After the Wedding
La donante resulta ser Theresa Young (Julianne Moore) quien, de la nada, ha desarrollado una compañía exitosa que la ha convertido en multimillonaria. Curiosamente, a la llegada de Isabel, Theresa le dice que en realidad no ha tomado la decisión aún. Isabel se siente ofendida porque pensó que el trato estaba hecho. De todos modos, descubre que su visita coincide con que, el próximo día, es la boda de Grace (Abby Quinn) la hija de Theresa y su marido Oscar Carlson (Billy Crudup), un famoso escultor. Aunque Isabel es recipiente de toda clase de atenciones por parte de la compañía, le muestra su coraje a Theresa, y esta, a pesar de eso, la invita a la boda.
Algo extraño es cómo Theresa, quien es amorosa y sensible tanto con sus dos hijos más jóvenes como con su hija y su marido, es despótica con su ayudante administrativa. Parece cambiar de humor de un momento para otro y su atención a los datos que le presenta Isabel no es lo que esta esperaba. Le parece que está más interesada en donar el dinero que en el orfanato. ¿Será que lo único que le importa es descontar su dádiva de los impuestos?
Este filme es una versión americana de la estupenda película danesa del mismo nombre (2006) que tal vez vieron. Si ese es el caso saben el secreto de la trama. Si no han visto la original, llegará un momento en que, si no lo descifran tendrán que tomar un cursillo de novelas de TV o esperar a que TCM reponga películas de Miriam Hopkins y Constance Bennet, o de Irene Dunne y Greer Garson. El desarrollo del conflicto en la presente versión está enmarcado en las personalidades erráticas de los personajes representados por las dos estrellas femeninas. Es difícil acercarse a ninguna de las dos porque las características de sus comportamientos no generan la simpatía que permite que uno se abanderice o tome lados ni con Isabel ni con Theresa. La confusión puede que resida en que, en la original, los personajes principales eran hombres y la carga emocional manifiesta era de otra naturaleza. El resultado es, sin embargo, que la cinta no desarrolla en el espectador la empatía que debiera tener ante las circunstancias y eso la debilita.
La película se hace tolerable porque los tres principales sostienen la trama y propulsan el drama. Como siempre, Moore se adentra en su papel y conjura un personaje complejo e imponente pero, como ya he dicho, de unas características que no la hacen apreciable. Lo mismo ocurre con Williams: una actuación estupenda de un personaje que tampoco conjura mucha simpatía. Sus actuaciones expertas tienen un rival en la de Crudup, quien ayuda con su desespero controlado a armonizar a las dos personalidades difíciles. Ellos sostienen el filme.
Uno de los problemas en el desarrollo de este proyecto puede haber sido que el director Bart Freundlich es el marido de Julianne Moore y que los dos fueron productores de la película. Para acomodarla a ella el guión cambió el género de los personajes que eran centrales en la versión danesa de la historia. De todos modos, si pueden, vean la versión danesa.