Es uno de los personajes pintorescos que el compositor Amaury Veray creó hacia 1974 en torno uno de los activistas e intérpretes más destacados de su tiempo en el instrumento musical de los cazadores por excelencia, el corno (también conocido como trompa francesa, del inglés “french horn.”). Durante los años de mayor agitación política en el Conservatorio de Música (1975-1979), el Cazador propulsó y dirigió la lucha institucional por la separación del Conservatorio de la Compañía de Fomento Industrial. El hallazgo de las carpetas creadas por la Policía de Puerto Rico contra miles de independentistas, presentan al Cazador como el personaje más carpeteado y perseguido dentro de la organización del Festival Casals en toda su historia. Varios memos dirigidos al capitán Ángel Pérez Casillas, director entonces de la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico, presentan al Cazador como “altamente peligroso porque rehúsa cantar en el Festival Casals,” además de acusarlo de haber dirigido huelgas y movimientos estudiantiles, y haber escrito cuantiosos artículos de periódico sobre el Festival Casals. Fue tanta la persecución policiaca que, cuando El Cazador entraba a los caseríos y vecindarios de mayor peligro, nadie se atrevió a asaltarlo porque sabían que tenía a la Policía siguiéndole. En 1989, el Cazador parte a la otra vida, convirtiéndose en una leyenda en los pasillos del Conservatorio. A la muerte del Compositor Amaury Veray, se apareció como por arte de magia para dejar un escrito en el Suplemento En Rojo, del periódico Claridad. Y en ocasión del Centenario de su progenitor Veray, el Cazador ha vuelto a la vida para celebrar en grande a este compositor.