Poética marica: Poemas libertarios para una militancia cuir
“Es hora de ser narrados. Es hora de narrarnos.
Porque la vida surge sobreviviendo a la palabra”.
–Daniel J. García-López
En primer lugar, es indispensable explorar cómo se logra plasmar lo anormal, lo raro, lo abyecto y lo cuir, desde la desestabilización misma del lenguaje y las “normas” sobre lo que puede llegar a ser poético. Por lo pronto, sugiero partir del construccionismo social, para entender que a través del lenguaje podemos llegar a construir nuevas realidades. Particularmente, distinguir el lenguaje como forjador de realidades, nos permite dar cuenta de la necesidad de imaginar utopías, que se conviertan en otros mundos y en otras formas de habitarlo. En este sentido, no es suficiente ver los poemas como una realidad por sí sola, sino como una creación que tiene efecto sobre otras realidades al momento que el lector interactúa con ella.
Debo advertir que torceré, así como lo maricón, el concepto de utopía a mi interpretación del pensamiento ellacuriano, cuando propone que la profecía es la condición de la concretización de la utopía, mientras que la utopía es el horizonte en el cual la profecía se radica (Ellacuría 1989). Por tanto, entiendo las utopías como realidades en potencia que adquieren materialidad simbólica a través del lenguaje y mantienen una relación dialéctica con las profecías que se autocumplen. Solo hace falta imaginarlas como una posibilidad, creer en ellas e impulsarlas al mundo físico por medio del lenguaje. No obstante, antes de pasar a definir propiamente las profecías que se autocumplen, es conciso reafirmar mi aproximación conceptual sobre las utopías y profecías desde las palabras de Ignacio Ellacuría:
“Utopía y profetismo, si se presentan por separado, tienden a perder su efectividad histórica y propenden a convertirse en escapismo idealista, con lo que, en vez de constituirse como fuerzas renovadoras y liberadoras, quedan reducidas, en el mejor de los casos, a funcionar como consuelo subjetivo de los individuos o de los pueblos”. (141)
Ahora bien, las profecías que se autocumplen son “una suposición o predicción que, por la sola razón de haber hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia ‘exactitud’” (Watzlawick 82). Vale proponer que esto se da a razón de la acción a través del habla, en este caso, aquella de la voz poética. Austin (1990) establece que al producir un acto de habla se están activando tres dimensiones: acto locutivo (emitir enuncionado), acto ilocutivo o intención (función comunicativa) y acto perlocutivo o efecto (cómo el interlocutor reaccionará ante el estímulo lingüístico). Cabe señalar, que se enfocó para sus aportaciones en los enunciados performativos, que tienen como finalidad producir una transformación propia del espacio donde fueron emitidos o crear otras realidades por medio de la locución performativa. En suma, Searle (1974, 1990) agrupa los actos de habla en categorías, incluyendo así los actos del habla declarativos que son los que modifican la realidad. En otras palabras, la intención es provocar un cambio en el mundo a través de las declaraciones. Así pues, los poemas como profecías engendran los sentimientos más utópicos desde la otredad y reflejan, o más bien declaran, que estos cuerpos Otros van a recuperar terreno que se les había prohibido. Acoger la poesía como medio para expresar las intenciones de cuirizar nuestros espacios, innegablemente, asegura un acto perlocutivo atado a la transformación de realidades.
“[…] si de lo que se trata es de propiciar las condiciones de posibilidad de vidas vivibles (vidas que merezcan la pena ser vividas), la sostenibilidad de la vida ha de situarse en el centro, evitando reproducir la lógica identitaria del capitalismo, y construyendo un hábito gramatical queer desde el que plantear subjetividades otras como forma-de-vida”. (García-López 197).
Por supuesto, gestar estas profecías y utopías poéticamente no es algo meramente artístico, porque el acto creativo va acompañado de una acción impolítica de resistencia. La resistencia aparece como una estética de la existencia, con la posibilidad de hacer de la libertad una cuestión práctica y no simplemente formal, para que así signifique la libertad de elegir una forma de ser (Giraldo-Díaz 99), incluso dentro del entramado del lenguaje. Las relaciones de poder en el sistema lingüístico y sociocultural no son una trampa, en cambio, son una situación estratégica que se pueden reconfigurar a nuestro favor. Asimismo, “Foucault defiende la idea de que la libertad no es una lucha por convertirnos en lo que somos, sino un trabajo de desprendimiento de la identidad que se nos impone” (Castro-Orellana 54). Es preciso destacar, que esto es lo que alcanza a hacer Nemir Matos-Cintrón cuando, incluso desde el nombre del poemario, rechaza la noción que se construye alrededor de lo que significa ser mujer o cómo debe actuar (o hablar) para llegar a serlo.
Sería irresponsable intelectualmente no reconocer Las mujeres no hablan así (2010) como interruptor de la tradición poética puertorriqueña. No tan solo usa su experiencia como mujer lesbiana y pone su cuerpo en el papel para hacerlo con las palabras, sino que potencia en el poema la adquisición de su propia corporeidad para moverse y militar en la literatura. En esta línea de pensamiento, la voz poética revela su intención de ser sujeto cuir en resistencia a partir del comienzo del poemario con Canto a Changó.
“Fuerza Yoruba, Ábreme paso
Con doble espada, doble filo
Entre izquierda o derecha.
Ábreme paso, ábreme paso”.
Al leer esto, estamos ante una manifestación imperativa por parte de la voz poética. Se encuentra, pues, acumulando fuerza divina para abrirse paso en el canon literario, lo que ya anunciaba su naturaleza de interrupción. Ciertamente, se convirtió en una profecía que se autocumplió, tanto así que la poeta es reconocida dentro de los círculos literarios y su obra figura dentro de los estudios académicos. Su expresión poética se fortalece de su discurso impolítico, es decir, desde lo políticamente descortés y contrario a la norma moral impuesta desde las hegemonías. En concreto, podemos apreciarlo en los siguientes versos:
“Esta noche escribo mi nombre en las paredes
con la sangre de mi chocha”
Bajo la óptica moralista, la voz poética adquiere una cualidad de abyección que le permite resistir y transgredir la norma que acompaña la expectativa de cómo hacer poesía y qué elementos son susceptibles a la gestión de embellecer con las palabras. “En este sentido, lo siniestro, aquello que debía quedar oculto y que se ha desvelado, se muestra como experiencia de un delito contra la comunidad misma” (García-López 198). Este último teórico, añade también, que “la promiscuidad queer, subjetividad precaria e instalada en la paradoja, se ubica en el pecado capital” (198) posibilitando espacios de resistencia desde la experiencia de nuestros cuerpos y las palabras mismas que logran representarlo.
Por otra parte, vemos una acción poética similar en Invitación al polvo (2015) de Manuel Ramos-Otero. Aunque, de aquí en adelante, resulta pertinente conceptualizarlo como una forma de expresión impoética, descortés en sí con la misma poesía que tradicionalmente ha escupido las corpolaridades cuir del canon literario. Destaquemos por una instancia la técnica en estas dos primeras estrofas del poema 20:
“No digáis que por falta de su bicho
mi verso resplandece hasta que arde
el culo es llamarada por la tarde
de noche, como Dios, vuelve a su nicho.
Si el lector me rechaza por cobarde
por miedo a la verdad es que lo ficho
tentación de poeta es lo entredicho
ignorancia juzgar por puro alarde”.
Ramos-Otero asume imágenes vistas socialmente como despreciables y reprocha los territorios desde donde se le niega su verdadera libertad: la poesía, la heteronorma, el patriarcado, las masculinidades y el lector influenciado por las representaciones sociales que se construyen alrededor del sujeto maricón. Traer, a la escena del poema, el bicho y el culo es impolíticamente impoético. Desde luego, trasciende el mero reproche y deviene en la construcción de un espacio donde hay cabida para eso, en primer lugar, en su poema, pero consecuentemente, también creando otras zonas para que los maricones habiten en el plano material.
“El ano es una gran metáfora del control de los sistemas sociales. Podemos definir un sistema como una estructura topológica (lo espacial) con un dispositivo termodinámico (la energía que circula por ese espacio). Lo político es una regulación de esos espacios y de esos flujos de energía. Todo sistema social es un sistema abierto, necesita de intercambios de energía, información, población, fuerza, materia. Intentad cerrar una ciudad y morirá. Intentad cerrar el culo de una persona y morirá́”. (Saéz y Carrascosa 34)
En vista de lo anterior, resulta indispensable traer cómo Ramos-Otero profetiza una muerte parecida.
“El único temor que abrigo es que la muerte
sea un insomnio eterno en un país fatal
sin cigarrillos, en un lecho sin fin
habitado por nadie, sin que nadie me clave,
como al otro, en un cielo que quiere ser cuneta”.
El culo en la obra del autor obtiene un valor abyecto para la resistencia a través de la poesía. Digamos que se trata de crear una nueva po(ética) cuir entre las infinitas posibilidades que hay para esta existir. En cuanto a eso, aparece lo que Vidarte llama la ética anal, o sea, la analética. “Hacer del culo nuestro instrumento político, la consigna fundamental de otra militancia LGTBQ, diseñar una política anal muy básica: todo para dentro, recibir todo, dejar que todo penetre y hacia afuera sólo soltar mierda y pedos, ésta es nuestra contribución escatológica al sistema” (Vidarte 89). Esto me parece poderoso cuando se aterriza en la invitación al polvo que hace Ramos-Otero a: la poesía, al bugarrón que es reflejo de las imposiciones heteronormativas y su violencia sobre los cuerpos otros, y al kiriarcado.
“Que se atrevan a comerme el orificio.
Que me alcancen ese tajo que no alcanzo.
Me cago en el amor y apenas resucito”.
Mientras releo esos versos, vuelvo a acudir a Paco Vidarte y su pensamiento analético. Por lo pronto, iba a disculparme por insistir en sus aportaciones, pero dentro de la misma consciencia construccionista del lenguaje, hay una responsabilidad ética en seguir abriendo paso para los que escriben desde la otredad. Al final, no es accidental adaptar el nombre de su no-libro para esta reflexión, por lo que me mantengo firme en habitar también sus palabras:
“No es lo mismo lo que el poder entiende por el culo de un marica, que lo que una marica entiende que es su culo. Para el poder somos putos culos, culos sin yo, sin posibilidad, necesidad ni aptitud para llevar iniciativa política alguna. Culos para darles, para que les den. Culos que reclaman servicios públicos para no cagarse por las aceras: está bien, se los daremos, no mola que nos llenen todo de mierda. Culos despolitizados. Pues bien, yo mi culo lo tengo colectivizado, que no es lo mismo que ser mi culo. Tengo un culo solidario, que no es igual que tener un culo que busca su placer egoístamente”. (Vidarte 34)
En vista de que ya he podido presentar algunos ejemplos de cómo lo abyecto, lo que no tiene lugar en la norma social, se convierte en un arma de militancia y resistencia impoética, entiendo preciso subrayar el porqué son poemas libertarios. Veamos, en la poesía estamos ante una estructura que, aunque artística, sigue sosteniéndose de las concepciones socioculturales de la humanidad y el poder del lenguaje. De este modo, la poesía que es privilegiada por las instituciones culturales reproduce una episteme, a partir de la que se llega a interpretar el mundo. Sin embargo, cuando aparecen poemarios como Las mujeres no hablan así de Nemir Matos-Cintrón e Invitación al polvo de Manuel Ramos-Otero se crean nuevas realidades disruptivas, que imaginan utopías que valen la pena vivir, donde hay espacio para todas, todes y todos. Esto supone una acción libertaria, ya que hay una apertura a la construcción de espacios donde podemos ser y existir libremente. Son libertarios también porque se rebelan contra la heteronorma poética y porque profetizan que ocuparemos los territorios que se nos negaban. Ninguna relación de poder es determinante de nuestro futuro y tenemos la capacidad para cambiar las realidades de forma tal que se nos incluya.
En definitiva, debemos esforzarnos en cambiar las cosas mediante las palabras, la poesía y, en especial, lo impoético. Los poemas también se convierten en cuerpos que habitan el mismo mundo que crearon de forma recursiva. Esa característica de recursividad la podemos apreciar en la mirada de Sánchez-Corral: “en efecto, el acto de construir o de leer un poema –que también es construirlo– produce una transformación en el sujeto justamente porque éste se encuentra situado ante un acto lingüístico de naturaleza muy similar a la del enunciado performativo: el texto poético no solamente informa, el texto poético hace algo porque produce una acción, que produce una conducta en aquellas personas que participan en el proceso comunicativo” (8). Desde luego, el poema también tiene la posibilidad de adquirir una corporeidad que garantiza la oportunidad para militar desde la poesía. Si para militar hace falta el movimiento y, para el movimiento se necesita del cuerpo, entonces convirtamos las palabras en nuevas corporalidades. Al final, en la palabra hay acto y movimiento, por lo que la apuesta debe ir dirigida a profetizar una militancia impoética para habitar nuestras utopías y crear cada vez más espacios cuir seguros.
Referencias
Austin, J. L. «Cómo hacer cosas con palabras.» (1990).
Castro-Orellana, Rodrigo. «Microfísica de la libertad: Foucault y lo político.» Hermenéutica
intercultural: revista de filosofía 15 (2006): 49-78.
Ellacuría, Ignacio. «Utopía y profetismo desde América Latina. Un ensayo concreto de
soteriología histórica.» Revista latinoamericana de teología (1989), vol. 6, no. 17, p. 141-184.(1989).
García-Díaz, D. J. “Rara Avis. Una teoría queer impolítica”. Editorial Melusina, 2016.
Giraldo-Díaz, Reinaldo. «La resistencia y la estética de la existencia en Michel
Foucault.» Entramado 4.2 (2008): 90-100.
Matos-Cintrón, Nemir & Yolanda V. Fundora. Las Mujeres no Hablan Así: Poemas. Editorial
Atabex, San Juan: 1981.
Ramos-Otero, Manuel. Invitación Al Polvo. Plaza Mayor, San Juan: 2015.
Sáez, Javier y Sejo Carrascosa. «Por el culo.» Políticas anales. Barcelona/Madrid: Egales (2011).
Sánchez-Corral, Luis. «Utilidad (utópica) de la poesía.» (2001).
Searle, J. Expression and Meaning. Nueva York: Cambridge University Press. (1974).
Searle, J. (1990). Actos de habla: ensayo de filosofía del lenguaje. Madrid: Cátedra. (1990)
Vidarte, Paco. «Ética marica.» Proclamas libertarias para una militancia LGTBQ. Madrid:
Egales (2007).
Watzlawick, Paul. «Profecías que se autocumplen.» Paul Watzlawick et. al. La realidad
inventada, Barcelona: Gedisa (1981): 82-98.