La información golpea el poder
Uno de los saldos positivos de la lucha estudiantil en la Universidad de Puerto Rico (UPR) ha sido la conformación de espacios de interacción y comunicación social que han significado un rompimiento –y evolución– con respecto a las formas y vehículos tradicionales que consumimos para obtener información.
En la medida en que estos medios se consolidan, avanzamos a la ruptura con el monopolio del denominado “cuarto poder”, que hasta entonces ha sido concebido sólo al interior de los medios que operan en manos corporativas. La información se socializa, el poder comienza a repartirse.
De la misma manera, con el fortalecimiento de estos espacios compartidos de comunicación estudiantil hemos visto cómo se desvelan las imperfecciones de los medios comerciales, dejando al descubierto, en muchos casos, la intención editorialista de torcer la opinión pública a través del manejo, colocación y edición de la noticia.
Basta con pasar revista a las reseñas y análisis que se colocan o difunden a través de estos foros estudiantiles y compararlos con las publicaciones que circulan en medios corporativos impresos y digitales para evaluar la precisión y veracidad de los hechos que se comunican.
La consolidación de estos espacios informativos autónomos y autogestionados van dibujando, de otra parte, una manera novedosa de operar sostenida por prácticas de discusión y participación política que se traducen en la ordenación de escenarios de colaboración ciudadana, autogestión y solidaridad.
La fundación de Radio Huelga, la propuesta más innovadora y vanguardista del estudiantado, así como la creación de periódicos digitales, blogs y hasta la producción de mensajes y anuncios que se difunden por las redes sociales en Internet ha incidido en las procesos organizativos estudiantiles que, por regla general y durante los dos episodios de huelga desarrollados en los últimos nueve meses, ha mantenido un tono de integración y democracia participativa.
Esto es así, en parte, porque el esquema desde el que se ordenan las comunicaciones en el espacio cibernético “ofrece, a diferencia de los medios masivos tradicionales, herramientas como la interactividad, la cual borra las jerarquizaciones al transformar a todos y todas en emisores y receptores, al mismo tiempo. En este sentido, la comunicación por esta vía puede representar un factor democratizador y unificador entre personas” (La democracia en la era digital, Strikovsky, 2000).
Desde la perspectiva política, el resultado de la práctica de armar medios de comunicación autónomos sugiere también una alteración de los circuitos de poder. El avance de estos vehículos informativos que circulan por las redes cibernéticas va facilitando “la transición de una forma de gobierno tradicional a una forma de gobierno relacional denominada governance, incorporándose a un sistema complejo que introduce la participación de varios actores en el gobierno y conlleva cambios en los roles de los poderes públicos, en la posición que adoptan en los procesos de gobierno y en la utilización de nuevos instrumentos de gobierno” (Gobiernos locales y redes de participación, Blanco y Goma, 2002).
Estos medios estudiantiles, apoyados en herramientas tecnológicas de códigos abiertos y fácil manejo, interactivas y multidireccionales, no sólo han permitido mayores niveles de interacción y participación de la comunidad universitaria en las discusiones que durante los últimos meses han sostenido estudiantes, profesores y trabajadores. Parte de su valor recae en el significado que establecen estas redes de comunicación social efectivas (Civil Society and Political Theory, Cohen y Arato, 1992) como una opción para que la ciudadanía comience a romper cercos de dependencia con las estructuras de poder aumentando el control que los ciudadanos, en este caso estudiantes, ejerce sobre su vida y su comunidad.
Aprender de la experiencia desarrollada por los estudiantes en el manejo y distribución de la información debe ser, sin duda alguna, un punto de agenda prioritario para quienes deseamos revitalizar la democracia y armar nuevas formas de participación ciudadanía.1
- COLOMBO, C. (2006). Innovación democrática y TIC, ¿hacia una democracia participativa? Revista de Internet Derecho y Política, Número 3. UOC. www.uoc.edu/idp/3/dt/esp/colombo.pdf [↩]