No es la voz del grupo social la que nos empujará fuera de la caja, sino nuestra conciencia individual, que unida a muchas otras, con educación, respeto, compasión y responsabilidad, logrará el cambio que tanto miedo nos da soñar.
No es la voz del grupo social la que nos empujará fuera de la caja, sino nuestra conciencia individual, que unida a muchas otras, con educación, respeto, compasión y responsabilidad, logrará el cambio que tanto miedo nos da soñar.
Nuestro país, tan chiquito y poblado, está inmerso en una batalla de etiquetas, exponencialmente magnificada por las opiniones en las redes sociales, la radio y la televisión, y hasta el discurso político.
Para lxs que no se dejen comprar o para lxs que nadie quiere ir a comprar, solo queda la suerte o dios, que es lo mismo. El asunto tras el panorama que les dibujo sería que en ese mundo es que tengo que dirigir a mi hijo. Pensaba en eso mientras lo dibujada. Ese día me dejó mirarlo sin moverse, pero debo quizás aclarar que estaba dormido.
Observé hace algunas semanas, mientras me bebía un café en un mol, un cartel de Eva Longoria que llevaba la frase «Lo quiero todo». Reaccioné a ella como se responde a un argumento que no admite ni de lejos una sola objeción.
El Banco Popular históricamente ha acumulado muchas riquezas creando pobreza. Aún así nadie señala a Carrión y su banco como uno de los responsables de nuestra crisis y eso es gracias al maravilloso mundo de la publicidad.
Crear una marca superficialmente, sin identificar características de un público que «consumirá» el país-producto, es no solo un esfuerzo inútil, sino una irresponsabilidad cuando se paga con fondos públicos.
En principio, el spot publicitario es gracioso, pero es más que eso. Es un ejercicio de desmitificación al romper con el tabú asociado a la menstruación y prescindir de eufemismos.
Las corporaciones han empleado todas sus artimañas para seducir a los niños y niñas. Desde la óptica infantil es casi imposible reconocer que la publicidad a menudo posee elementos engañosos.
Es casi imposible identificar una decisión sobre nuestras vidas que no esté bajo la influencia de la publicidad: qué vestir, a quién elegir, dónde y qué estudiar, qué comer y beber, dónde vivir, qué medicinas usar.
Es indiscutible la capacidad de la publicidad de adaptarse a la cambiante situación social, así se ha visto en los últimos años marcados por una profunda crisis social, ambiental y económica.
Los que no tienen recursos se van sintiendo excluidos. Sobre todo los niños y jóvenes, van desarrollando frustraciones de no poder tener lo que todos parecen poseer, según el discurso publicitario.
Tras el relanzamiento de la campaña publicitaria “Puerto Rico lo Hace Mejor”, indagamos la opinión pública y reflexionamos sobre la trillada frase.
En dos años de mandato, el gobierno actual ha invertido sobre $50 millones en contratos con diferentes agencias publicitarias. El despilfarro es mayor si se toma en cuenta el contenido propagandístico de los mensajes.