Las encuestas y la votación en San Juan
El sistema que actualmente tenemos (“winner takes all” o el ganador se lleva todo) tiende al bipartidismo, a votar no necesariamente por quien se considera más apto para el puesto y más concorde con las visiones y valores del elector, sino por el mejor (o el menos malo) entre aquellos que tienen posibilidades de triunfar.
Me parece mucho más correcto trabajar en las enmiendas constitucionales necesarias que nos provean de un entramado electoral más justo y representativo, que la supresión de las encuestas que podrían atentar sobre la libertad de prensa.
Afortunadamente, en estas pasadas elecciones, sobre todo entre los jóvenes, se quebró ese procedimiento aún frente a un sistema que tiende a atornillarlo. Y las elecciones arrojaron un resultado que expresa mejor –que en ocasiones anteriores– el verdadero sentir del electorado. Nunca sabremos, sin embargo, si ante el virtual empate que correctamente diagnosticaba la encuesta de El Nuevo Día, algunos votos de Pierluisi hubieran sido para el Proyecto Dignidad, ni si algunos de los votos de Delgado Altieri hubieran sido para el PIP (como tantas veces antes) o para el Movimiento de Victoria Ciudadana.
El Nuevo Día responsablemente ha explicado cómo se llevó a cabo su encuesta. Sin embargo, no es solo importante lo que se divulga; fundamental es también el saber el porqué de lo que no se divulga. La encuesta de El Nuevo Día anterior a la última incluía información sobre las preferencias respecto a la alcaldía de San Juan, de más está decir, la de mayor importancia ¡por mucho! de las alcaldías del país. En esta aparecía Miguel Romero en primera posición, seguida por Rossana López y en un lejano tercer lugar se encontraban las preferencias manifiestas a Manuel Natal. En la última encuesta no se incluyó la información sobre San Juan. ¿Por qué? Puede que el periódico tenga una legítima razón, pero hasta hoy no se ha publicado nada al respecto, lo que inevitablemente incita a sospechas. Un amigo me informó que el encuestador de El Nuevo Día había señalado en una entrevista radial (de la cual nada supe) que no se había preguntado sobre San Juan en la última encuesta.
Esa muy vaga explicación deja dos dudas en torno a la encuesta sobre la mesa. Siendo uno de los asuntos de mayor interés, ¿por qué no se preguntó? Podría el encuestador argumentar falta de tiempo u otros asuntos técnicos. Queda aún la segunda interrogante: mientras la encuesta resultó bastante certera respecto a la gobernación, a la comisaría residente y en la papeleta sobre estatus; resultó desastrosa en su primera encuesta sobre la alcaldía de San Juan. Los conocedores de encuestas saben que una diferencia tan abismal en tan poco tiempo es muy improbable. Por lo que los resultados evidencian que la primera encuesta sobre San Juan tuvo fallas enormes.
Siempre quedará la interrogante de ¿Cuántos pipiolos o populares hubieran votado mixto por Natal si una encuesta lo hubiera colocado en un virtual empate con Romero? Personalmente, con todo y el encerramiento de la pandemia, conozco a muchos que me lo han expresado abiertamente. El resultado final de esa contienda tan importante para el país pudo haber sido distinta. El Nuevo Día y /o su encuestador le deben una mejor explicación a San Juan.
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Nota: Tratándose de la encuesta de El Nuevo Día y habiéndome publicado otros artículos antes, envié esta contribución a dicho periódico el sábado 7 de noviembre. Aún habiéndole enviado varios emails inquiriendo sobre si la publicarían y cuándo, al día de hoy no he recibido ni siquiera un acuse de recibo. ¿Hasta qué punto afirmará ello el dicho popular del que “calla otorga”?