Abandonos: Hope Gap y Pieces of a Woman
Siempre es muy placentero ver a Annette Bening y a Nighy, y verlos juntos me parecía augurar cosas muy buenas. Como se imaginan los dos representan sus papales de forma magistral. Él es circunspecto y formal; ella vibrante y gregaria. También está el hecho de que Edward es un cobarde que ha escondido su secreto por más tiempo de lo que uno piensa es posible en un pueblito idílico en la costa de Sussex. Sorprende también que ella, que es tan lista y perceptiva no haya podido descifrar lo que está pasando. Aunque entendemos por su comportamiento que no son personas de ir al proverbial “pub” del pueblo, donde los chismes se propagan, tampoco son tan ermitaños como para no ser motivo de curiosidad de parte de los vecinos.
Una vez que sabemos el secreto, lo que en realidad nos ofrece el filme es la presencia de los actores. Los argumentos y las peleas triviales de los que están a punto de separarse son harto conocidas, de modo que son las actuaciones lo que se supone retenga nuestro interés. Bening tiene dificultad con su acento inglés lo que interfiere a veces con el momento dramático. Es curioso que los actores ingleses de cualquier parte de lo que fue un reino unido, puedan eliminar su acento y sonar americanos, pero que los actores americanos, con muy pocas excepciones, no puedan imitar un acento inglés genérico. A pesar de eso, Bening sostiene bastante bien sus diálogos con los otros actores, aunque, a veces me recordó a Elizabeth Warren. ¿Será por que ha estado con su Warren tanto tiempo?
Vale mencionar la cinematografía de Anna Valdez Hanks que captura muy bien el entorno emocional en el que se desenvuelven los personajes y que, en gran parte, explica las relaciones entre Grace y Edward, pero también el ambiente en el que se crió su hijo Jamie. Lo interpreta Josh O’Connor, quien ha sido el príncipe Charles en la serie “The Crown”; sobresale a pesar de la brevedad de sus escenas.
Y hablando de “The Crown” y de imitar acentos, Vanessa Kirby, la actriz inglesa que en esa serie fue la princesa Margaret, representa a Martha Weiss, el personaje principal femenino de la cinta, que es de Boston y su acento de Nueva Inglaterra es perfecto (viví allí un año e iba por allí con frecuencia durante mi vida médica). En “Pieces of a Woman”, película perturbadora, se plasma otro tipo de abandono que abruma a los esposos Martha y Sean (Shia LaBeouf) . Dirigida por el director de origen húngaro, Kornél Mundruczó, la cinta nos conduce por una etapa de lo que parece ser una mezcla de psicosis posparto y depresión.
Martha ha convencido a su marido Sean, un trabajador de construcción, de tener su bebé en la casa. El día que comienza el parto, su comadrona está atendiendo otra cliente y la sustituye Eva (Molly Parker). Se suscitan complicaciones en el parto y la bebé muere. La familia de Martha, en particular su madre Elizabeth (Ellen Burstyn), insisten en buscar a quién echarle la culpa y, con la ayuda de Suzanne (Sarah Snook) una prima abogada, quien les dice que puede haber mucho dinero que ganar en la demanda, acusan a la comadrona y su compañía.
El filme recurre a una metáfora visual para mostrar el paso del tiempo y cómo algunas situaciones se resuelven según progresa el calendario. Es la visión de un puente en construcción que cruza el río Charles en el que trabaja Sean, y cuyos terminales en tierra firme se van acercando al centro que los unirá. Según vemos esa aproximación, las relaciones entre Martha y Sean se van separando, y poco a poco la familia de ella es “abandonada” por el juicio que resulta del caso civil.
La compulsión de muchos de buscar a alguien a quien culpar de cosas que se buscan por sus comportamientos y por situaciones determinadas por la naturaleza del problema y la naturaleza, se explora de forma sutil y sin tomar bandos, lo cual me pareció una de las mejores cosas del filme.
Pero lo mejor, sin duda, es la actuación de 24 quilates de Vanessa Kirby como Martha, una mujer que ha sido abandonada por los sentidos y por su dolor y que, según el puente se une, encuentra tierra firme y redención emocional.