Paramos para construir otra vida
En Puerto Rico el año 2018 nos ha cogido “superando” un trauma y rodeadas de incertidumbre ante lo que nos depara el futuro. Si ya de por si teníamos un gran reto que afrontar, el huracán María y el desastre político que estamos viviendo nos ponen en una situación mucho más complicada. Estamos en un momento más difícil que el año pasado, los rumores de lo que venía se han convertido en amenazas directas como la privatización de la AEE o del sistema educativo, e incluso en hechos reales como la reforma laboral.
El año pasado, cuando decidimos que nos sumaríamos al paro internacional de mujeres, muchas personas dudaron de nuestra capacidad de organización y movilización. Este año, más que probar al resto del país lo que las mujeres podemos hacer, nuestro fin es empezar a agitar y a movilizar para una lucha que empieza el 8 de marzo y se debe continuar si realmente queremos cambiar el curso de la historia que el neoliberalismo colonial ha trazado para nosotras. Sin embargo, ya hay un trabajo adelantado que debemos estudiar y discutir. Esta lucha no la estamos empezando desde cero, las mujeres estuvimos los primeros 6 meses del año 2017 movilizando y también proponiendo alternativas. El pasado primero de mayo la Colectiva Feminista en Construcción no solo organizó la marea feminista, también le presentó al país una propuesta de lucha que aprobamos en la Asamblea Feminista de junio y cuyos reclamos se los hicimos llegar al gobernador en ese mismo mes. Por lo tanto, ya hay un camino importante recorrido que no podemos ignorar. Las mujeres no esperamos a los mensajes del gobernador para organizarnos y trazar un plan de acción.
Es por eso, que este año nuestro lema pasó de ser una demostración de fuerza a ser uno que expone cuál va a ser nuestro camino a seguir: construir otra vida. Una vida que no solo se asegure de tener las garantías mínimas para el bienestar, como un buen sistema público de salud, educación y transportación, al igual que servicio de agua y energético público y de calidad. Queremos que vaya más allá, que apueste a una educación pública libre de racismo y sexismo, una autoridad de energía eléctrica pública que impulse la energía renovable, que el sistema de salud público garantice un parto humanizado a todas las personas gestantes y que provea los servicios médicos necesarios a las comunidades LGBTTIQ sin ningún tipo de discrimen, que se protejan incondicionalmente las reservas naturales y se impulse la soberanía alimentaria, que se reduzca la jornada laboral a 30 horas semanales, que se garantice vivienda y trabajo a todas las personas, entre otros muchos reclamos contenidos en el documento aprobado en la asamblea de feminista. (https://huelgageneralpr.com/2017/04/24/economia/)
Este 8 de marzo comenzaremos con el paro de mujeres, pero nuestra apuesta es ir más allá; seguiremos defendiendo en todos los frentes de lucha el trabajo que hicimos el año pasado e impulsando que la lucha debe trascender la mera defensa de lo poco que nos queda. Defender las instituciones públicas garantiza los servicios básicos para las personas, sin embargo, no garantiza, de por sí, que no se discrimine, no asegura que se provean los servicios básicos atendiendo las particularidades de las personas, no garantiza el derecho a la organización sindical, no promueve la soberanía alimentaria, entre muchos otros reclamos necesarios para tener una vida digna. Construir otra vida es precisamente eso, pensar e impulsar esa nueva vida que no deje a nadie atrás sin importar su raza, sexo, origen de procedencia, diversidad funcional o su identidad sexual, entre otras. Nuestra lucha debe garantizar, no solo una vida digna para todas las personas que vivimos en Puerto Rico, sino también una saludable convivencia con nuestro medio ambiente y todos los seres vivos que aquí habitan. La lucha de pueblo a la que aspiramos debe contemplar los reclamos y las necesidades de todas y todos empezando desde lo más básico, pero apostando a mucho más.