La Enmienda #25: golpe de Estado orondo a Trump

La conducta del presidente, usualmente incoherente y desarticulada, da signos de haberse deteriorado aún más. Su reciente necia amenaza de cerrar el gobierno federal a menos que el Congreso le conceda los $5 billones para construir el muro que se suponía que México pagara y que sabe que los demócratas jamás aprobarán, es solo el más reciente ejemplo. El vergonzoso careo con Nancy Pelosi y Chuck Schumer en Casa Blanca reveló, una vez más, cuan ignorante, presuntuoso y manipulable es Donald Trump. El espectáculo constató cuan sencillo debe haberle resultado a Vladimir Putin, Kim jong Un y Mohamed bin Salman, tomarle el pelo (no pun intended) con la fácil carnada de ceremonias, halagos y promesas de fardos de dólares.
El “mejor negociador” se ha convertido en el hazmerreír del mundo. Su bochornosa conducta ante el resto de los líderes mundiales en los encuentros de G-7 y G-20, demuestra que, al igual que con la élite financiera neoyorkina que siempre le ha dado de codo, se sabe motivo de burla, condescendencia y desdén. Sus actuaciones lo proyectan como un preadolescente malcriado entre adultos que nunca se ganará ni el respeto ni el acceso a la mesa grande del poder que ha intentado acceder con temple de desfachatado abusador, toda la vida.
El poder permanente de los EE. UU —que este episodio hace cuestionar cuan monolítico y cohesivo es— al fin se está percatando de lo que los operativos de Inteligencia han estado advirtiendo desde las elecciones del 2016: este sujeto es peligroso y puede derrumbar la estructura del Estado “gobernado por la ley” (the rule of law). La fachada de Estado benefactor armonizada “excepcionalmente” con su protectorado del sistema de libre mercado, léase, el aparato militar-industrial y todos sus suplidores y servicios complementarios, amenaza con venirse abajo.
Una vez más, el Partido Republicano ha dado rienda suelta a sus extremistas ideológicos para apropiarse sin ningún disimulo del Estado y, echando a un lado las apariencias de sociedad democrática al servicio del “sueño americano”, servirse con la cuchara grande los recursos del Tesoro. ¿Exageración? Empresas como General Motors y ExxonMobil cuentan con exenciones contributivas por sus inversiones en nuevos vehículos eco-amigables y exploraciones de nuevas fuentes de energía, a la vez que el año pasado tuvieron $9 billones y $72 billones en ganancias, respectivamente. Sí. Billones con “B”.
La serpiente se traga su propio rabo
Durante los pasados dos años Donald Trump ha hecho todo lo posible por favorecer a las clases más adineradas a costa del resto de la sociedad estadounidense. Su estrategia ha sido mantener vivas las llamas del racismo y la xenofobia. Ante cada fracaso de sus iniciativas, y han sido muchos, ha recurrido a sembrar temor ante una nueva amenaza de parte de inmigrantes árabes, africanos o latinoamericanos, exacerbando los ánimos de quienes se niegan a ver sus defectos, sus inconsecuencias y sus descaradas falsedades. La obsesión con el muro para separar a los EE. UU de México, se ha convertido en su mantra y sus fanáticos lo “chantean” —cual aprendices de budismo— alternadamente con los gritos de que se encarcele a Hillary Clinton y se cancele la investigación sobre la influencia de Rusia en las elecciones del 2016.
Pero su estrellato como tonto útil, incoherente, desafiante, injurioso y antagonista de los principales aliados de los EE. UU en todo el mundo, está llegando a su fin. A medida que Robert Mueller genera más órdenes de arresto, y estos se declaran culpables o salen culpables en juicios por jurado y aumenta la cantidad de excolaboradores dispuestos a declarar en su contra a cambio de inmunidad, el presidente se ve cada vez más asediado por el peso de sus acciones ilegales a pesar del crecimiento económico generado por las políticas de Obama tras la debacle del 2008.
Asesores, su abogado personal y hasta el director de finanzas de su empresa desde la administración de su padre, han estado de acuerdo en declarar en su contra. Para complicar el escenario aún más, ha salido a relucir que el tan cacareado acuerdo con Kim Jong Un no se ha materializado y Kim sigue ampliando sus facilidades nucleares. El desvergonzado apoyo a Mohamed bin Salman, príncipe de Arabia Saudí, a pesar de que los propios servicios de inteligencia aseguran que este ordenó el asesinato y el desmembramiento de Jamal Koshaggi, columnista del Washington Post, le ha ganado el rechazo de hasta un amplio sector de su propio Senado republicano. Por último, las revelaciones de los acuerdos que Trump intentó hacer con Vladimir Putin a cambio de rescindir las sanciones contra individuos y empresas rusas, han convencido a todos menos sus más recalcitrantes defensores de que Rusia intervino en las elecciones a favor de Trump para que este recompensara al Kremlin con la cancelación de las sanciones y la eliminación del apoyo militar a Ucrania, una especie de “promesa de campaña” integrada a la plataforma del Partido Republicano por Paul Manafort, su director de campaña.
Las últimas revelaciones en la documentación relacionada con el contubernio de efectivos de la campaña de Trump con Rusia, así como actividades ilegales por parte de la Corporación y la Fundación Trump, apuntan a que sus hijos serán objeto de órdenes de presentarse a corte (subpoena) o arresto por el Departamento de Justicia en el Distrito Sur de Nueva York. Si Trump ha estado fuera de control hasta ahora, lo cual fue patentizado en su encuentro con Nancy Pelosi y Chuck Schumer, es de esperarse que cuando sus hijos y yerno sean arrestados, probablemente pierda todo control de sí.
Toda vez que Trump ha amenazado con que si fuese residenciado van a haber revueltas, y dado que muchos de sus seguidores son amantes de las armas de fuego, resulta totalmente anticipable que ocurran actos de violencia en contra del Departamento de Justicia u otras agencias federales. La salida de H.R. McMasters y ahora John Kelly de la órbita de Trump, solo deja a Jim Mattis, Secretario de Defensa, en control de las fuerzas armadas en caso de que a Trump se le ocurra declarar un estado de emergencia y, dado su antagonismo con el FBI, ordenar al ejército a arrestar a las personas que entiende que están conspirando en su contra.
Una Enmienda incapaz de enmendar
Ante este escenario, pudiera estarse gestando un plan para invocar la 25ta Enmienda y declarar a Donald Trump imposibilitado para ejercer las funciones de la presidencia por motivo de incapacidad mental/emocional. ¿Cuáles son los con y cuáles los contras?
Cons:
- Ya Donald Trump no va a poder impulsar legislación alguna que favorezca a las empresas que han sido favorecidas con recortes contributivos y la descontinuación de reglamentaciones federales de protección del ambiente y el sistema financiero.
- Se intentará restablecer relaciones con los aliados para salvaguardar los intereses económicos de los EE. UU en esos países que están siendo sustituidos por empresas europeas y chinas.
- Se rescatarán acuerdos comerciales multilaterales recíprocamente favorables para China, México, Canadá, y los socios estratégicos del Pacífico como Japón y Corea del Sur.
- Se rescatará la imagen de los EE. UU ante los ojos del mundo para poder hacer frente militarmente a Rusia y otros contrincantes como Irán y Afganistán con el apoyo de la OTAN.
- Se rescatarán las mejores prácticas de gobierno bipartidista ante la advirtieron 44 ex senadores de que peligra el balance de poderes en la nación creando las condiciones para confrontaciones civiles.
- Se evita que, en un arrebato, Trump pueda provocar una confrontación entre sus seguidores y las fuerzas de ley y orden en varios estados y la capital.
Contras:
- Trump podría dar a conocer secretos de Estado y de miembros del Senado y el Congreso como chantaje para que no se le remueva.
- También podría provocar precisamente la confrontación entre sus seguidores y las fuerzas de ley y orden en varios estados y la capital, que ha amenazado que convocaría haciéndose la víctima del “deep state”.
- Grupos antifascistas como Antifa y los diversos grupos paramilitares que llevan años entrenando en los bosques del sur, el medio oeste y el oeste de los EE. UU podrían enfrentarse obligando a un estado de sitio que requeriría la intervención de las fuerzas armadas, evidenciando un golpe de estado que obligaría al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas tomar bandos para mantener la ley y el orden.
La utilidad de Trump como agente de los sectores más recalcitrantes del Partido Republicano y el fundamentalismo religioso se ha agotado. La aparente indiferencia de Putin hacia que María Butina revele secretos de estado en cuanto a los intentos de Rusia de intervenir en las elecciones del 2016, la reciente amenaza con desplegar ojivas nucleares sin Trump cancela el acuerdo firmado entre Reagan y Gorbachov, y el efusivo saludo que Putin le dio a MBS en Buenos Aires, parecen telegrafiar que ya éste ve a Trump como un lastre, un “liability” y no un activo que él pueda continuar manipulando a favor de sus intereses en Ucrania, los Balcanes y hasta Latinoamérica. El aterrizaje de dos bombarderos nucleares rusos en Venezuela recientemente revela su desdén por los EE. UU aunque sabe que Trump no podría evitar una demostración de fuerza militar en una renovada Doctrina Monroe. Ya el presidente no tiene el capital político que necesitaría para impedir una demostración de fuerza militar rusa en Europa, Asia o Sur América.
Para Trump, lograr salir de la presidencia como resultado de la invocación de la Enmienda #25 sería una apabullante humillación y, a la vez, un boleto a la impunidad. Si se le remueve por incapacidad mental/emocional, difícilmente se le podrían radicar cargos criminales sin provocar una oleada de indignación de parte de sus seguidores y los independientes que asumirían una actitud de consideración que él no se ha ganado.
Pero si algo caracteriza a Trump es su recalcitrante habilidad para crearse una realidad propia y pensarse intocable. Más aún, su ego le impediría aceptar tal humillación. Le estaría dando, parcialmente, la razón a sus detractores y enemigos, y tendría que refugiarse en una de sus torres y no volver a salir para evitar el desprecio de todo el que se encuentre en cualquier lugar público de los EE. UU o del mundo.
La invocación de la Enmienda #25 sería una victoria pírrica para todos los que quieren verlo expulsado de la Casa Blanca, sobre todo los que preferirían verlo en un mameluco anaranjado y tras las rejas. La nación se libraría de un depredador facineroso y traidor, pero todos los que se han sentido ofendidos, calumniados, indignados por sus continuas expresiones de perversidad, sentirían que se sale con la suya, que no pagará por todo el daño infligido a individuos, instituciones y la nación misma, y que, impunemente como tantos otros déspotas, terminará sus días en algún resort cómodo y distanciado de la sociedad que ha maculado con sus actos, palabras y obra.
La madurez invita a considerar el rescate del bien común por sobre el justificado deseo de venganza. Probablemente él decida y todos resultemos reivindicados o insatisfechos. El tiempo, con su desapasionada elocuencia, dirá.