Apuntes para la muerte de la “naturaleza”

La revolución ecológica será decolonial o no será: hacia otra visión del cosmos
He visto circulando por las redes sociales esta cita que dice que uno muere dos veces, la primera vez cuando dejas de respirar y la segunda vez cuando dejan de decir tu nombre. La “naturaleza” murió, metafóricamente, una primera vez. En su texto The Death of Nature: Women, Ecology, and the Scientific Revolution (1980), la filósofa estadounidense Carolyn Merchant traza el cambio paradigmático en el cual se dejó de ver al medioambiente como un organismo viviente y pasó a verse como un mecanismo inanimado. “Entre los siglos XVI y XVII [en Europa] – nos dice Merchant – la imagen de un cosmos orgánico con una tierra femenina viva en su centro dio paso a una visión del [cosmos] mecanicista en la que la [“naturaleza”] fue reconstruida como muerta y pasiva, para ser dominada y controlada por los seres humanos.”[1] Fue una transformación que comenzó a partir de la conquista de América y continuó hasta la vulcanización del capitalismo y de la euromodernidad en general.
Al principio del siglo XVI, la estructura social europea fue una de comunidades orgánicas y cooperativas, de comunidades campesinas, por lo que “la metáfora dominante que unía el ‘yo’, la sociedad, y el cosmos era la del organismo.”[2] Esta metáfora y cosmovisión establecía al cosmos como un organismo viviente del cual el ser humano formaba parte, produciendo entonces un sentido de interdependencia entre la tierra y el humano. La identificación de la “naturaleza”, particularmente la tierra, como una madre nutricia, una madre que proveía para cubrir las necesidades del humano fue fundamental para esta teoría orgánica del cosmos. Por otro lado, existía también una imagen femenina de la “naturaleza” como salvaje e incontrolable, capaz de producir violencia, tormentas, sequías, y otros fenómenos caóticos. Esta bifurcación fue identificada con el sexo femenino y fueron proyecciones de las percepciones humanas sobre el mundo. Con el surgimiento de la revolución científica europea, la imagen de la tierra como madre nutricia se comienza a desvanecer a medida en que la revolución buscó racionalizar el mundo a través de su mecanización. La imagen de la “naturaleza” como violenta produjo la idea de dominación, ya que se manifestó la noción de querer controlar lo incontrolable. Esto, junto a la visión mecanicista del cosmos, pasaron a ser conceptos claves euromodernos.[3]
Según Merchant, las imágenes, metáforas, o cuentos que se utilizan para darle sentido a los fenómenos que vivimos o atestiguamos son de cierta manera meta-éticos y sirven para restringir las acciones de los seres humanos. Dice Merchant que “Las declaraciones descriptivas sobre el mundo pueden presuponer lo normativo; entonces tienen una carga ética.”[4] Por tal razón, para el comienzo de la conquista de América, en Europa resultaba difícil entrar en actividades de minería comercial porque significaba la violación y mutilación de la madre tierra ya que “las minas fueron comparadas con su vagina, y la metalurgia fue el apresuramiento humano del nacimiento del metal vivo en el útero artificial del horno – un aborto del ciclo de crecimiento natural del metal antes de su tiempo.”[5]
La revolución científica en Europa, pero también los sueños de riqueza que constituyeron la experiencia del ego conquiro,[6] necesitaban la liberación de las restricciones de tales imágenes de la tierra como una madre nutricia. A esto precisamente se dedicó Georg Agricola (1494-1555) en su tratado De Re Metallica (1556), publicado póstumamente. El argumento aceptado era que la tierra, como madre nutricia y benevolente, no escondía las cosas necesarias para la sobrevivencia de la humanidad sino las dejaba a plena vista, como era el caso con las hierbas, frutas, vegetales, granos, y demás. Aquellas cosas innecesarias la madre tierra las escondía y por lo tanto no se deben buscar. Contra esto, Agricola se preguntaba sobre el caso de los peces, que estaban escondidos en las profundidades de las aguas. La filosofía mercantilista entonces transformó “la imagen de la madre nutricia en la de una madrastra que malvadamente oculta su generosidad de los niños meritorios y necesitados.”[7] Según Merchant, los esfuerzos de Agricola pueden verse como “el intento de liberar la minería de las restricciones morales impuestos por el marco orgánico y la imagen de una tierra nutricia, de modo que los nuevos valores podrían sancionar y acelerar su [‘desarrollo y progreso’].”[8] Unas décadas más tarde, Francis Bacon (1561-1626) planteará que habría que espulgar y revelar los secretos de la “naturaleza” con el propósito del mejoramiento de la humanidad,[9] trazando la línea que separa lo humano de lo sub-humano a partir de una definición eurocéntrica de las artes mecánicas, el techne, en lugar de utilizar un discurso biologicista.[10]
Este cambio en las metáforas o imágenes empleadas para describir el cosmos, que fue en esencia el resquebrajamiento de la relación humano-cosmos, tuvo repercusiones gravísimas. Pero más allá de un mero cambio simbólico, la Euromodernidad, con el dualismo ontológico de René Descartes (1596-1650), separó al ego de su entorno, del cosmos, produciendo así la bifurcación mente y cuerpo, hombre (con la connotación de género que conlleva el término) y lo exterior al hombre, la “naturaleza”.[11] Lógicamente entonces el hombre resulta inafectado si la “naturaleza” cambia o se destruye.
Fundamental entonces para atender el cambio climático es el resquebrajamiento de la civilización euromoderna. El capitalismo, uno de los modelos económicos euromodernos, implica, necesariamente, la destrucción del medioambiente. Por ejemplo, para los siglos XII y XIII, se producía energía utilizando fuentes renovables, tales como la madera, el agua, el viento, y la fuerza animal (humana y no-humana).[12] Los intereses capitalistas, poco a poco, se fueron deshaciendo de la dependencia de fuentes renovables para desanclar las fábricas de cualquier terreno en particular. Es decir, una fábrica que depende de la energía producida por la corriente de un río en particular, por ejemplo, está atada a un lugar geográfico en específico. Para la elaboración de artefactos metalúrgicos en Inglaterra antes de la introducción del carbón como fuente energética, “Los hornos, las forjas y los molinos de corte estaban todos en diferentes lugares, porque en cada caso se necesitaba una fuente de madera para combustible.”[13] Es decir, para poder aumentar su producibilidad y riqueza, el capital tuvo que ponerse ágil. El cambio de la energía renovable al carbón como fuente energética le permitió al capital mover sus facilidades a cualquier parte sin dependencias geográficas, facilitando el establecimiento en lugares más urbanizados donde los obreros eran más precarios y por lo tanto despolitizados. Es una estrategia visible hoy con el deseo del capital establecer bases de operaciones en los llamados “emerging markets”, ie., el Sur Global; áreas de pobreza extrema donde los obreros se despolitizan debido a la dependencia de ese trabajo para su subsistencia. De igual manera, la implementación de la energía fósil, como el carbón, le permitió al capital operar a toda hora.[14]
Por otro lado, el capitalismo naciente ejerció una presión inmensa sobre los ecosistemas forestales forzando así la implementación de una alternativa energética. Interesantemente, “la industria que más dependía de la madera y la más crítica a la expansión comercial del siglo XVI y la supremacía nacional fue la construcción naval.”[15] Esto pone en relieve la relación entre el capitalismo, el imperialismo y la conquista del “Nuevo Mundo”, y la guerra. Se podría decir entonces que una de las huellas, o secuelas, de la experiencia de la conquista de América es la manifestación de la colonialidad ecológica, o la imperialidad, un término que desarrolla Mauro Scalercio para referirse al poder que ejerce la humanidad sobre la “naturaleza”.[16]
El filósofo puertorriqueño Nelson Maldonado-Torres define la colonialidad como “una catástrofe metafísica, demográfica, y medioambiental, es decir, como una gran ‘crisis’ (downturn) en la definición de los pueblos, el medioambiente y las coordenadas básicas de lo que constituye un mundo humano.”[17] Para Maldonado-Torres, la catástrofe metafísica ocurre “a un nivel fundamental de los sistemas civilizatorios” y produce una división entre “personas ‘civilizadas’, la ‘naturaleza’ como un recurso a ser explotado, y aquellas personas a las cuales Fanon se refirió como el damnés.”[18] Se podría decir que el dualismo ontológico cartesiano fue unos de los elementos constitutivos de la catástrofe metafísica que, según Maldonado-Torres, “naturalizó la relación entre el colonizador y el colonizado”[19] pero en el contexto de este ensayo, el medioambiente es el damnés, el condenado.
Por tal razón, si la “naturaleza” murió una vez, como nos sugirió Merchant, habría que matarla por segunda vez. Habría que dejar de llamar a nuestro entorno, al cosmos, por ese nombre euromoderno – naturaleza – que no hace más que reforzar y materializar el dualismo que facilita y perpetúa la destrucción de la tierra porque la concibe como algo independiente al sujeto humano. Hay que matar a la “naturaleza” en el sentido conceptual y desarrollar, rescatar y/o resaltar otras imágenes, mitologías, o cosmovisiones para remplazar la imagen impuesta de un cosmos externo a nosotros, una tierra sin valor inherente hasta que el humano lo trabaje (como sugirió Locke), una tierra que sirve solamente para ser explotado por el ser humano para el “mejoramiento” de la humanidad (como sugirió Bacon). Hay que asumir una postura decolonial en la lucha ambiental.
Apuntes para la descolonización de la ciencia y la tecnología
Si bien es cierto que hace falta derrocar la civilización euromoderna para crear otra civilización, implica, necesariamente, la descolonización de las ciencias y la tecnología. Aunque la desesperación que produce el cambio climático nos lleva a implementar soluciones de forma ligera que parecerían ser aceptables a largo plazo, planteo que se debe pensar en otra estrategia de manera paralela que sirva a largo plazo. Particularmente, debemos pensar en cómo podemos construir otro sistema civilizatorio. A corto plazo, es importante resaltar que la adopción de nuevas tecnologías de manera ligera sin reflexión puede traer consecuencias desastrosas. Como dijo Paul Virilio (1932-2018), “Inventar el velero es inventar el naufragio. Inventar el tren es inventar el accidente ferroviario de descarrilamiento.”[20] La invención de las placas solares y otros artefactos para la producción de energía necesariamente resultó en la invención de accidentes o consecuencias negativas que tal vez quedan sin entender. Y si no, sin la descolonización tecnológica sólo se reproducirán las mismas lógicas coloniales que se repudian desde las humanidades y ciencias sociales.
En Puerto Rico se ha impulsado un movimiento de “soberanía energética” que propone la implementación de placas solares a grande escala y otros métodos de producción energética para cortar la dependencia de la devastada red eléctrica de la Autoridad de Energía Eléctrica en repudio a la huella de carbono que produce y al capitalismo, que inherentemente es corrupto. Por ejemplo, Arturo Massol-Deyá plantea que “En un mundo donde el clima es cada vez más extremo, es fundamental promover un futuro que rechace el capitalismo crudo, la corrupción y el clientelismo que impregna nuestro sistema energético.”[21] Debemos ir más allá. También es fundamental descolonizar la ciencia y la tecnología para reconocer que hay una pluralidad de ciencias y saberes tecnológicos que nos pueden permitir promover un futuro desde nuestra propia experiencia. Es decir, promover soluciones que atiendan las necesidades de los puertorriqueños en Puerto Rico en lugar de importar soluciones tecnológicas aparentemente beneficiosas de otras partes. Hace falta una “tecnología situada”. Se necesita un nuevo paradigma científico y tecnológico. Como planteó Robert Jungk en el 1973, “La idea de que puede haber tecnologías alternativas en sí misma implica la idea del pluralismo tecnológico en lugar del monismo tecnológico hasta ahora casi universalmente aceptado. En este caso, cada sistema social y cada ideología política, de hecho, cada cultura sería libre de desarrollar su propia línea particular. ¿Por qué no debe haber una tecnología específicamente india junto al arte indio y por qué el temperamento africano debe expresarse sólo en la música o escultura y no en el equipo que los africanos eligen porque les conviene mejor? ¿Por qué las fábricas rusas deberían seguir los patrones anglosajones? ¿No podría haber una tecnología inequívocamente japonesa, al igual que los edificios y la ropa típicamente japonesa?”[22]
La descolonización de la ciencia implica el reconocimiento de una pluralidad científica, pero también un cambio en la manera en que se piensan los artefactos tecnológicos y su relación con el cosmos. En este sentido, se tiene que pensar en el artefacto ya completado o fabricado, pero también en cómo se fabrica y en qué condiciones.
Se ha impulsado el uso de las placas solares porque son una alternativa limpia al uso de combustibles fósiles cuando son puesta en función, pero no se considera la cadena de suministro (supply chain) de la producción de las placas. Por ejemplo, la manufactura de las placas solares requiere la producción del polisilicio. La producción del polisilicio produce tetracloruro de silicio como subproducto, un químico sumamente tóxico y dañino para el medioambiente. En China, donde se producen muchos artefactos tecnológicos, ha habido casos donde estas sustancias tóxicas fueron desechadas de tal manera que constituyen una amenaza existencial para los pueblos pobres y marginados aledaños.[23]
La materia prima para la fabricación de estos artefactos depende del extractivismo, que tras que destruye la tierra por igual, puede resultar en actividades ilícitas bajo el sistema capitalista y en más guerras imperialistas. Si se adoptan las tecnologías impulsadas por el “capitalismo verde” sin más, veremos más guerras imperiales por el cobre, el aluminio, el silicio, y el litio, cuya producción también tiene consecuencias graves para el medioambiente.[24] Este último es un material fundamental para la producción de baterías que permiten el funcionamiento adecuado de los sistemas de placas solares ya que permiten almacenar la energía producida y mantener el suministro energético constante y a la par con la demanda fluctuante en el punto de consumo. Indudablemente, el golpe de estado llevado a cabo en Bolivia fue una movida para lograr la privatización de sus minas de litio, entre otras razones. De igual manera, la gran mayoría de sistemas de placas solares, molinos de viento, etc., tienen estructuras de aleaciones de aluminio – el más común siendo el aluminio 6061-T6 – cuya materia prima se tiene que minar también. El ejemplo de la minería ilícita para conseguir oro para la fabricación de tarjetas electrónicas (printed boards) es un presagio.[25]
Innovaciones tecnológicas típicamente afectan negativamente a los pueblos marginados. Por ejemplo, los campesinos pobres de Inglaterra mostraron gran resistencia a la imposición del uso de molinos de agua centralizados, conocidos como los manor’s watermills, para la producción de energía ya que estaban controlados por los señores feudales quienes cobraban cuotas por su uso. Los campesinos preferían quedarse con sus “primitivos” molinos de mano.[26] Según Merchant, lo que demuestra esto no es que hubo una resistencia a la innovación tecnológica por parte de los campesinos sino que debido a sus necesidades económicas buscaron mantener el control de sus tecnologías.[27] Hay un paralelo aquí con la imposición de directrices y acuerdos internacionales para atender el asunto del cambio climático que vienen del Norte Global y afectan desproporcionadamente a los países del Sur Global, cuando los países del Norte son quienes contribuyen significativamente más al cambio climático. Las manifestaciones recientes en Haití ponen este punto en relieve.[28]
Massol-Deyá plantea que la “auto-suficiencia energética podría ser nuestro primer paso hacia la descolonización.”[29] Depende. Simplemente comprando estos sistemas en otros lugares, como en los Estados Unidos o en Europa, resultará en la perpetuación de la colonialidad relacionada a la producción de energía en Puerto Rico ya que habrá que importar estos artefactos y sus piezas de reemplazo por igual si no se desarrolla una industria y un conocimiento local. Finalmente, ¿quién garantizará la eliminación responsable de los materiales tóxicos utilizados en la construcción de celdas fotovoltaicas? ¿Quién garantizará que los sistemas que se instalan aquí no son el producto de opresiones coloniales en otras partes? Si la intención es la democratización de la producción energética a través de la instalación de sistemas solares en los puntos de consumo, ¿quién lo costea? ¿Quién se encarga de instalar placas solares, por ejemplo, en las unidades de vivienda pública, en los barrios, en las parcelas? Pero, por otro lado, si la intención no es la descentralización de la producción energética en ese sentido, ¿cómo supone que el Estado lleve a cabo el desarrollo de facilidades de producción de energía limpia de tal magnitud para abastecer al país entero sin ocasionarle mayor daño al medioambiente? Si se instalan estos sistemas en todos los puntos de consumo a nivel global, ¿cuál sería el impacto al medioambiente, no necesariamente en Puerto Rico donde se instalarían en los techos de las estructuras existentes sino donde se tiene que minar para conseguir la materia prima para producir y donde se producen esos sistemas? ¿Qué pasará cuando esos sistemas lleguen al fin de su vida útil? ¿Cómo se descartan esos artefactos de manera responsable? Estas son preguntas que ponen en relieve la manera en que simplemente cambiando el cómo se produce la energía eléctrica no necesariamente implica que detengamos, mucho menos revertiremos, el cambio climático si no cambiamos nuestra relación con el cosmos, con la tierra. El discurso extractivista de la energía renovable, con la idea de extraer energía limpia del sol, viento, o el mar evidencia esto. Dicho de otra manera, la autosuficiencia energética debe seguir un esfuerzo para la descolonización de la ciencia y la tecnología. Debe haber un cambio civilizatorio que resulte en la liberación del cosmos del yugo de la imperialidad euromoderna.
A medida en que se busca atender el cambio climático, propongo formar una coalición científica y tecnológica del Sur Global, con la intención de atender algunos o todos los siguientes puntos:
- Impulsar la descolonización del currículo en las diciplinas STEM (Science, Technology, Engineering, Math). Existe una narrativa eurocéntrica del desarrollo científico y tecnológico que invisibiliza las contribuciones de pueblos y culturas no-europeas. Hace falta estudiar estas contribuciones científicas, europeas y no-europeas, en sus contextos sociopolíticos para entender la relación entre esos procesos sociopolíticos y la innovación tecnológica. Esto implica darle mayor énfasis al estudio de la historia de la ciencia en los currículos STEM, incluyendo el estudio del desarrollo científico nacional.
- Desarrollar proyectos tecnológicos y científicos tomando como punto de partida nuestra experiencia y contexto particular. El conocimiento científico y tecnológico euromoderno – al igual que la filosofía, ciencias sociales, y disciplinas afines – se plantea como universal, imponiendo así sus herramientas, métodos, estéticas, etc., con una supuesta objetividad. Pero como nos dice Sandra Harding, “estos procesos científicos supuestamente inocentes de hecho nunca pueden ser inocentes: conseguir que los hechos sean objetivos (“just the facts”) siempre produce ojos imperiales. Independientemente de las intenciones del científico, la ciencia – euromoderna, diría yo – siempre pone a disposición recursos para la dominación de la naturaleza, incluyendo a las personas.”[30] Habría que desarrollar proyectos desde un conocimiento situado en lugar de la importación ciega de tecnologías del Norte Global. Esto implica el diseño, manufactura, validación, e implementación de artefactos tecnológicos autóctonos.
- Impulsar proyectos políticos que apunten hacia la descolonización científica y tecnológica. Esto implica proponer proyectos de infraestructura, manufactura, desarrollo industrial y demás, que tomen como punto de partida la descolonización epistémica y económica. Por ejemplo, recientemente se estrenó en Bolivia un carro solar diseñado y fabricado 100% ahí.[31] O el caso de Argentina, donde hacen dos años inauguraron un hospital con médicos mapuches para romper la hegemonía de la medicina occidental.[32] Esto no implica que se debe descartar la ciencia y tecnología europea y estadounidense sino abrir espacio y reconocer la necesidad de una pluralidad científica. Si un artefacto se desarrolla a partir de unos parámetros y requerimientos preestablecidos, que de cierta manera guían el diseño del artefacto, cada territorio o pueblo tendrá requerimientos diferentes. También implica el trabajo con pueblos originarios y con organizaciones feministas, anti-racistas, etc. para asegurar que no se emplee una tecnología que resulte en la opresión de personas marginadas. Por ejemplo, es bien conocido la manera en que Estados Unidos utilizaba a la población puertorriqueña para la experimentación y desarrollo científico de químicos y otros aparatos. Recordemos la esterilización de mujeres pobres sin su conocimiento ni consentimiento para desarrollar la pastilla anti-conceptiva.
- Colaborar con el movimiento agroecológico. Hay un movimiento agroecológico militante en Puerto Rico y cualquier intento de descolonizar la ciencia debe trabajar, hombro a hombro, con este movimiento. Cuando se trata del desarrollo de un proyecto energético que adopte el uso de placas solares a grande escala, por ejemplo, sería fundamental entender qué terrenos son óptimos para la siembra y cuáles no para así evitar impulsar un proyecto de “soberanía energética” a costa de nuestra “soberanía alimentaria”.
- Colaborar con científicos y tecnólogos del Sur Global, en general, y el Caribe, específicamente. A medida en que los pueblos del Caribe enfrentamos muchos de los mismos retos, vale la pena compartir conocimientos científicos en un diálogo Sur-Sur, como también establecer una red de apoyo mutuo para los momentos luego de un evento ambiental.
El cambio climático que amenaza la humanidad ha sido producto de una civilización, euromoderna por cierto, que solamente busca la explotación de la tierra con el fin de acumular riquezas y bienes. Por lo tanto, la tarea que nos corresponde es el resquebrajamiento total de la euromodernidad, que incluye también las ciencias y la tecnología. De lo contrario, solamente atrasaremos lo inevitable: la muerte concreta y real de la “naturaleza”.
Referencias
[1] Carolyn Merchant, The Death of Nature: Women, Ecology, and the Scientific Revolution (New York: Harper & Row, 1989), xvi. Mi traducción del inglés.
[2] Merchant, 1. Mi traducción del inglés.
[3] Merchant, 2.
[4] Merchant, 4. Mi traducción del inglés.
[5] Merchant, 4. Mi traducción del inglés.
[6] Enrique Dussel, Filosofía de la liberación (México: Fondo de Cultura Económica, 2011).
[7] Merchant, The Death of Nature, 33. Mi traducción del inglés.
[8] Merchant, 37. Mi traducción del inglés.
[9] Merchant, 33.
[10] Mauro Scalercio, “Dominating Nature and Colonialism. Francis Bacon’s View of Europe and the New World”, History of European Ideas 44, núm. 8 (2018): 1076–91.
[11] Ramón Grosfoguel, “The Structure of Knowledge in Westernized Universities: Epistemic Racism/Sexism and the Four Genocides/Epistemicides of the Long 16th Century”, Human Architecture: Journal of the Sociology of Self-Knowledge 11, núm. 1 (el 22 de septiembre de 2013), https://scholarworks.umb.edu/humanarchitecture/vol11/iss1/8.
[12] Merchant, The Death of Nature, 45.
[13] Merchant, 64. Mi traducción del inglés.
[14] Véase Andreas Malm, Fossil Capital: The Rise of Steam Power and the Roots of Global Warming (Verso Books, 2016).
[15] Merchant, The Death of Nature, 65. Mi traducción del inglés.
[16] Scalercio, “Dominating Nature and Colonialism”.
[17] Maldonado-Torres en Yarimar Bonilla y Marisol LeBrón, eds., Aftershocks of Disaster: Puerto Rico Before and After the Storm, 2019, 338. Mi traducción del inglés.
[18] Maldonado-Torres en Bonilla y LeBrón, 338. Mi traducción del inglés.
[19] Maldonado-Torres en Bonilla y LeBrón, 338. Mi traducción del inglés.
[20] Paul Virilio, The Original Accident (Polity, 2007), 10. Mi traducción del inglés. Énfasis en el original.
[21] Massol-Deyá en Bonilla y LeBrón, Aftershocks of Disaster, 300. Mi traducción del inglés.
[22] Citado en Claude Alvares, Decolonizing History: Technology and Culture in India, China and the West 1492 to the Present Day (Goa: The Other India Bookstore, 1991), 208. Mi traducción del inglés.
[23] Ariana Eunjung Cha, “Solar Energy Firms Leave Waste Behind in China”, el 9 de marzo de 2008, http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/03/08/AR2008030802595.html.
[24] Amit Katwala, “The spiralling environmental cost of our lithium battery addiction”, Wired UK, el 5 de agosto de 2018, https://www.wired.co.uk/article/lithium-batteries-environment-impact.
[25] “The Weekly | How Tainted Gold May Have Ended Up in Your Phone – The New York Times”, consultado el 8 de octubre de 2019, https://www.nytimes.com/2019/08/30/the-weekly/gold-apple-iphone-colombia.html.
[26] Merchant, The Death of Nature, 45-46.
[27] Merchant, 46.
[28] Keston K. Perry, “What is really behind the crisis in Haiti?”, consultado el 9 de octubre de 2019, https://www.aljazeera.com/indepth/opinion/crisis-haiti-190927092336787.html.
[29] Massol-Deyá en Bonilla y LeBrón, Aftershocks of Disaster, 307. Mi traducción del inglés.
[30] Sandra Harding, “Latin American Decolonial Social Studies of Scientific Knowledge: Alliances and Tensions”, Science, Technology, & Human Values 41, núm. 6 (2016): 1075. Mi traducción del inglés. .
[31] “Evo Morales estrenó auto eléctrico hecho 100% en Bolivia”, consultado el 10 de octubre de 2019, https://www.eldinamo.cl/actualidad/2019/09/29/evo-morales-estreno-auto-electrico-hecho-en-bolivia-para-fomentar-la-industria-del-litio/?fbclid=IwAR0H2WAjHr-jCFh21az7CXcGfMQr6009OgISqBeuNWMetYjCG235XLM-ams.
[32] “Argentina crea su primer hospital con médicos y curanderos mapuches”, consultado el 10 de octubre de 2019, https://www.abc.es/sociedad/abci-argentina-crea-primer-hospital-medicos-y-curanderos-mapuches-201706091736_noticia.html?fbclid=IwAR1f5qs_a3lNuAcHhUyArzMIYxVpe543F6i2YUXxRVErhfKCYh7dsMc4i2w.