“Versado y de larga duración”, de Maelo a Dinorah
Y porque estamos vivos, Ismael,
aunque carguemos con la muerte de los otros,
es que sigue sonando,
aquí en el alma,
esa campana de esperanza,
para ti,
para mi
y todo el bonche.
-Dinorah Marzán
Conocí a Dinorah Marzán hace sólo un par de años. Conversamos en un principio sobre su amistad y trabajo con don Tite Curet Alonso en Radio Universidad y luego sobre su poemario en homenaje a Ismael Rivera Versado y de larga duración. Nos vimos una vez en su oficina en el Conservatorio de Música en Santurce y luego me citó a un café en Kasalta. La primera vez que nos juntamos allí, cerquita de la casa de Tito Rodríguez y de su Villa Palmeras añorado, la sorprendí cuando saqué de mi mochila una copia de Versado. “¿Cómo tú tienes eso muchacho? Si yo no tengo copia de eso”, me dijo riéndose antes de ojearlo un rato con el mismo ritmo pausado e intenso con el que conversaba. Esa tarde yo dizque iba a entrevistarla, pero fue ella la que indagó. Me hizo preguntas con la voz y la mirada porque quería saber el detalle de mis investigaciones maeleras.Desde entonces mantuvimos una conversación a ratos, a distancia y constante. Cada vez que yo publicaba algún video de El Gran Combo en Facebook me regañaba. Yo la leía, me reía y pensaba en aquello que dice Tego Calderón: “Por eso el Combo preferido mío es el de Cortijo”.
Cuando se mudó a Nueva York en noviembre de 2013 me puso un mensaje. “Ya encontraremos nuestro Kasalta en Long Island”. La vi por última vez en una marcha en apoyo a la excarcelación de Oscar López Rivera cruzando el puente de Manhattan a paso lento. Me despedí de ella al finalizar la protesta. Se quedó allí sentada en un banquito en Brooklyn con Wilfred, Margarita, Choco y alguna otra de esas amistades cercanas que la acompañaron. Hace un par de semanas me escribió para coordinar una entrevista que quería hacerme en su programa de radio. Y hace unos meses comentó en algún video que publiqué en Facebook: “¿Cómo va tu capítulo sobre Versado?”
Por ahora, Dinorah, vaya como un belén para ti y para tu gente -y también para la querida Norma Salazar-, un pedazo de la conversación que compartimos en junio del año pasado en Kasalta. Tú sabes, bien legal.
Salta,
sonero sonerito,
al espacio de tu clave,
pituquipapirimbi,
que resucita negros retintos,
drumacuyí.
Versado y de larga duración es un libro en fotocopias encuadernado en el cartón de un LP. En la carátula hay una imagen de Maelo impresa manualmente en mimeógrafo. Trazos de acuarela rodean a al Sonero y pintan el título de la obra y el nombre de la autora en el cartón. Dinorah y Maelo se abrazan fuerte en la contraportada en una foto impresa en mimeógrafo junto a un texto breve que describe la elegía. “Sugerimos se lea este poemario oyendo y chupándose el Bombón de Elena”, nos avisa Dinorah, sonera sonerita que saborea la inspiración del pregón que ofrece. Cada ejemplar de Versado es diferente, producto de una gestación colectiva enlazada en los trazos de acuarela que la colorean. Las páginas de Versado son un collage fotocopiado de versos, fotos de Maelo, imágenes de vírgenes y santos, la Calle Calma, el Sagrado Corazón, carátulas de sus discos y pentagramas. Hay un dibujo de un conducto auditivo tomado de un libro de anatomía en el que según Dinorah, el oído interno es violentado por una partitura con la transcripción de la voz de Maelo cantando pero que yo yo yo yo yo la bailo con Teté… En el texto, Dinorah mezcla letanías de las Fiestas de Cruz con versos suyos y frases de canciones de Maelo.
― Yo me he caracterizado por hacer libros artesanales que en sí sean un objeto de arte. Por ejemplo en México yo hice Cosas y Versos, que era una bolsa de dos libras impresa en serigrafía por delante y por detrás y que tú lo abrías y habían cosas y versos. Había un poema, un caracol, una semilla de no sé dónde… Eso fue en el 84. En el 87 cuando Ismael muere, que sin lugar a dudas fue uno de los golpes fuertes que la vida te da, yo tenía la necesidad de manejar el duelo con la poesía. Y todo empieza porque en una reunión en casa de Ismael con la gente de En Rojo, ellos querían dedicarle un suplemento a Ismael y me dicen que los lleve y yo los llevo y conocen a Ismael y estando ahí Graciela me dice: “Oye Dinorah, por qué no escribes un poema para Ismael y lo ponemos en la contraportada?” ¡Y a mí me dieron ganas de matarla! Ismael me dice: “Coño negra ponte con algo”. Y yo… que situación tan difícil porque qué yo voy a… Así que yo me fui con esa tarea, que me sentía que era muy grande para mí, demasiado grande, pero me oí todo lo que tenía de Ismael, bla bla bla, y el día 10 de mayo termino el poema. Es uno de los que está ahí. Déjame ubicártelo para que veas cómo empieza todo.”
― Pues este fue el poema que yo escribí para ese suplemento Bouncy Castle For Sale de En Rojo. Yo soy bien exigente, pero a mí me gustó. Se lo leí a Viveca Vásquez y Viveca me dijo ‘Ay qué chulo, se lo leíste ya a Ismael?’. Yo le dije, ‘No, no, no, se lo voy a leer el domingo’. Porque el domingo, el 13, íbamos a ir los primos con él a Loíza y entonces yo pensaba pues imprimírselo y llevárselo ese día, pero el 13 él se murió. Y yo me encuentro con ese poema como una ofrenda floral. El nunca lo oyó, él no lo conoce, yo no se lo dí, qué inútil verso, me entiendes, qué inútil verso… Entonces, ese dolor y ese coraje es lo que me mueve a preparar esta elegía. Y si es un trabajo para Ismael tenía que ser como un LP, no hay de otra… Y para mí es mi mejor trabajo, el mejor integrado. Yo ahí me sentí, aunque fue una edición bien limitada, y esto lo tienen más que los clandestinos. O sea, esto es… eran cien y tan tan, se acabó. Pero aunque eran pocos yo sentía que era el proyecto más completo que yo tenía. Y me ha tomado veintipico de años en publicar otra cosa que estuviera a la altura conceptual de Versado y de larga duración. Es que hasta el nombre es redondo, es un proyecto redondo. Bien pensado, bien sentido, bien dolido…
― ¿Cómo fue recibido?
― ¡Ay mira si te cuento! Esto estaba tapadito con papel plástico como un disco. Y a la gente yo se lo daba y me decían ‘Coño qué chévere, lo voy a oír’. Y yo les decía ‘Si puedes’. Con mucha sorpresa. Y hubo gente que se lo llevó y en Estados Unidos quería oírlo y compró un plato y abrió el disco y me insultó, “Miraaa yo acabo de comprar un jodío plato pa’ oír el disco y no hay disco, son unos papeles, estás del carajo”. Pues la gente que lo leyó lo apreció. Pero era gente que también estaba en duelo, tú sabes. Fue un golpe fuerte la pérdida para el país. Era bien terrible. Lo único que tú oías era a Ismael. En el taxi, en las calles, en las tiendas, era su voz que se multiplicaba. A mí me gustaría tirarme la misión de hacerlo en una edición más grande. Claro ya no así porque ya esa fábrica cerró…
― ¿Por qué las Fiestas de Cruz?
― Porque a Ismael le gustaban y porque después que Ismael se muere se celebró la primera Fiesta de Cruz… En la Calma las hacían, pero la familia… Recuerda que él muere en mayo y esas Fiestas de Cruz fueron bien significativas. Y las Fiestas de Cruz se dan bien buenas. Es la perfecta manifestación pagano religiosa. ¿Por qué? Porque mira, hay mucho baile, hay mucho swing. Tú puedes estar con una cerveza fría y cantar ‘por la señal de la santa cruz…’ Y siempre hay un borracho frente a la tarima que baila todo el rosario, pero a pesar de todo eso hay un clima espiritual que a veces no lo hay en las iglesias. Tú sabes dentro de toda esa amalgama… y tú ves a estas negras culonas bailando ‘pum pam dos pa allá y na pa acá ¿qué es lo que pasa aquí, ah?’ Todo eso es una poca vergüenza. O sea, pa los viejos esos coros no aplican, eso es un desorden de acá de los lumpen.
maldigo este mayo
infame y cobarde
ay, qué chévere
que arrancó la ida
del sonero clave
ay, qué chévere,
que chévere
Ismael Rivera
del soneo, padre
porompompón
ecuaje jei gritamos
por tu muerte, salve
oh, oh, oh, oh
Dinorah no paró de gozar en todo el rato que hablamos de las Fiestas de Cruz y se puso a hablar del tema con Margarita Espada, su amiga que estuvo allí con nosotros todo el rato. “Ella también es de Villa Palmeras”, me dijo Dinorah con énfasis en el vínculo cangrejero. “Y ¿qué tú me dices del salve?,” dijo y se puso a cantar: “Salve de los cielos reina incomparable, salve de los hombres amorosa madre… ay qué chévere, qué chévere… Eso es un desorden… Es el sitio de verdad más espiritual porque no estás disfrazando nada. Tú estás espontáneamente siendo lo que sientes, a mi me gustan mucho las Fiestas de Cruz”.
Esa tarde, como cada vez que conversamos, hablamos largo y tendido. Me hizo cuentos nuevos sobre Maelo y repasamos historias que me había compartido en encuentros anteriores. Traté de decirle un poco más sobre mi investigación aprovechando para descifrar juntos algún camino del cuento que trato de hilvanar. Hablamos sobre El Nazareno en Portobelo, sobre mis amigos maeleros en Caracas, sobre bomba, plena, religiosidad, espiritualidad, y me dijo, otra vez, que Maelo en sus últimos años se pasaba cantando coros cristianos. “Él era un tipo intenso”, me insistió, antes de terminar el café con el recuerdo de la tarde en que nació Versado y de larga duración. “El día que vamos a casa de Ismael y me tiran la encomienda del poema de En Rojo. Ese fue el día en que nos tomamos esta foto, 17 de abril de 1987”, me dice mientras mira la contraportada del libro.
― ¿Esa fue la última vez que lo viste?, le pregunto.
― Sí. Y me acuerdo como ahora que le dije a Juan Ibañez, que era el fotógrafo, ‘Mira que salga el cariño, que se vea bien’ Y entonces nos apretamos.
Mayo florido
mes de las flores
hoy te saludan
los borrachones
Nuevo día para leer el ayer
que nos fumamos, la noche
que aspiramos buscándote.
Herida que tu voz abre,
recuperación imposible,
porque no has acabado de morir.
Se despide mayo
floreciendo ramos
termino mis cantos
hasta el otro año.
¡Componte!