Todo sobre mi padre
Mientras se le está yendo la vida, yo lo miro morirse. Y me mata no saber qué decirle, me mata no saber quéhacer. Me muere su dolor y su muerte me duele. Y hoy pensé ¿quién es mi padre? No sólo el joven que se casó con mi madre y tuvo hijos. No sólo la historia que sé o deduzco o imagino, o que quizá nunca me interesó como no interesan las cosas que están cerca. Hoy me interesa saber quién es José María. El hijo, el hermano, el joven enamorado. El rebelde (que lo fue, porque yo lo soy porque él me enseñó). Hoy me interesa Todo Sobre Mi Padre.
Mi padre se desvanece en el sofá, fade away que dicen los ingleses. El color de una camiseta roja fade away con los lavados. El tono del tinte de pelo fade away con los rayos del sol. La luz en el cine fade away porque va a empezar la peli. Pero la vida, la vida también fade away. Y la de mi padre se está yendo por momentos. Si yo fuese inglés me atrevería a decir que la vida de mi padre no se está fading away, preferiría usar fade in. La voz del locutor de radio se está oyendo por encima de la música; fading in… La vida de mi padre is fading in la vida mía.
Está llorando. Últimamente llora mucho, yo creo que sin sentido, pero claro, yo no me estoy muriendo… ¿Papá por qué lloras? No hay nada por lo que tengas que llorar, Papá. Nada. Y le cojo la mano. Esa mano que hoy me pide calor ayer me abofeteaba por mentir. Esa mano que hoy me pide ayuda para levantarse, ayer me alzaba en la cabalgata de Reyes. Esa mano que hoy no tiene más qué decir, ayer me enseñó a escribir. Papá gracias. Gracias papá. Me quedan tantas cosas qué decir.
Lágrimas sin sal, porque la sal es vida y en mi padre ya no hay sal. Lágrimas de mi padre. Llora y dice, No he estado con vosotros el tiempo suficiente, no he sido un buen padre…. Llora y el dolor le hace mentir. De dónde sale mi voz cuando le digo, Papá, no digas eso… Papá mírame (si eso que estás haciendo es mirarme). De dónde sale mi voz cuando le digo, Papá eres el mejor padre del mundo, estoy orgulloso de ti, de lo que eres, de lo que me has enseñado. Me has enseñado cosas que nunca voy a olvidar, sabes que te quiero, Papá, ¿sabes que te quiero?…Lo sé.
Ahora soy yo quien llora sal. Papá, Papá, Papá….quiero que me cojas, Papá… cógeme en brazos otra vez. Papá…que no llego.
¿Sabéis que mi padre tuvo una novia de muy jovencito? Tenía diecisiete años. A mi padre le encantaba Rocío Dúrcal. Teresa veraneaba en la casa de al lado de mis abuelos, y cayó prendida
de mi Padre, “Un Dandy”, dice su hermana que era. Seguro, porque yo lo soy y todos dicen que me parezco mucho a él. Teresa tardó en convencerlo, pero un día fueron juntos al cine. “La Chica del trébol” de Rocío Dúrcal. Cuando al final de la peli, el joven apuesto consigue decirle a Rocío todo lo que siente por ella, mi padre miró a Teresa y le dijo, ¿Sabes una cosa? A mí me pasa lo mismo que a él. Y comenzó así una relación que estuvo a punto de acabar en tragedia.
Mi padre se mira en el espejo mientras se cambia. Mi padre no se encuentra en el espejo y se imagina hace unas semanas. Vivo, no muerto. Huesos. Mi padre calcula la distancia que hay entre hoy y ayer, y sabe que es infinita. Mi padre calcula la distancia que hay entre hoy y mañana, y se asusta porque sabe que mañana es YA. Esa es la Teoría de la Relatividad. Nadie nos explicó eso en el Instituto. Ningún puto cura nos dijo que eso era la muerte. Si esto que está pasando es lo que dios quiere, ese cabrón se merece todo lo que nos ha contado Mel Gibson. Eso y más. Agárrarme que me lanzo a él y lo destrozo.
Teresa y Papá se amaron varios años. Me ruborizo al pensar que follaron. Pero supongo que sí. Luego mi padre quiso suicidarse (algo que también heredé de él; la pasión por el suicidio). Vistió mi padre sus mejores galas para subir a Madrid a ver a su amor. Era una sorpresa. Un largo viaje, de los de antes. Ahorró durante meses para estar con ella. Pero ella había abierto las puertas de su casa a un viejo amante. Ley de vida que hace semanas se repitió en la mía. Fading in. Corrió a un puente y decidió acabar con todo. Pero supongo que las aguas le ensañaron la cara de su mujer y sus hijos. Entre ellas, la mía. Mi padre vio en ese río la Teoría de la Relatividad. Hasta el Amor es Relativo. ¿De qué sirve que me digas que me quieres? ¿De qué sirve que te emborraches conmigo si me vas a dejar solo con tu resaca? Teresa no es mi Madre. Teresa fue desgraciada y no supo elegir a tiempo. Mi padre la hubiese hecho Feliz. Pero nunca lo sabrá. Mi padre me hizo feliz cuando dio media vuelta y decidió vivir. Como yo. Fading in…
Hoy busco fotos de hace meses. Miro a mi padre en el sofá y no reconozco su sonrisa. Miro a mi padre en el sofá y siento como la mentira se parasita en mi pecho cuando dice cosas como, Espero que con estas pastillas me recupere del todo, Seguro que con esta dieta nueva en unos días estoy mejor. Parasita en mí el cáncer de la mentira. Ese que sí me va a dejar vivir. Ese que no me está matando, como a él. Sus pasos firmes hoy se arrastran por el pasillo y su tos que antes me tranquilizaba ahora me sobresalta. Su mirada no puede ir más allá, porque él está demasiado cerca del más allá.
A mi padre no le gustaba mentir a sus padres. Le comía por dentro el remordimiento. Eso no lo heredé. Trabajaba fuera, cuando trabajar fuera significaba siempre trabajar lejos. Tuvo una vez que hacer un largo trayecto en tren. Este viaje le llevaría primero a recoger a sus padres y a su hermana y después desde allí hasta el pueblo. Su madre lo vio bajar del tren, Guapo es mi niño. Tenía pasión por él. Eso sí lo heredé de mi abuela. Traje de chaqueta, guapo, hermoso. Una vez juntos y comenzado el viaje al pueblo, su madre le dijo a su hermana (mi abuela a mi tía), ¿No crees que el traje de chaqueta de tu hermano está demasiado impecable para haber hecho un viaje en tren tan largo? Pero todo quedó en eso, un simple comentario. A mitad de la noche, mi padre oyó sobrevolar un avión y se acercó a su hermana y le dijo, No veas lo bien que se viaja en uno de esos. Había estado ahorrando meses para comprar el billete, y sin decírselo a sus padres, prefirió viajar en avión.
Ya sólo queda un trayecto. Sin paradas. Es bonito acompañar a mi padre en este trayecto. Lo acompaño cuando le acaricio la frente. Lo acompaño cuando le ayudo a desvestirse. Lo acompaño cuando le sonrío desde el pasillo y le guiño un ojo, para que sepa lo feliz que me hace que ahora no le duela. ¿Sabéis lo que pasa por mi cabeza? Me gustaría tener cinco años y pedirle a mi padre que me coja. Que me vuelva a pinchar su barba que olía a tabaco. Intentar abarcar con mi bracito su espalda, enorme, la de un gigante, un gigante que me protege y que no me va a abandonar nunca.
¿Por qué tienes que irte, Papá? Me gustaría tropezar y hacerme una herida en la palma de mi mano, y que él me curase mientras me grita que no vuelva a correr. Me gustaría darme otra vez cuenta de lo útil y necesario que has sido en mi vida, Papá, 31 años de caricias que a veces no dabas, de palabras muchas veces no dichas. 31 años de tolerancia aprendida, de pasión por lo que me apasiona, de lucha por lo que merece la pena. 31 años haciéndome un hombre… para hoy querer ser otra vez un niño. Chico.
Papá, gracias. Gracias, Papá.
Esta misiva la escribió el autor hace siete años y siete días antes de que su padre falleciera. Es un homenaje al Día de los Padres. Sebastián Villanueva Macías nació en 1973 en Ubrique, un pequeño pueblo de la Sierra de Cádiz, España. Posiblemente hoy sería actor si con 13 años no hubiese visto “Gente Corriente”, un film de Robert Redford donde un jovencísimo Timothy Hutton acude a un Terapeuta Gestalt. Hoy distribuye su tiempo trabajando para la Administración Pública; como Presidente del Colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales de la Provincia de Cádiz; y dedicándose a su pasión, la Terapia Gestalt.