Buzzcut
(del poemario inédito Niños malcriados)
Ana llegó aquel día con sus rizos alborotados
un mapo de pequeñas sortijas de oro
―de fantasía―
y como era alta y se sentaba al frente,
no nos dejaba ver a la maestra.
Igual aprovechábamos para jugar o enviarnos notas
sin que la Srta. Higgins nos viera.
Un día alguien escribió:
“Ana tiene la chocha grande y sangra mucho”,
Beatriz, la bocona, lo leyó sílaba a sílaba,
en alta voz
y Ana se fue al baño a llorar.
Y ese día dejé de burlarme de ella
por sus ojos hinchados de tanto desconsuelo.
El día que le quemaron el pelo,
la Sra. Jiménez le echó agua en la cabeza.
Nunca se supo quién le puso el fósforo,
aunque sospechábamos de Mike, el hijoeputa del salón,
pero nadie podía probar nada y el daño estaba hecho.
La maestra le cortó el cabello muy pegado
y ahora Ana parecía un macho, pero aunque era gracioso,
no me reí, porque era injusto y me daba rabia.
Nunca me volví a reír de ella
porque ese día descubrí que la risa
provoca incendios.