El primer filósofo africano negro que se formó y trabajó en la academia alemana del siglo 18 y las contradicciones de la Ilustración
Segunda parte: vida y obra del filósofo Anton Wilhelm Amo
Introducción
La biografía del filósofo africano ejemplariza contradicciones inherentes a la Ilustración. Sus investigaciones y teorías se posicionan en radical diferencia con respecto a los pensadores presentados, asumidos por el canon filosófico occidental en todas las universidades del mundo.La filósofa e historiadora Susan Buck-Morss comienza su obra Hegel, Haití, and Universal History (publicada en inglés en 2000 y en español en 2005) con la siguiente observación:
“En el siglo XVIII, la esclavitud se había convertido en la metáfora principal de la filosofía política de Occidente para connotar todo lo negativo de las relaciones de poder. La libertad, su antítesis conceptual, era para los pensadores del Iluminismo el más alto y universal de los valores políticos. Sin embargo, esta metáfora política comenzó a arraigarse en una época en que la práctica económica de la esclavitud – la sistemática y altamente sofisticada esclavitud capitalista de pueblos no europeos como fuerza de trabajo en las colonias –se iba incrementando cuantitativamente e intensificando cualitativamente, hasta el punto que a mediados de siglo todo el sistema económico de Occidente estaba basado en ella, facilitando paradójicamente la difusión global de los ideales iluministas con los que se hallaba en franca contradicción.
Esta flagrante discrepancia entre pensamiento y práctica marcó el período de transformación de la forma mercantil del capitalismo global en su forma protoindustrial. Podría pensarse que (…) los filósofos “iluminados” fueron incapaces de percibirlo. Pero no fue el caso. La explotación de millones de trabajadores esclavos en las colonias fue aceptada como parte de una realidad dada por los mismos pensadores que proclamaban que la libertad era el estado natural del hombre y su derecho inalienable.”[i]
He querido comenzar con esta profusa cita porque la biografía de Anton Wilhelm Amo que tematizaré, encarna –de forma ejemplar– la paradoja central del capitalismo ilustrado del siglo XVIII a la que se refiere la investigadora norteamericana; la clara discrepancia entre la práctica discursiva, o bien, el pensamiento filosófico-abstracto de la época y la práctica no discursiva, es decir, el accionar político de sus actores. Pues, si bien “(p)ara los pensadores del siglo XVIII (…), la esclavitud aparecía como la metáfora central de las fuerzas que degradaban el espíritu humano”,[ii] la economía esclavista en las colonias fue aceptada por ellos mismos y entendida como un mal ‘necesario’.
Luego de a la edad de 4 años haber sido secuestrado en África, en 1707 Anton Wilhelm Amo fue llevado como esclavo a Europa. El niño fue entregado al duque Anton Ulrich (1633-1714). El gobernante del ducado de Brunswick-Wolfenbüttel fue un mecenas de las artes que apoyaba el desarrollo de las ciencias. Además, fue escritor y propietario de una impresionante biblioteca, cuyo bibliotecario fue el filósofo, matemático, jurista, historiador y asesor político: Gottfried Wilhelm Leibnitz. Uno de los filósofos más importantes de finales del siglo XVII y principios del XVIII, considerado como el más sobresaliente erudito de su tiempo, así como uno de los principales pioneros de la Ilustración.
Si bien podría sugerirse que este iluminado duque acogió al niño con benevolencia, lo cual aparentemente lo comprueba la educación privilegiada a la que más tarde tuvo acceso, su conducta denota una práctica sumamente denigrante, común en aquella época. Muchos miembros de la realeza se complacían en rodearse de lo que llamaban moros, o bien, negros de cámara provenientes de África. Estos eran utilizados como símbolos exóticos por medio de los cuales mostrar su riqueza y –de paso– su supuesta progresividad. Pues de esa forma le otorgaban a su corte un toque de extravagancia, de ‘novedad’.
En uno de los trabajos del pintor Peter Lely, la pintura “Elizabeth Condesa de Dysart”, se puede comprobar esta práctica. Representa a otro niño africano que vivía en Inglaterra durante el mismo periodo. A finales del siglo XVII en Inglaterra y otros lugares de Europa estaba de moda este tipo de representación pictórica. Africanos esclavizados eran mostrados acompañando a damas aristocráticas como mascotas caseras.[iii] Los retratos de los holandeses Anthony van Dyck y Peter Lely fueron prototipos de un nuevo género de pintura, que retrataba a jóvenes negros ofreciéndoles a sus amos frutas y otros símbolos de opulencia de las colonias.
Disertación de Anton Wilhelm Amo (1734)
Regresemos a la biografía de Amo. A pesar de las adversidades, éste logró realizar un doctorado en filosofía y otro en derecho en la universidad de Halle, en Alemania, siendo el primer negro en lograrlo. La universidad de Halle fue uno de los centros de la llamada «Frühaufklärung», una fase temprana de la Ilustración en la que, por temor a ser severamente castigado, se publicaba el pensar ilustrado en textos secretos o anónimos. Fundada en 1694, la Universidad de Halle se convirtió en bastión de la primera Ilustración en el mundo intelectual alemán. Dentro de sus muros, los partidarios del uso de la razón libraron una dura batalla contra las fuerzas de la tradición y el clericalismo. Una de las figuras principales que sirvió de precursor a este movimiento fue profesor allí: Christian Wolff (1679-1754). Sin embargo, el grupo de teólogos conservadores en Halle todavía contaba con poderosos adeptos. Con el apoyo del rey prusiano Federico Guillermo I, que tenía una fuerte aversión en contra de los intelectuales, Wolff fue expulsado de la universidad y forzado al exilio bajo la amenaza de muerte por la horca.
Este es el contexto político-social en el que Amo ingresó a la universidad. Allí concentró sus estudios en filosofía y en derecho. En 1729 entregó y defendió su primera disertación para obtener el título de Magister Legens; el equivalente a un doctorado en derecho. El tema de la disertación, directamente vinculado a su propia biografía, fue una disputa sobre el estatus legal de los moros en Europa: «De iure Maurorum in Europa». Desafortunadamente este escrito desapareció. Por suerte su contenido fue resumido en una reseña publicada el 28 de noviembre de 1729 en el semanario Wöchentlichen Hallischen Frage- und Anzeigungs-Nachrichten.
El texto en cuestión comienza con un recuento histórico en el que el autor intenta demostrar que en la Antigüedad los emperadores romanos, acostumbrados a gobernar por medio de un mandato (el llamado patente), hacían de los reyes de las provincias africanas sus feudatarios. En otras palabras, los jefes y subordinados africanos bajo el imperio gozaban de un estatus legal que les garantizaba derechos inviolables. Es por eso que Amo sostiene que los africanos, que – en la Antigüedad– habían sido vasallos de Roma tenían el mismo derecho, como los europeos, a no ser esclavizados.
Su argumentación es contundente. No apela a sentimentalismos ni recurre a referencias bíblicas, sino más bien, cuestiona fundamental y racionalmente la supuesta legalidad de la institución de la esclavitud. En estilo escolástico, valiéndose del método deductivo o silogístico, deriva de una premisa o axioma general, una conclusión sobre un aspecto particular; yendo de lo universal o general a lo particular o individual: si los africanos se convirtieron en sujetos poseedores de derechos inviolables, al serle éstos otorgados por los romanos en la Antigüedad, entonces su esclavización, operante en su tiempo, era por lo tanto ilegal.
Es de notar que su concepción, en este aspecto, concuerda con el espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por las Naciones Unidas en 1948. Pues implícitamente les atribuye a los derechos de los africanos tres atributos fundamentales que caracterizan la comprensión occidental contemporánea de los derechos humanos:
- son inalienables, ya que nadie, de ninguna manera, puede quitarle estos derechos a otro sujeto más allá del orden jurídico que esté establecido.
- son irrevocables, es decir, no pueden ser abolidos
- son irrenunciables, pues, nadie tiene el permiso para rechazar sus derechos básicos
Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, al nacer, todos los hombres y mujeres son libres e idénticos en materia de derechos y dignidad. La esclavitud, la servidumbre, las torturas y los tratos que puedan ser considerados como inhumanos, degradantes o crueles son rechazados por ésta. La perspectiva asumida por el filósofo africano no difiere de estos preceptos fijados en la Declaración, 222 años después de que él defendiera su disertación en Halle. Amo se posicionó claramente en contra de la esclavitud, fundamentando su discurso a partir de la jurisprudencia. Esto en una época en la que ni los más reconocidos filósofos lo hacían. En un segundo paso Amo regresa a su época y se pregunta «hasta qué punto la (por él entendida como implicada) libertad (…) de los moros bautizados en Europa se extendía según las leyes habituales». Como vemos, Amo denunció la esclavitud caracterizándola como una práctica ilegal, convirtiéndose así en pionero del abolicionismo.
Es preciso indicar que la esclavitud nunca existió oficialmente en Alemania.[iv] A pesar de todo, muchos miembros de la aristocracia, que vivían en los territorios que hoy en día llevan ese nombre como nación, hasta el siglo XIX mantuvieron a muchos africanos en condiciones de esclavitud, explotándolos, luego de haber sido secuestrados y llevados al país.
Dicho de otro modo, dado que Alemania en sentido estricto sólo existe desde 1871, se puede afirmar que allí nunca hubo esclavos. Sin embargo, en el territorio del Reich alemán sí existió la esclavitud. Mientras que las tribus germánicas se identificaban con la libertad y la independencia, muchos prisioneros de guerra, por ejemplo, fueron esclavizados. Si se les consideraba como iguales, podían mejorar gradualmente su posición hasta alcanzar una cierta igualdad de derechos. Es de notar que el origen del término «esclavo» es sinónimo de «eslavos». Los miembros de estos pueblos, que quedaron bajo el control de los conquistadores en el curso de la expansión germánica hacia el Este, fueron a menudo esclavizados. Desde el siglo X hasta el siglo XIV también existió la servidumbre en Europa, que equivale a la esclavitud.[v]
Hay dos aspectos de la estrategia argumentativa del filósofo africano que merecen ser destacados. Primero, no aborda la cuestión a nivel emocional. Más bien se mueve en el terreno racional y fáctico de la ley. En el siglo XVIII el Imperio Romano había sido elevado a modelo; se había convertido en un mito. En particular, Justiniano, el emperador bizantino cristiano al que Amo se refirió, era considerado un modelo. Según la argumentación de Amo, si una personalidad de ese formato les había otorgado autonomía a los africanos, ello implicaba que los cristianos del siglo XVIII, que invocaban a Roma y al mismo tiempo aceptaban la esclavitud, actuaban de forma incoherente. Amo, sirviéndose de referencias altamente estratégicas, sacudió a sus contemporáneos y tornó su propio legado en contra de ellos mismos. Una maniobra sutil, caracterizada por una mordaz ironía; atrevida y valiente por lo que en aquel entonces arriesgaba. Pues es obvio que sus tesis tienen que haber sido percibidas como irrespetuosidad.
Su biografía es sumamente paradójica. Refleja el espíritu de la Ilustración y lo encarna de manera impresionante. Pues el transcurso de su vida revela las dos caras de su época. Así como la esclavitud masiva fue condición de posibilidad para la expansión económica de Europa, su sombra indeleble se cierne sobre la Ilustración. Los representantes de la Ilustración acompañaron y -muchos de ellos- fueron cómplices o artífices de un discurso que postulaba y defendía la desigualdad racial. Postularon un universalismo abstracto, relativo, limitado y selectivo. Invocaban la razón, sin embargo, las referencias discriminatorias a la supuesta naturaleza o forma de ser de las mujeres o de otros seres humanos nacidos fuera de Europa impregnan sus discursos. Esta actitud es verificable en trabajos de pensadores como Thomas Hobbes, John Locke, David Hume, así como de otros que realizaron sus obras en periodos más tardes tales como Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Arthur Schopenhauer y otros. Sus afirmaciones, en ciertos casos abiertamente racistas, han sido ignoradas por muchos investigadores.
En realidad, el programa de la Ilustración propagado por sus representantes, concebido como la salida del hombre de su inmadurez autoinfligida, no gozaba de validez para todos. Ya que, según su convicción, algunos supuestamente son ‘por naturaleza’ más inmaduros que otros. Analizando esta trayectoria de exclusión racista en Europa, se logra develar el lado oculto de la Ilustración. Sus reclamos de ‘universalidad’ se muestran entonces como pretensión provincial.
De 1736 a 1747 Anton Wilhelm Amo trabajó como docente en las Universidades de Halle, Wittenberg y Jena. Su biografía devela cuán abstracto e inefectivos pueden permanecer los lineamientos jurídicos en defensa de la igualdad, frente a la xenofobia y el racismo. En 1747, luego de ser víctima de una campaña racista por parte de un colega de la universidad (el profesor de retórica Johann Ernst Philipp) y de que su mentor Ludwig Rudolf Herzog von Braunschweig-Wolfenbüttel y su amigo y protector Johann Peter von Ludewig fallecieran (el primero en 1743 y el segundo en 1745), regresó a África. Según el médico del barco suizo «Gallandats», el último europeo del que se tiene constancia que habló con Amo en 1752, el filósofo vivió una vida retirada como ermitaño en Fort Chama, un fuerte colonial de los holandeses. No se sabe si lo hizo voluntariamente o castigado por su posición crítica frente a la esclavitud y otras calamidades. Por lo menos al final de su vida recibió el reconocimiento y la veneración de su gente.
[i] Buck-Morss, Susan. (en inglés 2000 y en español 2005) Hegel, Haiti, and Universal History. pp. 1-2.
[ii] David Brion Davis, The Problem of Slavery in the Age of Revolution, 1770-182 [Ithaca, NY, 1975], p. 263.
[iii] En el London Advertiser de 1756 aparecía una nota de Matthew Dyer que informaba al público que fabricaba cadenas de plata para negros o perros; collares, etc. Damas inglesas posaban en sus retratos con su cordero, su perro o su negro como mascotas. (Dabydeen, David. Hogartk’s Blacks: Images of Blacks in Eighteenth- Century English Art [1985; Athens, Ga., 1987], pp. 21-23).
[iv] von Mallinckrodt, Rebekka. en: Der Spiegel Nr. 32 / 4.81 “Bar erkauftes Eigentum”.
[v] “Deutschland Sklaverei”. en: https://raidrush.info/frage/deutschland-sklaverei/ consultado el 10 de junio de 2021 (trad. JJV).