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Sentido común

Emanuel Dufrasne GonzálezEmanuel Dufrasne González Publicado: 10 de agosto de 2018



Desde niño he sabido del panfleto Common Sense, obra de Thomas Paine (Norfolk, Inglaterra,1737- Nueva York, 1809), publicado en enero de 1776. Fue un escrito muy influyente en el pueblo estadounidense durante los meses previos a la declaración de independencia de ese país. Me inspiré en esa obra para escribir este texto en décimas octosilábicas o espinelas. Invité a mi primo Carlos Juan Torres González a contestar mis décimas del modo que más le complaciera. Pensé en una controversia a ser cantada al son de un seis. A mí me agrada la idea de un seis viequense o lelolai. Podría ser un seis montuno en modo mayor o menor. A mi primo Carlos le gusta la idea de cantar estas décimas al son de un seis de Andino. Son catorce décimas. Las de mi autoría son las décimas impares y ennegrecidas (1, 3, 5, 7, 9, 11, 13). Las de mi primo Carlos son las décimas pares (2, 4, 6, 8, 10, 12, 14).

Cuando hay un invasor
que domina al invadido,
¿quién se lo habrá consentido
con inocente candor?
No puede salir peor
ese país subyugado,
porque al ser dominado,
siempre es para el beneficio
del invasor, y el suplicio,
es para el colonizado.

Lo dices con pundonor,
eso, yo no lo invalido.
Con sentido y compungido
lo dices con mucho honor.
Quién suele salir mejor,
el agresor o el herido?
Siempre tiene buen sentido
el que su pellejo guarda.
El agresor se resguarda,
sin salir muy bien valido.

Es ingenuo quien defiende
al país que es invasor.
El beneficio mayor
es mucho lo que se extiende.
El ingenuo no comprende,
por ende, desinformado                             
y encuentra que es de su agrado
vivir en una colonia:
Obséquienle una begonia
y que viva así engañado.

Hablas del vil infeliz,
que defiende lo indebido.
Es de muchos muy sabido,
lo que es favor o desliz.
Ignorante e institutriz,
ya de por sí, están gastados
de creer lo desgastado,
que impera en nuestro país.
Cambiemos ya, de raíz,
no estemos ya ñangotados.

¡Despierten ya borincanos!,
cual el himno nacional.
Sean de la tierra sal
e identifiquen villanos.
No pequen de ser sananos
ante todas las patrañas
que inventan las más hurañas
mentes del vil enemigo,
que actúa cual un amigo,
pero tiene malas mañas.

Avisado o advertido
de nuestro soñar isleño,
del despertar borinqueño,
eso tiene buen sentido.
Nos tienen muy mantenidos,
creyendo su vil mentira,
a otro, con su canto y lira
y su proceder extraño,
de tratarnos con amaño
con su consabida ira.

Un país que es invasor,
perjudica al invadido.
Eso está ya muy sabido;
¿Crees que hacen un favor?
Todo sería mejor
si dieran la independencia.
Es asunto de decencia:
Lo que falta es el honor,
valentía con amor,
porque tenemos solvencia.

Invadir no es pundonor
y vil es al invadido.
Eso es algo muy sabido;
lo que trae es deshonor.
Castiza de lo mejor
es nuestra tierra querida.
La libertad perseguida
nos da su gloria y honor.
Brindémosle, pues, loor
a nuestra patria dolida.

Es siempre a su conveniencia
que determinan asuntos.
Escriben ellos los puntos
y mantienen su presencia.
Con demasiada frecuencia
sacan ellos las ventajas.
Nos arrojan las migajas
de su vil imperialismo,
nos hunde el colonialismo,
que nos daña, nos rebaja.

Es de buena convivencia,
resolver nuestros asuntos.
Resolvamos todos juntos
con la más fiel connivencia.
Es con toda su vehemencia,
que defienden sus alhajas
y ni siquiera migajas,
de su ruin capitalismo
nos da, por su cruel cinismo.
Nos hunde y nos desgaja.

Nos quieren quitar las tierras
para ellos disfrutar,
nadar y vacacionar
con actitudes gamberras.
Su historial que me aterra
de diluir poblaciones
para destruir naciones,
culturas e identidades
es el colmo de maldades;
abusadores, buscones!

Nos quieren desarraigar,
poniendo en vilo principios,
con ambages y resquicios,
nos desean arremangar.
Esto lo quieren plagar
y desmembrar nuestro suelo;
nos trae mucho desconsuelo
y nos llevaría al fin;
es exceso hasta el confín,
es el confín, sin consuelo.

Siempre usan espionaje
para poder confundir,
vencernos por dividir,
mantener el coloniaje.
Sin escrúpulos ni ambages
tiran a rodar rumores,
para causar los peores
daños de reputación
y dividen la nación;
de chismes son portadores.

Con todo su vasallaje,
que es parte del mismo fin,
con su misma actitud ruin
mantiene su coloniaje.
Entre afanes y montajes,
con ínfulas imperiales,
recrea sus testimoniales,
reitera su vasallaje,
lleno de oprobio y follaje
de sus prebendas veniales.

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Emanuel Dufrasne González
Autores

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