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Se ha vuelto ya parte de nuestra rutina diaria, al leer los periódicos de circulación nacional, o mientras escuchamos las emisoras de radio, toparnos con una cuantiosa cantidad de anuncios publicitarios relacionados con el gobierno actual y su obra. Este hecho no nos debe extrañar porque, como el gobierno toma decisiones que afectan a toda la población, es usual que utilice los medios de comunicación como herramienta informativa para que el pueblo se entere de lo que hace.
Sin embargo, esta práctica de informar al pueblo se convierte en un problema en la medida que se recurre a estrategias publicitarias, y por tanto propagandísticas, para crear imágenes positivas de las acciones gubernamentales. Esto para obtener aprobación de la ciudadanía. Más aún, estas prácticas son problemáticas cuando la concepción y puesta en marcha de dichos esfuerzos publicitarios tienen un alto costo económico para un país sumido en una crisis económica histórica, según ha definido el gobierno de Luis Fortuño.
Entonces, tomando en cuenta el costo político y legal que acciones similares le costaron a otros políticos, sin irnos muy lejos, al pasado gobernador Aníbal Acevedo Vilá, resulta un poco contradictorio que la administración de turno se dedique, no sólo a actuar similarmente a su oponente, sino incluso a llevar la situación a niveles mayores. Veamos.
En dos años de mandato, el gobierno actual ha desembolsado, en gastos reportados nada más, sobre $50 millones en contratos con diferentes agencias publicitarias. Analizando las partidas presupuestarias de las dependencias de gobierno, y comparándolas con los contratos publicitarios existentes, se ve una distancia amplia entre lo que se presupuestó, y lo que se gasta. Esto resulta contradictorio viniendo del mismo gobierno que busca cortar el gasto público.
Entre los casos de partidas presupuestarias distintas a los acuerdos contractuales existentes, y que me parecen más notables, se pueden destacar:
· Policía de Puerto Rico: cuenta con $45,000 en la petición presupuestaria para gastos de publicidad pero tiene contratos para el presente año fiscal ascendentes a $584,838 con Marketing & Design Group Inc. y de $25,500 con MC Relativity Inc.
· Departamento de Salud: cuenta con $720,000 en la petición presupuestaria para gastos de publicidad pero tiene contratos para el presente año fiscal ascendentes a $4,430,000 con Ballori & Farré y de $100,500 con MC Relativity Inc.
· Departamento de Hacienda: cuenta con $900,000 en la petición presupuestaria para gastos de publicidad pero tiene contratos con la firma Ballori & Farré por $2,925,000 que vencen en junio de 2011.
Cabe destacar que algunas de estas agencias publicitarias son de reciente creación, y registradas bajo los nombres de colaboradores muy cercanos al gobernador, como es el caso de Blue Box Media, empresa que aparece incorporada por Javier Santana, ex asesor de prensa de la campaña del gobernador Fortuño. Similarmente, MC Relativity pertenece a Michelle Cuevas, directora de prensa del mandatario durante su incumbencia como Comisionado Residente en Washington y posteriormente durante su campaña para la gobernación.
Visto lo visto, creo que queda preguntarnos si este multimillonario gasto es justificable. Para hacerlo, hay que mirar qué exactamente es lo que se dice en estos anuncios, y entonces juzgar su relevancia, el contenido de su información. Pero cuando se analiza el contenido de estas costosas ‘comunicaciones’, lo que encontramos son pautas de página completa informando que la Universidad de Puerto Rico es “segura y verde”, adjetivos que cada vez están más lejos de la realidad de la institución; o escuchamos en radio a unos supuestos locutores de la Autoridad de Energía Eléctrica que intentan hacer creer que reportan noticias verdaderas sobre el proyecto Vía Verde, mientras lo que hacen es alabar y vender esta iniciativa, que de acuerdo con el gobierno requiere una inversión de $350 millones.
Los ciudadanos tenemos que mantener el ojo abierto, y ver esta ola de propaganda política como lo que es: un intento por ganar nuestra simpatía y aprobación. Lo lamentable es que, si sintonizamos cualquier medio de comunicación, estos anuncios propagandísticos los tenemos que ver por obligación; los tenemos que oír por obligación; los tenemos que pagar por obligación; pero, afortunadamente, no les tenemos que creer por obligación.
La reciente campaña publicitaria del municipio de San Juan es otro ejemplo del gasto excesivo de fondos públicos para llevar un mensaje positivo sobre la obra del alcalde Jorge Santini.
(El autor es publicista y bloguero)