Hace cuarenta años Luis Alonso es artista, su primera exposición individual tuvo lugar en el 1976 y el último trabajo que hace al presente es un grabado que acompaña a un calendario, invitado por su amigo y colega artista, Elizam Escobar…
Hace cuarenta años Luis Alonso es artista, su primera exposición individual tuvo lugar en el 1976 y el último trabajo que hace al presente es un grabado que acompaña a un calendario, invitado por su amigo y colega artista, Elizam Escobar…
De esa sustancia buena, sensible y amatoria se nutre este artista y narrador ponceño que nos convoca para un hasta luego en su tránsito por el corazón del pueblo.
Ejerció la libertad en las artes y la ensayó en la vida tanto como se puede en un país subyugado por otro donde toda decisión trascendental, final y superior es tomada en la metrópolis colonial. No así en las artes.
Sin duda Torres Martino es la persona más culta que he conocido y mientras más culto le descubría, más humilde se presentaba. Don Toño fue un auténtico intelectual del pueblo… ¡y cómo lo voy a extrañar!
Considero que darle su nombre a la sala de exhibiciones de la Escuela de Arquitectura es un gesto de agradecimiento, además de una manera de expresarle que aspiramos a ser cómplices de su empeño.
Era un gran creador, muy consciente de la responsabilidad social del artista, pero su talante humilde y discreto lo alejó del exhibicionismo y la banalidad de ciertos circuitos del arte y la cultura. Fue un hombre integral.
Discípulo y amigo de largas tertulias de Torres Martino, el artista gráfico José Peláez nos entrega un poema dedicado al Maestro recién fallecido y algunas fotos inolvidables.