Luis Alonso: “El xilógrafo compasivo y taciturno”
“Siempre en silencio, tanto cuando está doblado sobre sus maderas como cuando no lo está. Lleva una inacabable conversación consigo mismo, parece.”
–José Antonio Torres Martinó (Del folleto Xilografías de Luis Alonso- Galería Coabey- Casa de los Contrafuertes- Catálogo # 2- 1976)
Contrapunto: m. mús. Concordancia armoniosa de voces contrapuestas… (Word Reference virtual)
Hace cuarenta años Luis Alonso es artista, su primera exposición individual tuvo lugar en el 1976 y el último trabajo que hace al presente es un grabado que acompaña a un calendario, invitado por su amigo y colega artista, Elizam Escobar. No tiene taller. “Tengo un espacio con baño y cocina y yo no puedo guardar cosas porque yo necesito”, añade al hablar de los dibujos recientes que ha vendido. Lo dice sin empacho y como pensando en las implicaciones de ello en cuanto a su trabajo artístico.
“La mayor parte de su tiempo de ocio aparente, y en las treguas del trabajo, se le verá pasando y repasando con los dedos de su mano derecha los pelos del bigote profuso y negrísimo.”(Torres Martino)
Ayer (19 de agosto de 2015), y en todos estos días del hoy, su bigote es casi blanquísimo y unas chispas negras revolotean en lo blanco; Luis Alonso continúa con su andar y moverse de “ocio aparente”. Platicamos un rato largo en Rivera Hermanos, en un espacio poblado por gente que ama, comenzando por las hermanas Rivera, su Medalla bien alineada frente a él y de vez en vez en movimiento.
“[…] Así medita Luis Alonso, un artista grabador de 24 años, sobre temas graves –según leo en sus grabados- como lo son: el destino trágico del hombre, las injusticias sociales, los abusos del poder, y más específicamente: la libertad de su tierra, donde habita un pueblo, su pueblo, que lo deja siempre perplejo.”
Su primera exposición individual en 1976, auspiciada por el grupo Guajana, y, según reza un recorte de periódico de la época (sp): “[…] constituye a la vez un homenaje a la memorias de la poetisa puertorriqueña Marina Arzola fallecida en 1976 y un saludo a la Primera Bienal de la Sociedad Puertorriqueña de Música Contemporánea que tiene lugar al presente en Puerto Rico”. Y en esa ocasiónla poeta Angela María Dávila leyó una selección de poemas de los libros de Marina Arzola, y sonó su guitarra Féliz Rodríguez Rodríguez “[…] quien obtuvo recientemente el premio de guitarra en el certamen de ese instrumento auspiciado en San Juan por la Casa de España.”
Luis Alonso, quien estudió (1969) en la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico, (EAP) –y en la cual fue profesor José Antonio Torres Martino, la voz en contrapunto aquí plasmada–, ha vivido y se mueve entre artistas, sus amigos, y recuerda de sus estudios en la EAP las clases de Apreciación del Arte de Luis Hernández Cruz, entre otros maestros, incluyendo a Victoria Espinosa (1922) y el hecho de que los estudios “estaban más dirigidos a los talleres” y habla del presente de la EAP: “ ya es un currículo más universitario, más teórico” y recuerda que: “compartíamos con los profesores: ‘¿leíste esto?’, ‘¿leíste lo otro’?” y “… ¡Lo digital no existía!”, lo enuncia con ahínco percatándose que tampoco para él en este hoy existe. El hecho anterior es un reto para los amigos de Luis Alonso que buscan lo impreso y lo convierten a digital aquí y acullá para poder configurar una buena muestra de su obra que en su primera exposición individual presentó 35 piezas: casi todas xilografías y algunas en linóleo; algunos de sus títulos son: “Eco de un Grito”, “Caída al Vacío” “La Caja”, “Parado de Tanto Huir”, Paso a Paso”, “Soledumbre”( xilografías) y Paisaje I- Paisaje XII (linóleos). Y en cuanto al cariz de su obra apunta que: “En el ‘70 y en el ‘80 tuve una gran producción de grabado, luego me dediqué más al cartel”, y acota: “se comenzó a descartar lo gráfico por la pintura”.
“El pensamiento de Luis Alonso está claro en sus xilografías, en esa figuración que con frecuencia el ser humano aparece en aterradora soledad; gritando a voz en cuello en el vacío; el hombre aherrojado, maniatado, atrapado, cercado….Esas estampas son como episodios de las vicisitudes de las víctimas solitarias y solidarias que un día habrán de concretarse en la imagen del cadáver “triste emocionado” del combatiente que, nuevo Lázaro, deja de morir y “echóse a andar.”
Y podríamos decir también que el pensamiento de Luis Alonso está claro en sus gestos, en su hablar, en sus silencios, en sus parlamentos a veces cortos, a veces largos, a veces enunciados entre puntos suspensivos que no traduce, pero siempre trayendo a la plática lo que dice de su obra, de su dedicación “al grabado y al diseño de la gráfica”, y recuerda a José Alicea, a Lorenzo Homar y su diseño de carteles adscrito al Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) maestro quien “aceptaba a alguna gente, no a todo el mundo.”
Luis Alonso tuvo como maestro de dibujo a Frank Cervoni, de pintura a Augusto Marín, fue discípulo de Homar, y hace hincapié en que “aprendí individualmente de maestros que no son tus maestros formales, como José Antonio Torres Martinó, José Rosa (asistente de Homar en ese momento), Toño Martorell y rememora que “[…] cuando Martorell comenzó hacer grabados de otra manera, yo hice lo mismo.” Prosigue compartiendo su recuerdo y comunica que “empecé a ver trabajos de Antonio Frasconi: repetir planchas, añadir cosas, yo comencé hacer lo mismo”, y recuerda aquí, la pieza única: la serie dedicada a doña Adolfina Villanueva (Colección de la UPR); en voz alta y convincente nos comunica el enunciado titular de este ejercicio: “Aprendí mucho más mirando”, refiriéndose a ver la manera en que sus maestros no formales trabajaban.
“No son pocas las ocasiones en que Luis Alonso –lector codicioso– encuentra en la poesía apoyaduras para su obra. Una de sus fuentes favoritas son los versos del poeta peruano César Vallejo. Comparten inquietudes humanísticas y ansiedades libertarias, Al servicio de esas ideas altruistas mueve sus gubias el xilógrafo”.
Entre las exposiciones internacionales se encuentran las del MOMA en Nueva York; en Europa, y recuerda Berlín donde “ellos hacían una especie de Bienal” y añade: “creo que me gané un premio una vez”; Bienal de Sao Paulo; Santo Domingo, Cuba, Venezuela; Bienal de Puerto Rico de 1987 y “el primer premio de este grabado: El acecho # 2.” Recuerda también “muchas exposiciones en Puerto Rico” y menciona Ponce, San Juan, Mayagüez, y en el Viejo San Juan en la EAP”. En cuanto a su participación en MOMA de Nueva York, viene a su memoria con alegría que la participación en el MOMA “es por invitación, y me llamaron por teléfono para invitarme; eso fue en 1988”.
A Luis Alonso siempre le ha interesado el “automatismo surrealista”, más espontáneo, más intuitivo” y el Expresionismo. Y al hablar de su “trabajo principal” menciona la xilografía “y el cartel como medio de vida”. Añade: “Estoy retomando la xilografía poco a poco, hace mucho tiempo que no tengo taller, aquí en Rivera se hizo una exposición de pequeños formatos hace cuatro años”.Y lo que ha estado haciendo últimamente es dibujo.
“Luis Alonso no hace grabados en madera para producir goces estéticos. A lo menos, no para eso solamente. Su empeño parece estar en tender un hilo de comunicación entre él y el espectador, para hacer las veces, en muchos casos, de agente perturbador; para lanzar amonestaciones y advertencias; llamarnos la atención a voces sobre los peligros de abandonarnos en la sentina de la alienación y el consumerismo; cómo acabará con nosotros el martilleo embrutecedor de la caja de televisión; cuál será el destino nuestro y sobretodo el de nuestros hijos y nietos en una tierra a la que negamos constantemente su dignidad… Esas son las voces ominosas que parecen salir de las vetas talladas por la mano de Luis Alonso.”
“A mí me gusta pensar los proyectos, tenerlos bien claros, no es hacer por hacer, si no tengo nada para desarrollar pues no tengo nada, hace énfasis el artista, quien añade: “He producido mucho algunas veces y otras que no; en la década de 1980-1990 produje mucho”, y menciona el homenaje a Tony Maldonado (1920-2006), “el primer cartel de las Fiestas lo hizo Tony”, celebrado en el 2007 en Rivera Hermanas y apunta lo siguiente, con claridad, en cuanto al desconocimiento de algunos estudiantes a las obras de algunos artistas Puertorriqueños:
“Los estudiantes de ahora no saben quiénes son porque la Academia no enseña la Historia del Arte de Puerto Rico; quieren comenzar por el arte internacional pero tienen que tener conocimiento histórico de Puerto Rico. El arte no nace de la nada. Tiene que ver con los profesores porque tampoco ellos conocen… que se pongan pa’ su número; tienen que tener un conocimiento de dónde proviene todo, conocer el desarrollo del arte por lo menos desde los ’50, ’60, ’70, todo lo que se dio. No es que no se haga arte internacional, pero que por lo menos tengan un poco de conocimiento de la historia; que visiten los museos y uno tiene que investigar por su propia cuenta”.
Luis Alonso es Sanjuanero, “lector codicioso” como lo llamó Torres Martinó y tiene “muchas segundas casas”, y menciona varias de ellas a través del tiempo: “Rivera, Bar Seda, La Cubanita, Aquí se puede, Tony’s Place”, donde hay tertulias casi todos los días, y Luis Alonso recuerda que en el taller de Homar donde “había mucha tertulia”.
“Así se manifiesta el xilógrafo compasivo y taciturno. El mensaje puede percibirse diáfanamente. Está tajantemente impreso para que lo entienda todo aquel que no quiera ser ciego ni sordo.
Luis Alonso es natural de Santurce. Estudió materias de arte en la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Su profesor de grabado lo fue José R. Alicea. Actualmente trabaja en el Taller de Gráfica del Instituto de Cultura que dirige José Rosa.
Esta es la primera exposición individual del artista. José Antonio Torres Martinó.”
Luis Alonso y José Torres Martino fueron amigos, entre ellos sonrió la amistad; este contrapunto es un reconocimiento de ello.