Sobre Diálogo y la agenda partidista
Enorme responsabilidad recae sobre los hombros de la prensa puertorriqueña tras el despido del director del periódico Diálogo, Marcos Pérez. La publicación de la Universidad de Puerto Rico era hasta ahora un espacio donde se practicaba el periodismo de altura, de profundidad, de investigación, científico, ambiental y cultural que día a día ha perdido terreno en los medios comerciales. Este fue el legado de gente como Luis Fernando Coss y Charo Meléndez, que instauraron allí los más altos estándares de la práctica periodística, y Marcos Pérez supo honrarles.
Valga decir que bajo la dirección de Marcos se hizo una de las coberturas más punzantes de la huelga estudiantil. Una que se cuidó de ser condescendiente hacia el movimiento estudiantil y se aseguró de ser firme en sus cuestionamientos hacia la gerencia universitaria.
El reto no lo trae el despido de Marcos Pérez, sino la designación de un político venido a profesor universitario de administración de empresas y comercio, experto en temas de privatización, que se aseguró de dejar claras sus lealtades con la politiquería barata del país cuando hizo de comentarista político en el cada vez menos canal del pueblo de Puerto Rico. Dijo el comité de consulta estudiantil al evaluar la nominación de Maury al puesto de Rector de Río Piedras: «Ríos Maury no cumple con el estándar de Liderato y Servicio a la Comunidad al no tener experiencia significativa».
Dice también el informe realizado por el Consejo General de Estudiantes que el politólogo «presentó un entendimiento vago en torno a la relación con el estudiantado», que «presentó una propuesta para reducir la población estudiantil de RRP a 15,000 estudiantes en un periodo de tres años, limitando así la accesibilidad de la educación al país» y no descartó la privatización de servicios al estudiante.
La salida del director de Diálogo implica que la prensa del país tiene de frente el desafío de llenar el hueco editorial que inevitablemente se aproxima tras la «restructuración» del periódico a manos de alguien que evidentemente no tiene las credenciales para dirigirlo y le desprestigia. A pesar de que queda allí un reducido grupo de talentosos y valientes comunicadores, la agenda editorial que se anticipa contrastará notablemente con la que hasta ahora había imperado.
Justamente en la Semana de la Prensa, el nuevo presidente de la Universidad de Puerto Rico ha hecho una declaración de principios. Ha dicho: “Como parte de la reestructuración se iniciará un proceso de evaluación del periódico para identificar todas aquellas oportunidades que permitan el óptimo posicionamiento del sistema de la Universidad de Puerto Rico en Diálogo. Interesamos que Diálogo promueva más la vida universitaria a través de las voces de los profesores de los diversos recintos y los estudiantes de comunicación del sistema. Trabajaremos para que todas las unidades estén representadas en Diálogo con secciones y noticias de alto valor científico, académico, social, económico y cultural. Procuraremos que Diálogo continúe siendo líder de opinión en temas de impacto social y que promuevan el debate de ideas entre todos los sectores del país”.
Señor Presidente, todo lo que usted dice que será Diálogo, ya lo era, y más. Parece que se contagió con el síndrome del partido de gobierno que lo colocó en su silla. El anhelo desmedido por controlar la libertad de expresión y prensa dentro del principal centro de conocimiento del país le deja las costuras marcadas. Parece que usted no confía en el trabajo de un periodista vertical, pero sí en el de un politiquero.
No somos morones señor presidente. No olvidaremos.