Sobre el pícaro nuyorriqueño
El programa de televisión Naked City, en plena época dorada del blanco y negro siempre terminaba su documental-policier con esta frase: “Hay 8 milliones de historias en la [Naked City]. Esta fue una de ellas”. Hace como tres semanas apareció una de esas historias que resultan ser increíbles y típicas al mismo tiempo, se trata de Héctor Xavier Monsegur, también conocido como Sabu, el líder de el grupo LulzSec, famoso en la brega del “hacking” de la infraestructura tecnológica de los websites de, entre otros, la CIA, News Corp y Sony Pictures. Si nos dejamos llevar por esta foto Sabu podría ser cualquier joven rebelde de esos que hacen chistes elaborados como comentario a la vida enajenante en la megalópolis, pero este joven despertó mi curiosidad: porque es boricua.
El grupo del LulzSec (abreviatura de “Lulz Security”) fue atacado por las fuerzas del gobierno semanas después de que revelaran una gran cantidad de documentos adquiridos de un grupo super-secreto que se llama Stratfor. Esta información se publicó en Wikileaks y contiene mucha evidencia de que Stratfor es una especie de CIA secreta, que hace recomendaciones sobre como se podrían cambiar las condiciones políticas en países en crisis. Como “líder” de LulzSec, Sabu supuestamente estaba a cargo de varios miembros del grupo, quienes se pueden considerar una rama del más conocido grupo Anonymous, establecido en varios países en Europa e América Latina. Pero en lo que podría interpretar como la trama de una tragedia se reveló que el verano pasado el FBI cogió a Sabu en un momento de descuido y que estaba operando como informante hasta ahora.
Pero; ¿quién era Sabu o Héctor Xavier Monsegur? El New York Times lo pinta como una especie de Robin Hood del siglo 21, secuestrado en su apartamento en un complejo de residenciales en el Lower East Side de Manhattan (rebautizado Loisaida por el estimado poeta Bimbo Rivas), haciendo sus tareas de sabotaje en contra de los que él consideraba como enemigos del pueblo y también dándole una mano de ayuda a sus vecinos que tenían problemas con su historial de crédito. Resulta que su papá y su tía fueron arrestados en el 1997 por vender heroína y entonces Héctor se mudó con su abuela, y se hizo cargo de las dos hijas de su tía.
Algunos vecinos se quejaron de que lo que salía del apartamento era un alboroto constante de música a todo volumen y la fragrancia de la marijuana. Pero aparte de eso era alguien a quien casi nadie le tenía odio. De hecho, los vecinos acudieron a él para que -utilizando sus talentos especiales- hiciera “ajustes” en lo que aparecía en sus informes de crédito. Como Miguel Piñero, que robaba en la calle mientras mantenía una carrera de escritor, a Sabu le interesaba compartir su talento–en este caso los secretos del hackismo– con los necesitados.
Y como en la gran tradición del pícaro, es una figura que utiliza prácticas cuestionables para lograr lo que consideraba como una causa moral y justa. En una entrevista con la revista New Scientist, reveló como llegó a la vida de ser “hacktivista”:
I got involved about 11 years ago when the US navy was using Vieques Island in Puerto Rico as a bombing range for exercises. There were lots of protests going on and I got involved…This whole situation was the first of its kind for the island and the people didn’t expect things to go that route. Eventually, the US navy left Vieques.
En otras palabras, metió mano debido a su identidad boricua. El movimiento de Vieques, tan clave para levantar la consciencia puertorriqueña en los dos lados del charco también agarró a Sabu. Más adelante decidió atacar a otros símbolos de poder, finalmente compartiendo con LulzSec en sus esfuerzos de proteger a Wikileaks y a su líder Julian Assange. Como defensa de sus acciones dijo en la misma entrevista:
What would you like to say to people who say that you and other Antisec/Anonymous/LulzSec members are just troublemakers who have caused untold damage and loss to people for no apparent reason?
Would you rather your millions of emails, passwords, dox [personal information] and credit cards be exposed to the wild to be used by nefarious dealers of private information? Or would you rather have someone expose the hole and tell you your data was exploitable and that it’s time to change your passwords? I’m sure we are seen as evil for exposing Sony and others, but at the end of the day, we motivated a giant to upgrade its security.
Pero resulta, irónicamente, que su papel como informante para la FBI quizás podría ser el último pedazo del rompecabezas para acusar a Assange de los grandes crímenes que le quieren imputar. Como implica un ex-miembro de Anonymous en el reporte de Democracy Now, puede ser que el episodio entero de la diseminación de los documentos de Stratfor fuese permitido por el FBI para poder atrapar a Assange:
AMY GOODMAN: Were you surprised? Were you shocked? And what does this mean for your organizing?
GREGG HOUSH: I was surprised, definitely. I mean, the most surprising thing to me, though, was, you know, something that you just mentioned, the fact that the FBI basically allowed LulzSec/Anonymous to hack Stratfor and to dump all that data to WikiLeaks. They pretty much sacrificed Stratfor in the name of hunting down Julian Assange. And that’s the strangest thing of all of this to me so far.
No se sabe si la comunidad de hackers perdonará a Sabu, pero como dice este artículo de seguimiento en NewScientist, que propone que la misma entrevista que le dio Sabu fue parte de o se llevó a cabo al servicio de la investigación del FBI, puede ser que buscara proteger su familia. A la periodista Samantha Murphy, Sabu le recomendó escuchar este tema del rapero nuyorquino Immortal Technique, también de raíces latinas, posiblemente para explicar su posición. El tema, llamado “Point of Return”, se declama en la voz de un hombre que se enfrenta a la cárcel. “Putting himself at risk of reprisals for cooperating with authorities – done to avoid a prison sentence that would leave his young family alone – may give this message new meaning, but so much remains a mystery,” escribió Murphy.
En ese sentido entiendo un poco el dilema de ser el mensajero. Cuando era joven alguien me dijo que el periodista siempre termina traicionando al sujeto objeto de su trabajo–que eso de algún modo es parte de su naturaleza. Sabu, al igual que los raperos, pregoneros, poetas de la calle, y otros periodistas modernos, tenía su estilo narrativo–pícaro al extremo, quizá–ese mismo estilo, al final, lo llevó a la traición. Podemos poner sus métodos en duda, pero el cuento de Sabu se nos presenta como otra historia de un puertorriqueño viviendo en el estómago de la bestia, llamada Nueva York, donde mi pueblo nace y muere, día tras día.