Retórica derechista 101: estrategias básicas y cómo combatirlas
¿Alguna vez has tenido una buena pelea en las redes sociales?
Los medios digitales, particularmente la funcionalidad de añadir comentarios y las redes sociales, han creado nuevos espacios para el diálogo que han tenido un gran impacto en nuestra sociedad. Desde hace tiempo hemos visto que los espacios virtuales abiertos y anónimos son terrenos fértiles para expresiones de odio, abuso verbal y sicológico y otros tipos de ataques. Las personas que utilizan estas tecnologías para postear falsedades, provocar, abusar verbalmente, acosar y hasta hacer amenazas —los llamados “trolls”— nos han llevado a neologismos como “trolear” o “troleo” para identificar estos patrones de abuso en línea. Más allá de los espacios anónimos, redes como Facebook permiten que personas de distintas ideologías e inclinaciones políticas tengan espacios comunes para dialogar, en los mejores de los casos, o pelearse, en los peores.
En las elecciones de 2016 la derecha estadounidense (con apoyo de un ejército de trolls rusos) utilizó una serie de tácticas para argumentar su causa sin importar que tuvieran fallas lógicas o fueran poco éticas, siempre y cuando lograran ganar las elecciones. Estas tácticas de argumentación han permeado el discurso de la derecha y se han normalizado, convirtiéndose en sus herramientas básicas en una discusión. Este tipo de retórica es una violencia contra los principios éticos de la retórica tradicional establecidos por Aristóteles, la cual estudia cómo persuadir utilizando la buena reputación y credibilidad de las personas (ethos), los argumentos lógicos fundamentados en evidencia confiable (logos) y evocando los sentimientos (pathos). Esta retórica, que aún se enseña en la universidad de forma actualizada, ahora se encuentra de frente con una retórica derechista implacable, que no le importa romper con principios éticos, cometiendo falacias deliberadamente con tal de ganar una discusión, aunque sea a corto plazo. Este choque causa confrontación y dificulta los diálogos de buena fé que lleven a consensos o al menos a reconocer y respetar las diferencias de opinión.
Las siguientes ocho tácticas de argumentación son algunas de las más utilizadas por la derecha.
1. Ignorar planteamientos
Esta es una estrategia fundamental, ya que para ser derechista hay que deliberadamente ignorar mucha evidencia en contra de sus posturas. Hay ejemplos de sobra —el impacto humano sobre el calentamiento global y el daño ambiental, la ineficacia de las medidas de austeridad en la mejoría de las economías, el rechazo de la estadidad tanto por el pueblo puertorriqueño como el estadounidense, que el planeta Tierra tiene sobre 4.5 billones de años de edad (en vez de 6,000 años como plantea la Biblia), la teoría de la evolución— así que para ser conservador derechista hay que desarrollar cierta inmunidad a los hechos según establecidos por los sistemas de conocimiento establecidos, como las ciencias y las humanidades. Esta es una de las razones por las cuales la derecha es anti-intelectual y generalmente anti-universitaria —porque son instituciones donde se genera conocimiento y pensamiento crítico que cada vez más va en contra de sus posturas conservadoras.
Cuando te encuentras en una conversación con alguien y te das cuenta de que no responde a los planteamientos hechos con evidencia establecida, sabes que no estás dialogando con una persona que razona de la misma manera, ni que valora las mismas condiciones para establecer los hechos. Estas personas saben que no les conviene tratar de refutar lo irrefutable, lo cual generalmente les lleva a la segunda estrategia: distracción.
2. Distracción
Cuando una persona derechista se encuentra con algo irrefutable, no puede admitir que tienes razón y le es necesario distraer del tema de alguna manera. A veces ataca la fuente o a la persona que hace el argumento (la falacia ad hominem), o busca confundir el asunto de alguna forma. Por ejemplo, según escribo esto las redes sociales explotan con la noticia horripilante de cómo el terrorista doméstico Robert D. Bowers tiroteó una sinagoga en Pittsburgh hoy en la mañana, matando 11 personas e hiriendo a 6 (al momento). Este hombre es activo en las redes sociales ultraderechistas y antisemíticas, las cuales se han visto envalentonadas por el discurso xenofóbico del presidente Trump. Trump, en su primera comunicación a la prensa acerca del tiroteo, distrae del tema sugiriendo que hubieran muerto menos personas si hubieran tenido un guardia armado en la entrada de la sinagoga. En Twitter los trolls derechistas ya están hablando de los tiroteos que ocurrieron durante la presidencia de Obama, del apoyo de Trump a Israel y presentando teorías de conspiración. Esta táctica de distracción es esencial para poder seguir operando, ya que admitir que las políticas derechistas de facilitar el acceso a armas de fuego automáticas y potenciar la xenofobia, antisemitismo y odio con el discurso nacionalista del presidente sería una admisión de complicidad en el problema y requeriría repensar sus posturas.
Cuando en una conversación alguien insiste en distraer, confundir, o cambiar el tema sin atender los planteamientos hechos, sabes que estás tratando con una persona que no está teniendo un diálogo de buena fe. Reitera lo planteado y si no responden o si responden con evasivas, señálalo y ponle fin a la conversación.
3. Repetir y amplificar falsedades
Como no cuentan con los hechos, según establecidos por fuentes fidedignas, la derecha ha sido muy sagaz en utilizar las redes digitales para crear fuentes falsas y presentar lo que llaman “hechos alternos”. Pero la estrategia no termina ahí: es fácil mostrar cuando una fuente de información es falsa o simplemente una herramienta propagandística, pero cuando estas falsedades se repiten una y otra vez por personas y medios tradicionales derechistas (como Breitbart o Fox News) comienza a parecer información certera. Es una especie de lavado de la desinformación para hacerla parecer confiable. Peor aún, un estudio reciente de MIT mostró que las falsedades se riegan más rápidamente en Twitter que los hechos y que en algunos casos refutar una mentira ayuda a amplificarla en vez de contrarrestar la misma. Esto ha llevado a crear ecosistemas mediáticos derechistas para la circulación de información entrecortada con desinformación y propaganda, incluyendo bots, cuentas falsas y trolls contratados para magnificar su alcance en los medios sociales y atacar intentos de corregir las falsedades.
Cuando una persona te comienza a citar desinformación de fuentes derechistas en sus argumentos, sabes que estás dialogando con una persona cuya mente está atrapada en una burbuja y que es poco probable que puedas hacerle ver algo más allá de la misma. Frecuentemente atacan con muchas falsedades corridas, para que pierdas el tiempo desmintiéndolas y buscando ponerte a la defensiva. Y si otras personas derechistas se unen al reclamo falso, sabes que están tratando de utilizar esta estrategia en tu contra. En casos así, lo mejor es identificar las falsedades una vez y concluir la conversación si intentan defenderlas.
4. Acusación hipócrita
Una estrategia básica derechista es acusar a la persona con quien están teniendo una discusión de algo que ellos hacen mal, para protegerse de que les acusen de lo mismo. Es por esto que Trump acusa a los medios informativos establecidos de presentar noticias falsas o de estar motivadas políticamente en presentar reportajes negativos a su persona. Esto ha enseñado a los derechistas a acusar a fuentes fidedignas de ser propaganda izquierdista aunque tengan un historial de prestigio en el periodismo o la academia. Esto en combinación con la táctica de amplificar falsedades ha logrado crear un escepticismo hacia los hechos que ha resultado en una edad dorada para las teorías de conspiración. Más allá de esto, notarás que a los derechistas les encanta acusar a los liberales de ser racistas, clasistas, emotivos, irracionales, fantasiosos, o lo que sea necesario para ponerte a la defensiva y evitar que los acuses de lo mismo.
Si notas que te están acusando falsamente de algo, refuta la acusación una sola vez y continúa con tus argumentos. No magnifiques la acusación ofendiéndote o poniéndote a la defensiva, que es lo que buscan. Es otro tipo de distracción y una señal de que no tienen interés en resolver el asunto, sino provocar una reacción emotiva de tu parte.
5. El ataque indirecto
Una táctica favorita de la derecha es decir algo insultante u ofensivo, pero indirectamente. Frecuentemente para entender la indirecta hay que conocer el contexto en lo que se dice, como el historial de la persona o las circunstancias en que se dice algo, pero el mensaje queda claro. El presidente Trump ha utilizado esto para atacar e insultar un sinnúmero de personas y grupos, tanto con sus comentarios en la prensa, discursos y tuits.
Cuando alguien utiliza esto en tu contra, ten cuidado. Esto es una trampa, ya que al reaccionar o confrontar a la persona con lo que han dicho, entonces niegan haber dicho eso, refugiándose en lo dicho literalmente y negando lo dicho implícitamente. Si te molestas ante la provocación, te acusan de ser emotivo, irracional, demasiado sensitivo y otras características que le gusta atribuir a los liberales. Esto les abre la puerta para activar la acusación hipócrita y las próximas dos estrategias. Lo mejor para hacer en casos como este es declarar con firmeza cómo interpretaste lo dicho y expresar el problema con lo que implica, instándole a que tenga cuidado con sus expresiones futuras.
6. Poner palabras en tu boca
De la misma manera en que no les gusta que les clarifiquen sus ataques indirectos, a los derechistas les gusta tergiversar lo que has dicho para hacerte ver mal, deliberadamente malinterpretando tus reclamos. Tratar de aclarar lo dicho entonces te pone en la defensiva, lo cual crea la ilusión de que lo dicho tiene veracidad. Esto lo refuerzan con la estrategia de repetir falsedades para amplificarlas.
La mejor estrategia contra este tipo de retórica es aclarar posible malentendido una sola vez y continuar con la conversación, reiterando que ya se aclaró el asunto si se ponen a repetir o continuar tergiversando lo dicho. Pero esto es una señal también de que no se está teniendo una conversación de buena fe y que debe concluirse pronto.
7. Hacerse la víctima
Cuando has expuesto y frustrado sus trucos retóricos —sus falsedades, ataques indirectos, intentos de distracción, la manera en que han tratado de poner palabras en tu boca y han hecho sus acusaciones falsas— les quedan pocas estrategias y la primera es hacerse la víctima u ofenderse. Cuando escuchas los violines virtuales estos vienen acompañando las quejas de cómo son malentendidos, o cómo tú los has malinterpretado, cómo enfrentan grandes retos y dificultades estando en el poder, o cómo son perseguidos por otros. Según vimos en el proceso de confirmación de Kavanaugh, Trump nos haría pensar que son los hombres los que son víctimas de persecución de parte de las mujeres y el movimiento #MeToo; no que hay una cultura tóxica masculina que promueve la violación y el hostigamiento sexual.
Cuando en una conversación alguien empieza a hacerse la víctima, ten en cuenta que es otra táctica de distracción y generalmente indica que ya no le queda mucho más por decir excepto recaer en los tópicos trillados de la derecha.
8. Los tópicos trillados
Cuando una persona derechista empieza a desempolvar los tópicos usuales de la derecha, generalmente falsedades ampliamente repetidas que se han convertido en sus fundamentos ideológicos, sabes que ya no le queda casi nada por aportar a la conversación. Generalmente los presentan en masa, como un escopetazo tirando muchas balas pequeñas a ver si alguna da en el blanco y provoca una reacción. Esto es una táctica de distracción diseñada para reafirmar su credo ideológico y justificarse ante sí mismos. Temas como la necesidad de la austeridad, las “realidades” que hay que enfrentar (sin cuestionar su rol en la creación y reafirmación de las realidades), las decisiones difíciles que hay que tomar, la necesidad de enfrentar los retos y otras baboserías trilladas, son tan generales que el intentar refutarlas requeriría mucho tiempo y esfuerzo de tu parte.
Este es el momento en que se han rendido o al menos ya no tienen interés en un diálogo real. No caigas en la trampa de tratar de refutar algo de esa masa de disparates ideológicos. Ponle fin a la conversación y continúa con tu vida. Prolongar la conversación más allá de este punto rara vez lleva a algo bueno.
Conclusión
Hay otras estrategias —buscar un pequeño defecto en un artículo, libro o teoría para desestimar la idea que presenta, tildar de políticas las fuentes de información prestigiosas, presentar teorías de conspiración, tratar de tildar un hecho comprobado como una mera opinión de la cual se puede diferir, tratar de inflar la importancia de alguna opinión o teoría marginal, y muchas más. Por otra parte, la derecha tampoco tiene un monopolio del uso de fallas lógicas y la mala argumentación. Pero nuestras bases están centradas en la ciencia y el conocimiento planteado por instituciones de prestigio y disciplinas del saber bien establecidas con mecanismos de rigor académico. La derecha ha convertido sus tácticas de desinformación en armas para hacer guerra política y ganar elecciones, según visto en las elecciones más recientes en Brazil y alrededor del mundo.
Cuando estás en una conversación con personas derechistas, hay que entender que sus mentes han sido condicionadas por un ecosistema de desinformación y argumentación creados para reforzar su ideología (ellos dirán lo mismo de los izquierdistas, pero es una acusación hipócrita). Esto no significa que son malas personas o que no vale la pena dialogar con ellas: al contrario, es necesario establecer diálogos reales y buscar alcanzar consensos o el respeto mútuo de las diferencias. Pero es un camino difícil para recorrer porque está minado con una cultura de argumentación que no está basada en los mismos valores éticos ni de calidad de la información. Con frecuencia utilizan las tácticas mencionadas arriba sin darse cuenta que lo están haciendo y hay que mostrarle que son malos hábitos de pensamiento y argumentación. Y a nadie le gusta que le señalen su ignorancia, así que los ánimos se van calentando.
A fin de cuentas lo importante y esencial es reconocer cuándo la persona con quien conversas está o no actuando de buena fe. Si detectas que la persona está utilizando muchas de estas estrategias y no responde genuinamente a las ideas que presentas, es tiempo de poner límites a la conversación y terminarla lo antes posible para evitar que llegue a causar daño en la relación. Esto es importante cuando valoras la conexión que tienes a esta persona: sea familiar, profesional, o social. ¿Sabes qué? Aunque estén intercambiando palabras, ya no hay diálogo constructivo. No se están escuchando.
Si la persona no lo quiere dejar pasar o se pone a insultarte directamente, es el momento de desconectarse de esa persona. Para esto las redes sociales y sistemas de correo electrónico ofrecen herramientas para desconectarse y hasta bloquear las cuentas de personas abusivas. Y si es un vil troll de Internet, ignóralo o bloquéalo. No vale la pena dignificar su discurso abusivo.
Posdata
Para ejemplos de estas estrategias, vale la pena explorar el bot de protesta @NRA_Tally de Mark Sample, el cual utiliza datos de tiroteos reales (armas, lugares y número de víctimas) para generar situaciones hipotéticas de tiroteos en masa en los Estados Unidos, incluyendo la reacción del National Rifle Association (NRA) el cual utiliza múltiples tácticas discutidas aquí para proteger la venta de armas de fuego.