Asesinato de un paisaje
El Paseo de Puerta de Tierra es una muestra de inconciencia sobre los valores estéticos de nuestra bella isla. Asesinaron el paisaje de la entrada de San Juan.
En la mañana, después de saborear mi rica taza de café, subí por la calle Matías Ledesma como acostumbro. Ese momento placentero que experimentaba al subir por esa callecita, se convirtió en tristeza al sentir la ausencia de algo que todos los que teníamos acceso a esa esquina compartíamos. ¡La vista al mar!
Era la huida del paisaje, ese paisaje sereno, azul. Sentí angustia de ver cómo esa experiencia visual de Bajamar ha sido asesinada.
Todos los conductores que van a trabajar o a cualquier otra gestión, podrán echar de menos ese hermoso paisaje, hoy desaparecido del alcance de nuestra vista.
Me da tristeza que las autoridades y las personas que tienen la última palabra hayan ignorado que han cometido un crimen irreparable, en el momento en que más se necesita mirar el horizonte sanador y esperanzador. Negarle esta experiencia al pueblo es negarle la esperanza.
Este proyecto empezó con un paso equivocado. No se consultó a la gente de la comunidad y yo desde mi balcón frente al mar he visto día tras día cómo se construyen muros y los derriban.
Al ver esto tuve la esperanza de que los hubieran derribado porque tomaron conciencia del error, porque apreciaron la belleza del lugar y la importancia estética y humana de mantener ese horizonte visible.
Pero no, a la semana aparecieron unos gigantescos módulos de fortaleza militar más elevados que los anteriores y, claro, más costosos.
Esto me da una muestra de que no es un proyecto bien planificado. Veo que ha sido constantemente improvisado y no buscando una solución hermosa que respete el entorno.
Se nos niega el acceso visual a nuestro horizonte en el momento más necesario.
No es la primera vez. Hay una tradición de construir adefesios frente al mar. El mar que es nuestro símbolo más grande de identidad isleña.
Desgraciadamente no hemos aprendido a mirarnos y todos los gobiernos han desarrollado políticas adversas en contra de nuestra isla jardín. Me da la impresión de que no hemos aprendido a ver nuestra isla como lo que es, una joya, un paraíso.
Construimos con miopía y egocentrismo. No vemos más allá de nuestros pies, ignoramos la profundidad de campo y la necesidad de integrarnos a ella.
Esa constante negación de lo que somos como litoral, nos crea un desfase con nuestra realidad y nos aísla de una respuesta al problema social y económico que enfrentamos.
En síntesis, una cultura necesita desarrollarse a base de los recursos del litoral. Puerto Rico es una isla muy bella. Hablamos mucho de su belleza. Nos encanta enamorar la isla con el lenguaje. Pero con proyectos como este la violentamos, en ese apego tan grande al cemento, a la verja y a la basura nueva de las tiendas por departamentos.
Si los encargados de este proyecto de Puerta de Tierra corrigieran la construcción de este muro lo entendería como una señal de piedad con ese hermoso santuario que es la costa de la isleta de San Juan. Que deleita el paso de los puertorriqueños y es el regalo más preciado que ofrecemos a nuestros turistas.
Esa verja frente a nuestra mirada es una grave ofensa y debemos reprocharla con toda nuestra fuerza.