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Inicio » Música Puerto Rico

La venta de pianos a principios de siglo XX en Puerto Rico

Ramón Figueroa TorresRamón Figueroa Torres Publicado: 23 de agosto de 2019



El 24 julio de 1917 se publica en el Music Trade Review de la ciudad de Nueva York que el gobernador de Puerto Rico, Arthur Yager, había expresado a la Legislatura Insular su deseo de que en la revisión de arbitrios que estaba próxima a dar inicio, incluyeran el piano. En aquel momento había alrededor de quince representantes de diferentes marcas de piano en la isla. Estos establecimientos eran mueblerias, bazares, casas de giro, comicionistas, importadores, etc. Ya que estas empresas manejaban todo género de mercancía y servicios, cada una de ellas solo ofrecía a la venta la marca de un solo fabricante. Dada la cantidad de agentes de pianos en la isla, me parece obvio pensar que por ejemplo, los arbitrios que podían recaudarse con la venta de sombreros o paraguas en nada eran comparables con los que podían obtenerse de la notable cantidad de pianos que se estaban vendiendo a través de toda la isla.

Para 1915, dos años antes de la petición del gobernador a la legislatura, Fernando Callejo había publicado el primer libro sobre la historia musical de Puerto Rico. El historiador declara en aquel momento, que los bajos precios y las facilidades de pagos, habían ocasionado que el piano se dispersara a través de todo el país. Las expresiones de Callejo eran muy ciertas; en 1915 ya era posible conseguir un piano nuevo por unos $200 con pagos mensuales por alrededor de los diez dólares. También los había en oferta de pianos usados a $25. $50. y $75. Con las nuevas facilidades de adquirir un piano, que eran anunciadas en la prensa, disminuyó la necesidad de recurrir al alquiler de uno de estos instrumentos; práctica muy frecuente durante el último cuarto del siglo XIX.

Las ofertas del mercado de pianos para mediados de la segunda década del siglo XX, le permitían a los interesados obtener de forma cómoda, un instrumento nuevo, a buen precio y que podía ser enviado a cualquier parte de la isla. La gran venta de pianos a su vez, ocasionó que además de los maestros bien cualificados, se dedicaran a la enseñanza del instrumento un significativo número de personas que se proclamaron maestros de piano. Ya que a partir de 1900 habían quedado suspendidas las becas para estudios superiores en todas las ramas del arte; aquellos estudiantes aventajados quienes con el favor de una beca del gobierno tenían la ilusión de convertirse en maestros graduados de alguna institución reconocida del exterior, entran a formar parte del grupo de maestros sin título que había en el país.
Para poder apreciar el volumen de la venta de pianos que se realizaba para comienzos del siglo XX, bastará solo con citar algunos ejemplos. Para ello tomemos como punto de partida el 29 de septiembre de 1900. En dicha fecha, el Music Trade Review celebraba que Puerto Rico había triplicado las ventas de pianos de 1896. También, Teodoro Aguilar Mora, quien comenzó como agente para Puerto Rico de la Kohler & Campbell Piano Co. en 1903, rondaba ya por las 700 unidades vendidas para 1915; año en el cual Callejo publica su clásico libro. Por otro lado, la tienda El Cielo en la calle Fortaleza #25 de San Juan, representantes de la prestigiosa marca Tonk, declaraban en el periódico La Correspondencia del 27 de julio de 1913 que habían vendido 298 pianos y 14 pianolas en tan solo 18 meses. En el mismo anuncio proclamaba que además de pianos nuevos, al momento contaba con 75 pianos de medio uso. Otros establecimientos también anunciaban en la prensa haber recibido nuevos surtidos de pianos. Uno de éstos fue la tienda por departamento González Padín, quienes para mediados de 1917 anunciaba la venta de su propia marca de piano: Tropic. De forma simultanea, se publicaban con frecuencia ofertas de pianos usados en los clasificados de los diarios:

Piano; Se vende uno vertical, fabricación alemana, en excelente estado de conservación y construído expresamente para el trópico […]. ( Anuncios económicos de La Correspondencia, 10 de diciembre de 1917 ).

La actividad comercial del piano no solo se efectuaba en San Juan, la gran demanda del instrumento permitió que establecimientos comerciales de ciudades como Ponce y Mayagüez llegaran a ser agentes de diferentes marcas de pianos, de las cuales recibieron envios directos de fábrica. Un ejemplo de éstos lo fue la tienda El Louvre ubicada frente al Parque de Bombas de Ponce. Hacia mediados del mes de diciembre de 1917, dicho establecimiento comercial anunciaba en el periódico La Correspondencia: «No compre ningún piano o piano- automático antes de ver el que le venderíamos».

Los «pianos-automático» mencionados en la oferta de El Louvre no era otra cosa que un piano al que se le instalaba un mecanismo con el cual el piano también funcionaba de forma automática. Este instrumento híbrido lo conocemos como «pianola». Para el 5 de mayo de 1913, un establecimiento comercial de la capital San Juan, anuncia en la prensa haber recibido 10 mil rollos de música para el instrumento. Sin duda alguna, adquirir tal cantidad de rollos supone la existencia de una buena cantidad de pianolas en la isla; más aún, si concideramos que otros establecimientos también vendían rollos de música para pianolas. Entre aquellos se contaban: El Louvre y, Otero & Sobrino ambos en Ponce; Sánchez Morales y González Padín, ambas compañías con sucursales en San Juan, Ponce y Mayagüez.

Así pués, para imaginar con proximidad la cantidad de pianolas en existencia, podemos tomar de ejemplo los 10 mil rollos de música que anunciaba la tienda El Cielo. Aquel volumen de inventario podía suplir la demanda para unas 400 pianolas, si el cliente promedio comprara 25 rollos no importando el tiempo que que le tomara adquirirlos. Habiendo otros establecimientos comerciales que ofrecían el envío de rollos a través del servicio postal, de igual forma denota que las pianolas estaban dispersas por toda la isla.
Con los datos sobre la venta de pianos y pianolas proponemos una eficaz razón por la cual Fernado Callejo pudo percibir la gran demanda de pianos que existía para 1915. Antes de que el gobernador Arthur Yager solicitara la revisión de arbitrios del piano, el historiador había escrito: «La enseñanza del piano se ha generalizado en todo el pais «, ( Música y músicos portorriqueños,1915. p.68). No hay duda de que tanto la percepción de nuestro historiador como la petición del gobernador, surgen a raíz de la cantidad de pianos que eran vendidos y, de los cuales había constantes ofertas en los periódicos de la época. En tales circunstancias es muy probable que luego de que el gobernador Arthur Yager, solicitara a Legislatura Insular revisar los impuestos que pagaba el piano, entrara en vigor la imposición de un aumento de arbitrio al momento de comprar un nuevo instrumento.

Referencias:
Ashley, Larry E. Pierce Piano Atlas.12th edition, 2008.
Callejo Ferrer, Fernando. Música y músicos portorriqueños. Tipografía Cantero Fernandez, San Juan, 1915.
Duo-Art Piano Roll Catalog. The Reproducing Piano Roll Fundation. Mac MIke,1998.
La Correspondencia de Puerto Rico (periódico)
La Democracia (periódico)
Music Trade Review, New York (1910 -17)
Q.R.S. Pleyer Roll Catalog. Chicago, Ill.,1919

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Ramón Figueroa Torres
Autores

Ramón Figueroa Torres

Realizó estudios elementales, intermedios y superiores en las escuelas publicas de Arecibo. Luego completó el grado de Bachiller en Artes de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. También, ejerció durante varios años la carrera magisterial en música y grados elementales en diferentes escuelas públicas del distrito Arecibo. Para el año 1978, completó un curso de afinador y técnico de piano en The Niles Bryant School of Piano Tuning. Luego, trabajó con la firma Fine Piano Inc. de San Juan durante veinte años, como técnico y afinador de pianos para la clientela de la isla. Al día de hoy cuenta con 40 años de experiencia en el ramo. En diferentes etapas de esta trayectoria ha sido miembro de organizaciones profesionales como: Piano Technicians Guild y Master Piano Technicians of America. Para el año 2017, publicó el libro: El piano, de Florencia a Puerto Rico, el cual ha presentado en: Centro de Estudios Avanzados, Instituto de Cultura, Universidad Ana G. Mendez (Barceloneta), librerías y escuelas libres de música.

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