After María: politicitis y el Complejo Anita
Me parece curioso el alzamiento contra el documental After María de la directora Nadia Hallgren, de ascendencia puertorriqueña, como si se tratara de los escándalos de pillería y abuso en el Capitolio. De paso, ¿sabe la gente el talante puertorriqueño de la cineasta? ¿O creen que esta es una gringa despiadada? Desde el punto de vista cinematográfico y narrativo, la película es poco menos que promedio, pero dudo que eso haya insultado el sentido estético de la turbamulta que quiere que Neflix lo saque del aire. Raras veces las turbas tienen razón en apreciaciones artísticas. A veces las turbitas estrechas de mente e insensibles al cambio gritan y patalean ante lo que luego se convierte en clásico. Piensen en la audiencia en Paris y “El rito de primavera” de Stravinski, y en los remanentes de la época victoriana en Inglaterra y la Lady Chatterly’s Lover de D.H. Lawrence, por dar dos ejemplos del siglo pasado. El documental no tiene ni innovación ni lo que se podría percibir como pornografía. De modo que lo único que puede motivar la histeria que ha producido tanta emoción y desmanes psíquicos tiene que ser esa cosa que se llama… ¡política!
2.
Los anexionistas deben haber —y de seguro continúan— rabiado por tanta bandera puertorriqueña enarbolada en la pantalla, no por guaynabitos, sino por puertorriqueños de verdad (y gordos) que han sido traicionados por FEMA, una agencia que se supone que ayude a los ciudadanos americanos, sin importar que sean ciudadanos a la fuerza. Además, ¿cómo se le ocurre a la directora Nadia Hallgren y a la productora Lauren Cioffi enseñar a Trump lanzando toallas de papel y diciendo disparates en su encuentro con nuestro gobernadorcito, quien actúa como si estuviera en su salón de kinder? ¿Cómo es posible que estén diciendo que FEMA es la culpable de todo? Pero la queja que se recibió sobre el documental en una carta peticionaria en Change.org es la siguiente:
“… disrespects the honor, values and working spirit of our commonwealth by ridiculizing [sic] us as poor, inconsiderate and maintained by (FEMA). People from Puerto Rico did not like the documentary and are criticizing it in all social media, news, and papers.”
Sabemos inmediatamente que la última oración tiene que referirse a los 20,100 que hasta el martes pasado (28 de mayo) firmaron la queja, pero no sabemos si estas “firmas” son verídicas o provienen de listas. Dudo que se haya hecho un censo nacional para ver a cuántos puertorriqueños no les gusta el documental. Tampoco sabemos a cuántos les gusta. La frase, sin embargo, como ya ha conseguido, propicia una movida de dimes y diretes emocionales por gente que, hayan o no visto el documental, saldrán en “defensa del país”. Esto sin darse cuenta de que, como se hace en estos día de mentiras y tergiversaciones, todo podría ser un engaño.
Pienso que los separatistas y los estadolibristas también tienen sus hachas que amolar. La frase en la que se habla de la falta de respeto a “… the working spirit of our Commonwealth…” es sospechosa. No la diría un independentista; tal vez lo expresaría un estadolibrista, pero también un anexionista disfrazado buscando respaldo contra el documental por las razones que ya he señalado.
3.
No percibí que se nos estaba ridiculizando por ser pobres: ¡Somos pobres y es la realidad! Y serlo no es deshonroso, y quien lo diga tiene un serio problema de imagen propia y un repudio oculto por sus conciudadanos de escasos recursos. Tampoco me pareció que el documental le faltara el respeto a “our values and working spirit”. ¿Cómo está eso de manifiesto en la película? ¿Cuáles valores? ¿El saqueo y las pillerías de los penepillos? Aún más, ¿cuál es la evidencia de que se nos muestra como “inconsiderados y mantenidos por FEMA?”. Después de todo fue FEMA, en el caso de los personajes resaltados por el filme, que les dijo que tenían que desalojar sus casas aquí y les pagó el pasaje a los EE.UU. y su estadía por un tiempo allá. ¿No habría sido más lógico (y más barato) arreglarles las casas y dejarlos aquí? En vez de mantenidos por FEMA, fueron maltratados por la agencia.
El documental se trata de algunos que tuvieron que marcharse y no sobre los que se quedaron. Se trata de las cinco mujeres en que concentra la directora, y es tan válido, desde el punto de vista narrativo, como haber escogido personas de tres pueblos para resaltar los efectos del huracán en el documental de Sonia Fritz “Las dos orillas” (reseñado por mí en octubre en 80grados.net). No podemos forzar que la cineasta haga el documental que nosotros queremos. El riesgo artístico lo toma el artista, no la audiencia.
4.
Además de la política, hay, a mi parecer, una posible razón alterna y psíquica. En West Side Story el personaje Anita es presa de la ambivalencia del emigrante. Ese tema, que he discutido en detalle antes[1] tiene su máxima expresión en el amor-odio por Puerto Rico y lo puertorriqueño que habita en muchos emigrantes de la isla a los EE.UU. (y en algunos que viven en la isla y quisieran ser parte de otro país). Pero también incluye odio o desdén hacia sus compatriotas y hacia los norteamericanos.
Son estas paradojas las que me han llevado a llamar las ambivalencias de identidad que sufren muchos puertorriqueños, sean emigrantes o no, como el “complejo Anita”.
¿Es eso lo que ha llevado a querer interferir con la libre expresión reclamándole a Netflix a nombre de todo un pueblo, de todo un país, que remueva de su plataforma una obra, que aún con sus fallas, parece ser honrada? El “honor” de un artista no es lo que determina el valor de sus obras, pero si la suya es una intención indigna, eso se ve a leguas. No me parece que ese es el caso con After María. Más bien sospecho que las críticas provienen de un ataque agudo de politicitis puertorricencis complicado con el “complejo Anita”.
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[1] Ver mi ensayo “El complejo Anita: Por los vericuetos de la identidad puertorriqueña en West Side Story”; En Puerto Rico: ¿La autodeterminación huracanada?; Ed Ramón-Darío Molinary, Ediciones
CAPRE, Madrid, 2006. Lo he mencionado y discutido también en mi ensayo “Hamilton Redux: ¡dejemos la vaina!”, en: revistacruce.com 12 de abril de 2019 (que se puede acceder a través de issuu.com) y en “Puerto Rico, Manhattan, Madrid, y la nueva versión de West Side Story”, publicado en 80grados.net el 24 de mayo del corriente.