Ana Matanzo Vicens: una académica ejemplar
Las instituciones son las personas que forjan, a través de ellas, relaciones, quehaceres, caminos que enriquecerán las vidas de los otros y otras que vendrán. Esto es aún más vital cuando se trata de una institución pública como la Universidad de Puerto Rico. La experiencia universitaria no es posible sin el cúmulo de saberes, las aportaciones, el servicio y la creatividad de una pluralidad de personas diversas que la han tejido en una larga línea en el tiempo. Quienes estamos y experimentamos la Universidad le debemos un agradecimiento especial a las personas que la mantienen viva. A lo largo de treinta años, nuestra querida colega, la profesora Ana Matanzo Vicens, ha sido una de esas personas.
Somos muchas, profesoras, estudiantes y oficiales administrativas, entre otras, quienes, por haber entrado a formar parte de la línea del tiempo de la Universidad de Puerto Rico, hemos sido afortunadas al conocerla y al beneficiarnos directa e indirectamente de su quehacer académico y de su trayectoria de servicio. En este año académico que recién termina, Matanzo culmina su relación laboral con la Universidad, aunque sabemos que su relación con su tan apreciada institución y con quienes la vivimos se mantendrá firme.
La profesora Matanzo Vicens ha sido una académica ejemplar y ha enseñado a cientos de juristas, en y fuera de Puerto Rico, desde que comenzó labores como profesora y abogada litigante en la Clínica de la Escuela de Derecho y, posteriormente, como catedrática de cursos tan variados como Derecho Procesal Civil, Derecho de la Prueba y la Evidencia, Descubrimiento de Prueba y La Profesión Jurídica.
Además, Matanzo ha realizado aportaciones significativas en el proceso de internacionalización de la Escuela de Derecho. Fue Decana Auxiliar de programas internacionales y por muchos años sirvió de mentora y coordinadora de los hoy exitosos programas de doble titulación y de verano en la ciudad de Barcelona. Asimismo, realizó una labor excepcional cuando ocupó el puesto de Decana Asociada de la Escuela y representó a la facultad ante el Senado Académico, al Recinto ante la Junta Universitaria y, posteriormente, al sector claustral ante la Junta de Gobierno.
Consistente con su vocación por el servicio público, Ana además, ha dedicado gran parte de su vida a servir de manera ad honorem en instituciones como la Corporación de Servicios Legales de Puerto Rico y ProFamilias.
De su más reciente actividad académica amerita resaltar su aportación investigativa en el área de acceso a la justicia y del trabajo pro bono, origen y zapata de Programa Pro Bono de la Escuela de Derecho. De hecho, por varios años, Matanzo dedicó su labor académica al diseño y a la coordinación del Programa Pro Bono, así como a la mentoría de sus estudiantes participantes.
De su destacada trayectoria no podemos dejar de resaltar su vertical y vigorosa defensa de la universidad pública y sus gestiones a favor de un mayor acceso a la educación universitaria y a la educación jurídica para los sectores desaventajados y subrepresentados tanto en el Recinto como en la Escuela de Derecho.
Para nosotras, Ana, además de colega y amiga, ha sido una mentora excepcional de quien hemos aprendido en diversos renglones de la vida universitaria. Ana cuenta con una memoria institucional privilegiada que nos ha sabido acompañar, en más de un sentido, en momentos difíciles en la institución. Su temple, valentía, entrega y sensibilidad han sido inspiración a través de los años, sobre todo a lo largo de décadas en que ser profesora mujer conllevó muchos más retos, que la mayoría de las veces fueron y, siguen siendo, invisibles. Ana sin duda labró espacios y removió obstáculos estructurales para nosotras. Su voz ha sido imprescindible. Además, tener el privilegio de aprender en el salón de clase al dictar cursos conjuntos, como el curso para mujeres confinadas, ha sido una de las experiencias más enriquecedoras de la docencia.
Sin duda, la Escuela de Derecho es una mejor facultad gracias a las aportaciones de Matanzo en la docencia, la investigación y el servicio, dentro y fuera de la Universidad.
La profesora Matanzo Vicens, a lo largo de estos treinta años ha enriquecido a la Universidad de Puerto Rico, a la profesión jurídica y al país de manera extraordinaria y sus contribuciones han germinado en proyectos concretos en favor de la educación pública, de la profesión legal y de la justicia.
La invaluable dedicación de Ana a esta institución, a sus estudiantes, y a nosotras, sus colegas, la hacen merecedora de que celebremos y agradezcamos públicamente su trabajo y entrega.
Les invitamos a unirse a nosotras en esta felicitación y agradecimiento a la profesora Ana Matanzo Vicens por una labor ejemplar como académica, universitaria y servidora pública. Continuaremos junto a ella, eso sí, con muchos otros proyectos intelectuales, académicos y en favor de una profesión jurídica más comprometida con un país más justo e igualitario.
¡Felicitaciones, Ana! Siempre, gracias.
* Colaboraron también en la redacción de este texto las profesoras Chloé Georas y Glenda Labadie Jackson.