La ñoñería
Con las derrotas electorales del MUS, PPT y otros partidos se comenzó el discurso, o más bien, la discusión sobre la necesidad de un espacio donde quepamos todas las personas. La discusión se manejaba mayormente en ese psicólogo digital, Facebook. Entre discusiones serias, chistes y catarsis todos se hacieron «la paja mental» de cómo debía ser el «nuevo partido». Como si se tratara de pedirse un mantecado en Cold Stone o un sándwich en Subway, la gente pedía de todo; «Echale una porción de Lúgaro, añádele la seriedad del MINH, una pizca de la cara bonita de Manuel Natal. La inteligencia de Bernabe. NOOOOO!! No le eches Yulín que lo dañas».
Mientras las personas seguían escribiendo y debatiendo en sus minis mundos feisbukeros, el grupo de ciudadanos pasó noches largas, viendo cómo pegaban gente ¡hasta con chicle! para construir la alternativa. Como quien hace una artesanía, reunión tras reunión se buscaban las palabras correctas, para no provocar que algunos de los actores o actrices se levantaran de la mesa. Fueron varias las veces que se vivió la ñoñería de ver cómo la gente se alejaba de espacios comunes, que se veló por cada palabra dicha.
Entonces ¡por fin…! Después de discutir la necesidad del plebiscito, se anunció el proceso de gestión de una nueva organización que se presentará a las elecciones de 2020. Boooom. Chocó el meteorito con la Tierra. Todos y todas activaron su psicólogo virtual, fueron a su barra de comentarios y poniéndose el sombrero de Carlos Díaz Olivo (todos tenemos uno) emitieron sus opiniones. Opiniones informadísimas e intelectualoides. Una vez más, llegamos a la fila de Subway a diseñar nuestro sándwich perfecto, perdón «Nuestro Partido Perfecto».
Sin llegar a ningún lado, opinamos e hicimos memes. Pero nos sentimos bien, porque alguien me escuchó. Mientras todo esto acontece, el poder permanente hace sus planes de cómo guisar con los chavitos federales del programa Community Development Block Grant- Disaster Recory. Comienzan a llegar compañías de instalación de placas solares para las comunidades, compañías de adiestramiento en construcción y espertólogos en el arte de la participación comunitaria. Estas compañías hacen su trabajo por «módicas» cifras millonarias. Y mientras esto pasa, el Facebook revienta en opiniones a favor y en contra sobre la figura de Alexandra Lúgaro. Pararalelamente, Luis Fortuño busca cómo seguir privatizando bienes del Gobierno. El alcalde de Fajardo limpia de pobreza el puerto de su municipio (con la clara intención de hacerlo un puerto para el tráfico de drogas). También se venden toditos los aeropuertos, privatizan la AEE, García Padilla saca chavos de la industria del Cannabis medicinal, se dan contratos jugosos por el Gobierno, Aníbal Vega Borges sigue libre, Santini organiza la Cumbre de Comunidades y Jorge de Castro Font y Aníbal Acevedo Vilá se consolidan como los expertos en política.
Entonces, como si se tratara de un mundo paralelo de Marvel Studio, la izquierda y los sectores progresistas debaten sobre lo incómodos que se sentirían dándoles el voto a Lúgaro. La ñoñería ha llegado a grados nunca antes vistos. Yo de veras no sé dónde viven. Nos están pasando el rolo. No sé si se han fijado, pero lo dominan todo. Mientras eso sigue sucediendo nos empeñamos en encontrar fallas a un proyecto que solo busca romper con la maldición que a este país lo siga gobernando el PPD y el PNP. Entiéndase de una vez que en ninguna relación se está feliz cien por ciento. Que hasta con la madre que parió a uno se tienen diferencias. Que esas diferencias no hacen que dejes de tener la relación (lo sé ñoños, a veces sí).
Por mi parte, como buen deportista, me pararé en el «home» e intentaré batear. Si me poncho, que sea haciendo «swing» y no sea por bola cantá’. Total, que más dá… Estamos perdiendo y es por pela.