenía previsto regresar al país.
Mushaimaa, con residencia en Londres, era una de las 25 personas procesadas desde 2010 por un supuesto intento golpista, pero un comunicado del rey Al-Jalifa sugirió que el juicio sería archivado, lo que le permitiría volver sin contratiempos.
Pese a ese aparente intento de conciliación del rey Al-Jalifa, el 14 de marzo de 2011, las autoridades reconocieron el ingreso de efectivos militares de países vecinos, principalmente de Arabia Saudita, para reforzar los dispositivos de seguridad contra los manifestantes. Al menos 1,000 hombres procedentes de Arabia Saudí y 500 policías de Emiratos Árabes Unidos entraron al país.
Al-Jalifa decreta la Ley MarcialEl siguiente paso del rey Al-Jalifa fue decretar la Ley Marcial por tres meses con la excusa de un supuesto complot extranjero contra su país que había logrado frustrar. Agradeció el apoyo de los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo en esta crisis (entiéndase Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) denunció entre 50 y 100 personas desaparecidas luego de la incesante represión del gobierno bahreiní y la intervención militar saudita. La ONU dijo tener informes de que los bahreiníes eraa detenidos por hablar con los medios de comunicación. Activistas políticos, defensores de derechos humanos, periodistas, doctores y enfermeras fueron llevados a prisión o atacados por el Ejército y la Policía. Las autoridades también cortaron los teléfonos a quienes intentaban dar a conocer lo que sucedía en la pequeña isla del Golfo Pérsico. También prohibieron la prestación de atención médica a las personas heridas en las protestas.
Las manifestaciones en Bahréin se extiendieron a Al-Dair, Malakiya y Karzakan. También hubo protestas en la isla de Sitra, el centro de la industria del crudo de Bahréin, donde un hombre murió en las protestas y que por lo menos 50 personas resultaron heridas.
Prohíben publicación del diario Al-WasatEl 3 de abril de 2011, las autoridades de Bahréin prohibieron la publicación de Al-Wasat, principal periódico opositor, en un acentuado esfuerzo por acallar a medios de comunicación críticos del gobierno. La versión por internet del periódico también fue bloqueada por orden del Ministerio de Infotmación, se arrestaron a blogueros y se desató una campaña de intimidación a equipos de periodistas extranjeros.
Redada antes del Gran Premio de Fórmula 1Las autoridades de Bahréin detuvieron a cerca de 100 reconocidos opositores al régimen, en una operación preventiva antes del Gran Premio de Fórmula 1 que se celebró durante el pasado mes de abril en Manama, pues hubo manifestaciones cerca del aeropuerto, donde se almacenaban los equipos para la carrera .
El certamen ganado por el piloto alemán Sebastian Vettel se tuvo que realizar en medio de fuertes medidas de seguridad y de protestas callejeras, con un muerto y decenas de heridos, que contrastaron con la imagen de estabilidad que el gobierno trató de trasmitir hacia el exterior.
Cientos de activistas se enfrentaron con la Policía al día siguiente de finalizar el certamen de automovilismo, tras el funeral del manifestante muerto durante el fin de semana en una aldea cercana a Manama.
Detenido y a juicio menor de 13 añosEl pasado 13 de mayo, Ali Hassan Ali Mohammad Jasem, de 11 años, fue detenido en una calle próxima a su casa donde se celebraba una manifestación, mientras estaba jugando con otros dos niños en el barrio de Bilad al Qadeem, a la afueras de Manama. Unos agentes de la policía les dieron el alto a los niños y amenazaron con dispararles. Los otros dos niños lograron escapar, pero Ali Hassan fue detenido en el acto, acusado de bloquear intencionadamente la calle con grandes contenedores de basura comunitarios.
No se le permitió ver a un abogado hasta poco antes de comparecer ante un tribunal de menores el 6 de junio. Quedó en libertad bajo fianza el 11 de junio, y se presentó ante el Tribunal de Menores el pasado 5 de julio. El tribunal lo declaró culpable por cargos de «participación en una reunión ilegal de más de cinco personas, con el fin de perturbar la seguridad pública por medio de la violencia», quedando marcado, a pesar de ser menor de edad, con un antecedente penal. Lo condenó a permanecer bajo la supervisión por un año de trabajadores sociales, período durante el cual recibirá una evaluación cada seis meses.
Estos acontecimientos en Bahréin, cuyo gobierno es un aliado de Estados Unidos y de las potencias europeas, han sido invisibilizados por las más importantes empresas mediáticas internacionales y las grandes cadenas televisivas occidentales, mientras despliegan matrices de información de Siria y anteriormente de Libia y Egipto en la denominada “primavera árabe”.