Tours y transición: OWS y sus growing pains
El clima fue compasivo desde el alba, pues la semana entera fue una de tinieblas y temperaturas bajas. Ver el sol en este día en el parque Zuccotti presagiaba éxito para los miles de manifestantes y – perniciosos turistas – que se aglutinaban en esta esquina del distrito financiero de Manhattan.
La brisa abrigaba a la multitud y al otro extremo del parque la voz distante de un hombre se hizo escuchar. “Dejemos que la justicia fluya como un río”, la voz provenía de un joven reverendo en atuendo eclesiástico, flanqueado por otros dos ministros de religiones indeterminadas. “Y que la rectitud corra como un riachuelo”, concluyó seguido de aplausos y gestos corporales utilizados por los participantes del movimiento Ocupación de Wall Street.
Unas 2,000 personas se hallaban allí en protesta a la política financiera que cimentó la recesión de Estados Unidos y que tiene raíz en el Wall Street, centro financiero del país. Entre varias filosofías que defienden, se encuentra la preocupación de que tan sólo un por ciento de la población posee la mayoría del capital nacional. El resto de la población, quien sufre los embates de la economía, son el restante 99, nombre del cual se han apoderado los manifestantes de OWS.
Las demostraciones comenzaron el 17 de septiembre y han atraído a ciudadanos de varios ciudades norteamericanas y países, al igual que a celebridades, miembros de uniones y activistas. Este fin de semana demostraciones similares se organizaron en ciudad claves como Berlín, Chicago, Roma y, en menor escala, San Juan, Puerto Rico.
Al entrar por la parte lateral de la Avenida Broadway lo primero que se puede observar es la cantidad de casas de campaña esparcidas. Estructuras de lona compiten con la vegetación y las flores que han quedado del saliente verano y los ocupantes orbitan la geografía del parque como deambulantes vestidos en colores llamativos y a veces bailando al son de laguna harmónica o guitarra. Pero hay que mirar más allá del aparente caos hippie. El parque está sumamente limpio luego de que fueran amenazados a ser expulsados. El olor a desinfectante todavía rueda en el aire. De camino a la voz del reverendo, encontré que había una enfermería para alojar a heridos y una cocina que alimentaba a ocupantes y necesitados. El parque también está equipado con una estación de prensa donde los periodistas pueden tener acceso a información y escribir con sus computaras portátiles, un centro de información, un basurero y una estación de reciclaje.
Esta escena dista mucho, muchísimo de las impresiones que nos han provistos algunos medios. Ginia Bellafante del New York Times describió a la ocupación como una “difusa y sin dirección”. Tal vez en su gestación, la ocupación tuviese ambos: un grupo de ciudadanos sin conocimiento preciso de lo que ocurría y alguno que otro payaso. El no poder entender exactamente como han llegado a esta crisis económica no los descalifica como participantes de un grupo inquisitivo que muestra ira en contra de los responsables de la misma. Ron Suskind, periodista ganador del Premio Pulitzer, intentó infructuosamente retratar la crisis en su ultimo libro, “Confidence Men”. Entonces es posible que el 99 por ciento de la población tenga dificultad al entender que son derivativos financieros.
Afortunadamente este es un lugar de intercambio y conocimiento. Entre los servicios mencionados, hay un biblioteca improvisada a la cual todos tienen acceso. Por otro lado, a parte de tener una asamblea, hay tertulias en las que se discuten temas relacionados y no tan relacionadas a la económica. Presencié un debate en cuanto a la salud.
A las 4:00 p.m., un grupo de manifestantes se desprendió del parque. Para poder comunicase en tanta muchedumbre, en lugar de usar alto parlantes, utilizan un sistema de repetición. El líder de turno da una directriz y el resto adyacente lo repite para dispensar el mensaje. Guiados por monjes budistas marcharon por la Avenida Broadway hasta la Calle Morris y luego alrededor de la estatua de bronce del Toro que representa agresividad financiera.
Un autobús turístico paró en la calle Morris para permitir que visitantes tomasen fotos de la marcha, al igual que los ciudadanos que sacaban sus celulares par obtener un minuto de historia en su iPhone. Por lo visto, el movimiento amenaza en convertirse en una atracción turística. Esto supone una manhanitización del OWS, lo cual genera más ingreso para las arcas de la ciudad mientras que, similar a todo evento mediatizado, podrá ser (re) y (de) significado hasta quedar en huesos.
Hoy se cumple exactamente un mes de las demostraciones y, al parecer, ya los 99 comienzan a experimentar growing pains. Mientras se define y organiza, los “tours” y el voyerismo amenazan con hacerlo otro circo en la ciudad.
La multitud llegó a la parte posterior de toro. Con los testículos del animal de trasfondo se irguieron banderas y se dijeron algunas palabras. Laurence Brahm, un caballero de cabello gris y ojos azueles dijo, “Estamos viviendo en una burbuja, pero esta burbuja ha colapsado. Nosotros somos el 99 por ciento y nosotros somos el consenso”. El comentario arrancó alaridos de los presentes quienes marcharon de vuelta al parque para continuar con la vigilia vespertina.
“Happy Birthday”, OWS. Feliz Cumpleaños a los 99. Falta mucho por crecer.