Yulín tendría que administrar lo que ya existe antes que seguir añadiéndole pisos y garambetas a San Juan. Esa rearticulación del deterioro requiere un ojo menos oportunista que el del arquitecto que busca extender su contrato.
Yulín tendría que administrar lo que ya existe antes que seguir añadiéndole pisos y garambetas a San Juan. Esa rearticulación del deterioro requiere un ojo menos oportunista que el del arquitecto que busca extender su contrato.
Presentación del libro «Derecho al derecho: intersticios y grietas del poder judicial en Puerto Rico», de los profesores Érika Fontánez Torres e Hiram Meléndez Juarbe.
Y luego viene el asunto del miedo, todo ese miedo que una vez se descubre se te pega aunque no te pertenezca. Me aterra el miedo al otro, detonador de la violencia caníbal.
En estos días las redes sociales han estado repletas de defensores y detractores del discurso del consenso, posiblemente el resultado de una izquierda desmoralizada por el legado pírrico de las pasadas elecciones.
La ciudad imaginada por la población es fuente de inseguridad, nido de peligrosidad, evidencia del fracaso social; cualquier cosa menos un espacio de convergencia y pluralidad.
El cuerpo muerto de la arquitectura ya no puede hablar y sólo es la voz de un ventrílocuo necrófilo la que se escucha revivirlo de cuando en cuando. Sólo en un espacio de libertad auténtica podría la arquitectura nacer una vez más…
Para los que nos quedamos y somos parte del presente, no hay manera de aceptar la ruina como el escenario de la vida diaria sin que ello despierte alguna forma de inconformidad y conciencia activista.
Las universidades, que debían estar rescatando al país de esta élite monga, se han vuelto sucursales del conservadurismo inmovilista, por más que un publicista buscón las tenga hablando de “innovación en el siglo 21”.
El problema de San Juan no es Santini ni Ferrer. El problema de San Juan es su base electoral, que se ha auto-constituido en un vertedero humano de infantilidad y enajenación.
Naranja es el color de ese treinta y nueve por ciento que trabaja en Puerto Rico, y que no aguanta más. El otro sesenta y uno es leña para ese fuego, un almacén inflamable que tiene de todo.