Una alternativa de servicios de salud a la mujer
La triangulación de incongruencias entre el Gobierno, la compañía aseguradora MCS HMO y las primeras planas de los medios de comunicación tradicionales del País en relación al plan Mi Salud ha generado un clima de incertidumbre entre sus beneficiaros.
Esta puesta en escena de “dimes y dirites” no es más que el trato superficial de un grave problema en los servicios de salud pública. Las transacciones defectuosas entre empresa privada y Gobierno en relación a servicios de salud han vulnerado a una población que, por no poder costear un plan de salud privado, dependen de los servicios de la cubierta del Estado. Las dinámicas de confrontación entre ambos sectores están debilitando aún más lo que ya de por sí es un sistema deficiente.
Con grandes titulares se anunció que estaban en jaque los servicios de salud a mujeres en estado de gestación, una comunidad mercadeable a la opinión pública. Lo interesante radica en lo que no se dijo. Hay una población completa de mujeres que no necesariamente están embarazadas pero que también reciben servicios de ginecología, como tratamientos y prevención para el cáncer cervical, cáncer uterino, cáncer de mama, infecciones de transmisión sexual y planificación familiar. Ellas también caerían en el renglón de la incertidumbre.
A pesar de que la reforma de salud propuesta por el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, requiere a las aseguradoras a cubrir métodos contraceptivos y cuidado ginecológico preventivo para mujeres sin deducible para los beneficiarios de Medicaid, estos requerimientos no entrarían en vigor hasta el 1 de enero de 2013. Es incierto en qué momento la medida tendría efecto en el País, y hasta qué punto se podría implementar en el plan Mi Salud.
La controversia se ha tornado en un tema de clase: quien pueda pagar, tendrá la opción de buscar servicios de salud fuera de los que provee el Estado, sin tener que someterse a la guerra chiquita de médicos, aseguradoras y gobierno. El que no, tendrá que adaptarse al politiquería de turno. Agotados de un sistema disfuncional, las instituciones que proveen servicios de salud sexual y reproductiva sin mediar la facturación a planes médicos emergen como una verdadera… y viable esperanza.
PROFAMILIA: una alternativa de servicios de salud sexual y reproductiva
PROFAMILIA es una organización de base comunitaria fundada en 1954 con el propósito de proveer servicios de salud sexual y reproductiva, así como consejería y orientación. Allí fui recibida por Liza Gallardo, directora asociada del programa.
El programa ofrece métodos contraceptivos, examinación ginecológica, consejería en educación sexual y violencia doméstica, pruebas de embarazo e infecciones de transmisión sexual. Cuentan con clínicas y centros comunitarios satélites donde facilitan sus servicios fuera del área metropolitana. La misión de PROFAMILIA, según Gallardo, es ofrecer servicios holísticos de salud sexual y reproductiva y no limitarse a despachar contraceptivos.
Los servicios que ofrece PROFAMILIA no se facturan a través de planes médicos. Su presupuesto se desglosa de fondos federales del programa de Título X de Planificación Familiar, así como de donaciones individuales. Para costear los servicios prestados, se le cobra a cada paciente acorde a su ingreso. Por norma, un beneficiario pagaría menos de la mitad por medicamentos y servicios en PROFAMILIA en comparación con otros centros.
Los servicios ginecólogo-obstetra (OB GYN) son de los más costosos y limitados, debido a la alza en los seguros de impericia en años recientes. “Lo que provoca esto, en el caso de un servicio como Mi Salud, es que haya pocos médicos en el área y más volumen de pacientes, lo que se traduce a menos tiempo con cada caso y baja calidad de servicio”, explicó Nitza Seguí Albino, directora ejecutiva de PROFAMILIA.
Indicó que aunque PROFAMILIA no ofrece servicios de obstetricia, si una beneficiaria del programa estuviese embarazada, sería referida a un ginecólogo-obstetra enlazado a la organización.
El perfil de las beneficiarias de PROFAMILIA es de mujeres de ingresos bajos (algo cuestionable según los índices de Puerto Rico), en edad reproductiva de 19 a 35 años, pertenecientes a la fuerza laboral o en vía de entrar, y estudiantes. La mayoría busca métodos contraceptivos y orientación para espaciar sus hijos. En menor medida, PROFAMILIA recibe visitas de hombres, quienes usualmente se atienden con manejadores de caso.
“Me siento convocada”
Las operaciones de PROFAMILIA no han estado exentas de la intervención del Departamento de Salud. Seguí Albino explicó que hay un monitoreo inquietante por parte del Departamento de Salud en la organización. “Nos tienen más vigilados que a Walgreens y nosotros vendemos un sólo producto, a bajo costo, para beneficiar a mujeres que de otro modo no tendrían acceso a los métodos anticonceptivos, lo que significa al final del día una mejor calidad de vida”.
Seguí Albino adjudica esta intervención a factores externos de las operaciones de PROFAMILIA. “Son las reglamentaciones que se crean para beneficiar democráticamente a todos por igual. Pero, de momento, hay otras instancias y otros intereses, como las grandes compañías farmacéuticas y las colegiaciones”.
A pesar de las limitaciones en recursos y presupuesto que enfrenta la organización, hacen frente a un cuadro escabroso para muchos y constituyen una opción para mujeres y hombres que tengan acceso limitado a servicios de salud sexual y reproductiva.
El interés de Gallardo y Seguí Albino por el servicio en la rama de la Salud Pública fue lo que las encaminó a integrarse a PROFAMILIA. “Nuestras agendas coinciden. Son agendas de derecho, de género, de mujeres y hombres, de País. Por eso nos sentimos convocadas”.